—Este es mi primo, Harry.
A la abuela de Mason se le desencajó la mandíbula al verlo. Y no solo a ella, también a la señora Henrietta, la madre de mi ahora novio falso.
Al parecer la cena fue hecha con la intensión de convertirse en una reunión familiar. Llegamos justo a tiempo para verlos sentados alrededor de una gigantesca
mesa de madera que ubicaron bajo carpas al aire libre.
Todo el lugar estaba iluminado por antorchas y luces de navidad.
No sabía que Mason pudiera tener tantas primas, pero todas se encontraban babeando y dándole miradas no tan discretas a mi novio... eh, primo.
Sabía que sería una terrible cosa llevar a Harry y presentarlo como mi primo, pero para empezar, fue su idea, no la mía.
Mason pegó el grito al cielo cuando nos vio llegar juntos. Harry lo amenazó con partirle la nariz si no dejaba que él estuviera presente en cada cosa que hiciéramos.
Finalmente (y bajo serias amenazas más) Mason cedió y lo dejó quedarse.
La señora Henrietta inmediatamente se puso de pie cuando hice mi llegada, y me saludó con dos besos en ambas mejillas.
—¡Mi querida niña! —habló en mi oído mientras me envolvía en un fuerte abrazo—
. Pero qué bueno verte nuevamente. La última vez que te vi estabas de este tamaño
—Ella puso una mano sobre su hombro y comparó esa altura con mi estatura actual—
. Y siempre tan bonita e interesada en mi Mason.
Jaló el brazo de Mason y lo pegó a mi costado.
Tuve que mostrarle una de mis sonrisas falsas para enmascarar la repulsión que me daba estar con él. Aun no había olvidado lo que hizo con Marie el muy sinvergüenza.
—Completamente enamorada como la primera vez —aseguró Mason pasando su brazo sobre mis hombros—. ¿Te acuerdas cuando nos conocimos? Yo estaba en el
taller mecánico con papá y tú venías agarrando la falda de tu madre mientras ella
entraba a su oficina para que le repararan una llanta.
Volví a darle otra sonrisa tensa y falsa, él presionó su agarre aun más fuerte sobre mi piel.
—Eras la niña más bella que haya visto —continuó diciendo—, tenías los ojos tan grises y tan inusuales que caí enamorado desde esa vez.
Escuché a varias chicas suspirar y tuve que resistir la tentación de rodarle los ojos.
Sí claro, enamorado y acostándose con Marie para "obtener experiencia".
Volví a sonreír falsamente.
—Por cierto, no sabía que tenías primos tan apuestos como este —me dijo la señora Henrietta, intentando coquetear con Harry—. Pero mira cuánto músculo bien
formado. ¿Te gustaría posar desnudo para mí?
Me atraganté con mi propia saliva. La mamá de Mason era una artista y constantemente hacía esculturas en piedra para donarlas a plazas locales; no era sorpresa alguna que ella siempre trabajaba con desnudos, lo que sí era una sorpresa fue que se lo pidiera tan descaradamente a Harry.
—¡Mamá! —regañó Mason— ¿Podrías no hacer esto ahora?
—Oh, no es ningún problema —respondió Harry—, la cuestión es que tengo una novia muy celosa y no creo que le gustaría que alguien más, aparte de ella, me viera desnudo.