♡29 parte 2♡

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Él puso ambas manos en los laterales de mi cabeza, apoyándolas en la pared. Su cuerpo rozaba el mío de forma descarada. Sus labios estaban a centímetros de mi boca.

—¿Has estado bien? —susurró—. ¿Algún otro ataque de pánico, tal vez provocado por lo imbécil que me porté?

Sus ojos me tenían hipnotizada.

Negué con la cabeza, se me hacía difícil hablar.

—Bien. Te dije que me encargaría del idiota lame pollas, no tienes que preocuparte nunca más por él... o el otro retardado que lo acompañó ese día; también se fue en el mismo combo.

—¿Entonces es verdad que les tatuaste la frente y los dejaste en un bar como esclavos sexuales?

Harry se rió con fuerza, haciendo vibrar su pecho.

—Veo que los rumores corren rápido, eso es bueno. Sí, tienen un recuerdo permanente de parte de mi tatuador personal. Y en cuanto a lo otro, no te preocupes, le pedí el favor a unos amigos de asustarlos hasta que se hicieran en los pantalones. Creo que pensaron que iban a ser violados.

—No tenías por qué haberlo hecho. Te hubieras ahorrado las molestias.

—¿Bromeas? Nadie se mete contigo y sale ileso para contarlo. Eso es peor que meterse conmigo.

Sus ojos bajaron hacia mi boca, después a mi clavícula y seguidamente a mis pechos. Tragó y luego volvió a mirarme a los ojos.

—¿Quién era ese tipo con el que almorzabas? —demandó—. ¿Has dormido con

alguien más que no sea yo?

Abrí la boca y con la misma velocidad la cerré. ¿Quién se creía que era? ¿Mi dueño?

Traté de empujarlo con mis brazos, pero él aplastó una de sus manos contra mi rodilla, justo por donde terminaba mi vestido.

Su mano subió hasta llegar a mi muslo, y de ahí me apretó con fuerza el trasero.

—No tiene por qué importarte con quién duerma o no —lo desafié con la mirada a ver si trataba de decir otra cosa, pero se calló y se limitó a seguir tocando mi trasero.

Pronto su otra mano se metió bajo mi vestido también, empujando mis bragas y haciéndolas a un lado mientras sus dedos acariciaban mi piel.

Aparté una de sus manos y como pude volví a colocar mi ropa interior en una cómoda posición.

—No me... —iba a decirle que dejara de tocarme, pero me quedé sin palabras cuando, de nuevo, sus manos estaban en mi trasero, esta vez empujándome hacia

arriba, dejándome en puntillas y a la misma altura que sus caderas.

—Necesito que me digas —dijo con los dientes apretados. Lentamente comenzó a acariciarme, a golpear tentativamente sus caderas contra las mías.

Oh, santo papa…

—Dime _____ —su mano me sostenía y me empujaba contra la parte dura de su cuerpo, elevando mis pies un poco más del suelo—, ¿has estado íntimamente con otro además de mí?

Yo no podía hablar, abría la boca pero era únicamente con fines de exhalar aire. Me sujeté a sus hombros cuando, en uno de los movimientos, me empujo más

arriba, hasta que mi entrepierna se estaba rozando con su pantalón.

Jadeé y cerré los ojos, echando mi cabeza hacia atrás.

Saaaanto… grial.

De repente él se detuvo y sus manos viajaron a mis rodillas, separando mis piernas y colocándolas a ambos lados de sus caderas, mi espalda descansando contra la pared.

{Terminada} ᴘroнιвιdo eɴαмorαrѕe de нαrry ѕтyleѕ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora