♡Capítulo 29♡

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—Algunas pruebas fallan. No siempre cuando el resultado te dice negativo quiere decir que sea un cien por ciento negativo... Son falsos positivos —Shio seguía hablando sin parar; mordiendo sus uñas ocasionalmente, y siguiéndome a todos lados mientras yo preparaba mi ropa para mi cita con Seth.

Él y yo llevábamos, ya con éste, varios días de vernos fuera de launiversidad, pero sinceramente estaba más preocupada por mi posible embarazo que por mi vida amorosa.

Habían pasado exactamente cinco días desde que me hice esa prueba, y a pesar de que dio negativo, no dejaba de tener esas náuseas matutinas, mareos, y siempre que llegaba a casa después del trabajo, estaba hecha un desastre del

cansancio. Y eso por no mencionar que mi periodo tenía varios días de retraso. Antes

no lo había notado ya que el mío venía de forma irregular y poco precisa; pero haciendo un conteo de los días, yo estaba muy, muy retrasada.

Casi no comía bien, ya fuera porque no soportaba el olor de la mayoría de los alimentos (lo que a su vez me provocaba vomitar sin control), o porque lo único que

soportaba mi estómago en ese momento eran los duraznos... Aunque también

terminaba vomitándolos.

No podía seguir jugando con Seth, no iba a responsabilizarlo por algo que no era de él. Y tampoco quería darle más alas; no estaba enamorada, difícilmente podría estarlo en un futuro (gracias a que cierto chico de ojos verdes me arruinó para los demás), y tenía que hacérselo saber antes de continuar confundiendo sus sentimientos.

Por eso lo llamé, para que nos viéramos en el restaurante de un hotel.

Era un lugar bastante concurrido, con una piscina y un buen menú que podía fácilmente digerir mi estómago sensible, ya sea porque encubaba una lombriz, o a un

pequeño Harry Styles.

Decidí hacerme nuevamente otra prueba la próxima semana, solo para saber si el resultado cambiaría. Y si continuaba dando negativo, tendría que ir a consulta con un médico porque no habría razón alguna para estar con estos síntomas a menos que de verdad tuviera una lombriz solitaria en mi intestino.

—Luces distraída, ¿qué te ocurre? —preguntó Shio, sentada a orillas de mi cama—

. Deja de estresarte pensando en si estás o no embarazada.

Suspiré, exhalando todo el aire de mis pulmones, y luego me senté a su lado.

—Me siento fatal. No he podido dormir bien en estos días, y lo peor de todo es que tengo miedo.

—¿Miedo a qué? Tragué saliva.

—Miedo a estar embarazada y criar a un hijo yo sola. No creo que pueda hacerlo

sin ayuda. Soy tan cobarde...

—Tranquila, ____. Vas a ver cómo cada cosa vuelve a su lugar.

Suspiré nuevamente y me levanté, no queriendo echarme a llorar y sentir lástima por lo patética que se había vuelto mi vida.

—¿Entonces? ¿Qué dice mejor: lo siento pero no podemos seguir saliendo porque

creo que estoy embarazada de un tipo que hace aproximadamente dos meses no veo?

Extendí un corto vestido color crema, y en la otra mano extendí uno de color verde menta.

Shio me señaló el crema, y decidí probarme primero ese.

—Oye, _____ —dijo ella tímidamente mientras yo ponía algo de orden en mi habitación— ¿Puedo hacerte una pregunta?

—Claro.

{Terminada} ᴘroнιвιdo eɴαмorαrѕe de нαrry ѕтyleѕ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora