El comienzo de todo

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Kirishima Eijiro tenía apenas 10 años cuando la tan esperada carta llego a su hogar. El tenía, no.. mejor dicho, él sabia que iba a ser un Alfa. Todo en el lo demostraba. Su físico, su particularidad, todo.

Aunque, de igual forma, si fuese Beta tampoco le molestaba. En su linea de sangre jamas nació un Omega. Por parte de su padre, tanto él como su hermano son Alfas, y el padre del mismo también. La madre de su padre era Beta, y la mamá de nuestro querido Kirishima también lo es. Y si seguimos tiempo atrás en la linea sanguínea, no se nombra ningún omega.
Eso dejaba tranquilo a Eijiro, fuese Alfa o Beta no le preocupaba, él solo quería ser el mejor, salvar la vida de las personas, ser un héroe, no solo para su amada madre o su hermana, si no para toda la sociedad. El estaba decidido, seria el primer héroe en su familia. Y el echo de  ser alfa le abriría las puertas de forma mas sencilla a la tan prestigiosa academia de héroes U.A, aunque los Betas tampoco estaban mal vistos.

Los Omega, por otro lado, nunca ingresaban al programa de héroes. Si algún tonto Omega intentaba ingresar normalmente era descalificado.

Los Omegas destacaban por ser débiles, físicamente hablando, ya que sus cuerpos nacen principalmente para la gestación.
La mayoría no despertaba Quircks que sirvieran para ser héroes. Es mas, del 50% de la población que nacía con Quircks, solo un 5% eran Omegas, ya que sus cuerpos no estaban preparados para ese tipo de poderes. Y los que si tenían eran Quircks tontos como mover cosas livianas con la mente poder emitir levemente frió o calor de sus extremidades.

Kirishima nació con el don del endurecimiento. Actualmente tenia 10 y ya podía endurecer su cuerpo casi por completo manteniendolo el tiempo suficiente en una pelea, aunque debía entrenar bastante para mejorarlo.
No era un Quirck muy llamativo, pero él estaba conforme. 

Todo apuntaba a que seria un Alfa, igual que su padre ¡Eso sin dudarlo!.

Hasta que llego el día... 

El cartero dejó un pilar de cartas atadas en la puerta de la casa de los Kirishima's. Eijiro, apenas escuchó que el viejito encurbado vestido de azul y con gorra salio de su jardín cerrando la puerta del patio, salio disparado. Abrió la puerta con fuerza , golpeando la mesita que se encontraba en un costado de esta haciendo que la señora Hana Kirishima le grite desde la cocina donde se encontraba lavando los platos. Kirishima ignoró a su madre, tirando todas las cartas al piso. Había como siete, hasta que encontró el sobre que poseía la insignia del hospital donde se hizo los estudios.
La madre de Eijiro venia caminando a paso rápido mientras se secaba las manos con el delantal

 -Ya llego? Ábrela, pronto - 

Se agacho delante de su hijo, emocionada, mientras este empezaba a romper con poco cuidado el sobre, tenia una sonrisa de oreja a oreja 

- Ya quiero ver la cara de tu padre cuando lea que eres Alfa al igual que el, tu tío y tu abuelo- dijo, ya agachada con las manos sobre las piernas dobladas mientras miraba a su hijo con una sonrisa.

Él y su madre pensaban lo mismo, sorprender a su padre. Aunque no fuese gran sorpresa por el tema de su linea sanguina. Para el señor Arata Kirishima lo peor que podría pasar seria que su hijo fuese Beta, aunque no demostraría estar muy enojado. Él apoyaría a su hijo fuera Alfa o Beta.

Kirishima mantenía su gran sonrisa mientras terminaba de romper el sobre y abrir la carta. Pensaba en como le daría a su padre la noticia, la cara que él pondría, los ojos llenos de orgullo que le daría una vez que lo mirara luego de leer la carta, la felicidad con la que lo abraz....

-Eijirou, que sucede? - La madre de Eijiro ceso su sonrisa enseguida cuando vio que su bebé se estaba poniendo pálido poco a poco mientras leía el papel del hospital, con una cara asustada como si hubiera visto a la muerte en los ojos..

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