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- Estoy cansado de siempre escuchar lo mismo. Joder, princesa- lo escucho hacer pausa resoplando- me enfrente a él por ti, todo lo hago por ti. Y tu ni una llamada eres capaz de darme para saber como estoy. ¿Sabes? Me hubiera gustado que en lugar de quedarte hablando con él, te hubieras venido conmigo, porque yo te necesitaba, ¿sabes lo que me costo llegar a casa? Me sentía mal, estaba adolorido… pero a ti no te importo

- Si que me importo- le miento, porque realmente ni siquiera había pensando en él

- No. Yo soy tu segundo plato… eso no es justo- lo escucho sollozar del otro lado de la línea y se me salen algunas lágrimas ¿tan mala he sido?

- Perdóname, por favor- Jai se levanta de la cama echo una furia, pero yo continuo hablando- ¿Qué te parece si nos vemos, eh? ¿Quedamos en media hora?- Jai me mira incrédulo

- No me interesa que quedes conmigo por lastima- dice de manera amarga

- Quiero verte y que hablemos en persona. - digo segura a pesar de que Jai parece apunto de lanzarse a mi yugular

- Esta bien, ¿paso por ti?

- Si, aquí te espero- dicho eso los dos colgamos.

Yo me levanto de la cama y salgo al salón, con Jai detrás, abro la puerta y le invito a salir. Él me mira confuso y sorprendido. En lugar de salir me toma de la mano me acerca a él.

- ¿Estas segura de lo que haces?

- Matias es mi amigo, y yo no he sido buena con él. No dejaré de verlo porque a ti no te caiga bien- digo separándome de él

- ¿Y lo que acaba de pasar qué?

- Nada. Con eso nada. ¿Sabes? Me alegro de que Matias nos haya interrumpido, porque así me ahorro el tener que arrepentirme luego de haber tenido sexo contigo

- ¿Sexo? Tu y yo nunca hemos tenido sexo- me susurra cerca de los labios

- ¿Ah no? ¿Entonces que ha sido?- cuando el esta apunto de responder levanto la mano para que no hable- no me interesa. - me agacho y cojo las flores del suelo- no me vas a comprar con unas flores, Jai. - y se las tiro al pecho

- ¿De que vas? Pensé que…

- No, Jai, lo de hace un momento fue un error- digo con todo el dolor de mi alma- por favor, márchate

El mira el ramo de flores, las deja sobre la mesa, pasa por mi lado sin mirarme y antes de que me de tiempo a cerrar la puerta él me mira, con cierta tristeza que intenta disimular y con decepción. Yo cierro la puerta, no puedo simplemente quedarme mirándolo o viéndolo marchar, porque sé que no aguantaría y me echaría a su brazos.

  Matias toca el timbre con cierta desesperación, yo abro y lo escucho subir las escaleras de dos en dos, agitado, cuando llega a mi puerta se detiene delante de mi, me mira un momento y me rodea con sus brazos. Yo dejo que me abrace, me he comportado muy mal con él. Todo lo que me dijo por teléfono es muy cierto. Él se ha preocupado por mi y ha demostrado quererme. Y yo no he hecho más que pasar de él o solo buscarlo cuando lo necesito. Y eso no es justo.

- Espera un momento, cojo el bolso y nos vamos - le digo sonriendo, él asiente, voy hasta mi habitación y cojo el bolso, cuando salgo encuentro a Matias con el ramo de flores que me dio Jai en la mano

- ¿Y esto? ¿Contra quien tengo que competir?- dice con una sonrisa, ya, porque ni se imagina de quienes son

- No son de nadie- digo haciendo una mueca- ¿nos vamos?

- Claro, y por el camino me lo cuentas- dice guiñándome un ojo- pero de momento, nos la llevamos y la tiramos ¿te parece?- yo le miro enarcando una ceja ¿desde cuando decide él si tirarlas o no?

- ¿Y tu que sabes si me gustan?- digo quitándoselas

- Oh vamos, si las apreciarás no dirías que no son nadie ¿o si?

- Bueno, ¿sabes qué? Da igual, vámonos - digo las cojo y las tiro a la basura y salimos de casa

- Siento el numerito de antes

- No importa. Además, creo que tienes razón, me he portado mal contigo y tu has sido muy buen chico. - digo encogiéndome de hombros- Jai te hizo daño y… yo tendría que haberme mostrado más preocupada por ti, a fin de cuentas lo hiciste para defenderme

- Ya… bueno, tampoco me hagas mucho caso, sabes que a veces me pongo sensible- dice haciendo muecas y consigue hacerme reír

- ¿Cómo te sientes?- le pregunto después de un rato caminando en silencio- ¿te dijeron algo tus padres?

- Oh, no. Ellos no estaban, por suerte. Y estoy bien, gracias por preguntar aunque sean tres días después- dice riendo

- Que tonta soy, de verdad- digo haciendo una mueca

- Eres una tonta adorable- dice cogiéndome de los cachetes, yo me quejo y le pego en el hombro mientras río.

En cuanto llegamos al parque nos sentamos en el césped, yo miro a todos lados, menos a Matias. Y es que me aburre. Después de un rato nuestra conversación se enfrío y ya no encontrábamos de que hablar. Y me doy cuenta que la cosa ya no es como antes, nos podíamos pasar horas así, callados, mirándonos, pero ya no siento esa conexión, esa confianza. Y creo que él también lo sabe. Lo nuestro acabo, el amor que teníamos se apago. Ni siquiera quedan cenizas, estoy segura.

- Bueno… cuéntame del de las flores- salta de repente, yo le miro y niego con la cabeza- venga, cuéntame

- Que no, que no es nada

- ¿Lo conozco? - yo ruedo los ojos comenzando a molestarme por su insistencia- Venga, cuéntame

- No le conoces, de hecho yo tampoco me la envío una anónimo- digo todo tan rápido que tengo que tomar aire después, él me mira con el ceño fruncido

- Esta bien, haré como que me lo creo- dice sonriendo

Yo suspiro aliviada, mucho mejor, porque aunque yo ya no tenga sentimientos hacia él, sé que el los mantiene hacia mi. Y no quiero ni imaginar lo que puede pasar si todo esto explota algún día.

Y así..El tiburón se enamoró del pececito (Jai Brooks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora