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Me rodea por la cintura y me besa despacio, tierno, me mata cuando me besa de esa manera, yo lo rodeo por el cuello y siento la mirada curiosa de algunos, es decir, ¿no hace pocos días yo lo había dejado humillado aquí mismo? Pero no me importa, solo me centro en nuestro beso.

En cuanto me gusta que me rodee con sus brazos como si no quisiese dejarme ir nunca y se entrega a mi con esos malditos besos matadores y que me hacen pensar que quizás debería perdonarle y volver con él. Con mucho esfuerzo, termino separándome de él, que sigue rodeándome por la cintura y me mira embobado, yo sonrío divertida, casi parece que solo tiene ojos para mi. Y me gusta pensarlo. Me doy media vuelta y miro a Nikki, que esta a punto de explotar de la rabia, las chicas solo miran incrédulas.

- Yo ya le tengo- le digo, ella se acelera y cuando esta apunto de lanzárse encima mio y gritarme que soy una zorra, Jai se pone delante impidiéndole acercarse más a mi.

- No, Nikki, para- le dice empujándola suavemente hacia atrás, ella parece llenarse más de rabia

- ¡No la defiendas!- grita como histérica- ¡No es más que una zorra que se interpuso entre nosotros!

- ¡Tu y yo nunca hemos tenido nada! Entiéndelo de una maldita vez- le grita este- mejor vete

- No hasta que le arranque los ojos a esta hija de puta

Comienza a forcejear con Jai para llegar a mi, que la toma por la cintura y la levanta en un intento de alejarla más pero ella sigue pataleando y chillando como una perra histérica que solo hace el ridículo. Casi que me da lastima. Las chicas se acercan a mi y los amigos de Jai parecen disfrutar del espectáculo, otros del instituto también nos rodean viendo el show, comienzo a sentir vergüenza, ¿Cuándo he formado yo parte de este tipo de jaleos que se forman a la salida del instituto por novios y ese tipo de mierda? Gracias a Dios que ya este es el último día de clases, porque esto ya es vergonzoso.

- ¿Sabes? Aquí te dejo con tu loca, a ver si se tranquiliza- digo media burlona siguiendo en mi papel

No espero a que me conteste, solo me voy de allí dejando a los curiosos con ganas de pelea. Lorena corre para ponerse a mi lado y va diciendo lo flipante que le parece todo, pero yo no la escucho. Solo me pregunto en que momento mi vida se volvió tan patas arriba. De todos modos, yo debería estar pensando en la operación que le hacen mañana a mi padre, no en tonterías del amor.

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La abuela me despierta de mi encantador sueño. Mi sueño con el pasado. Cuando mis padres y yo éramos… una bonita familia. Con problemas, si, pero al menos… bueno, al menos no como ahora. La miro algo despistada, ¿Qué quiere? ¿No me dice siempre que duerma? Miro la hora en mi móvil, son solo las diez de la mañana. Y bueno, es sábado y he terminado las clases.

- Venga, cielo, despierta tienes que ver esto. - me dice moviéndome

- Ok abuela, ya- digo molesta mientras me incorporo, ella sale al salón y cuando abro bien los ojos me doy cuenta de lo que tengo rodeándome.

Rosas rojas. Por toda la habitación. Se mezclan con amarillas, que también son de mis favoritas y están repartidas por todo el suelo de mi habitación yo miro todo incrédula ¿de donde salieron tantas? No puedo evitar sonreír al imaginar quien las mando. Jai. Él ayer estuvo aquí con flores, esto seguro es obra de él.

- Tengo que reconocer que se la esta jugando- dice el abuelo desde la puerta, yo río en voz baja divertida.

Me levanto de la cama con miedo a pisarlas, camino despacio y cojo dos de ellas, las huelo, me encanta. Miro hacia fuera, en el salón. Y allí también hay. Me acerco sonriendo y negando con la cabeza.

- Cariño, ¿se puede saber quien envío esto?- pregunta mi madre desde la cocina mirando fascinada- en la notita no pone nombre- dice sosteniéndola en la mano, me acerco corriendo y se la arrebato.

Pececito.

Dijiste que con un ramo no te compraría, así que he probado con mandarte cien más.

Fui estúpido y solo espero que me perdones.

Tu tiburón.

Sonrío como tonta enamorada, vuelvo a leer y suspiro como si estuviera en un sueño. No conocía ese lado romántico de Jai. Pensé que ni existía esa parte en él. Miro que mi madre sostiene un ramo en la mano y las mira curiosa.

- ¿Y porque me han enviado uno a mí?- me pregunta confusa

- ¿No te viene con notita?- le pregunto, ella niega y yo sonrío- esto… ha sido Jai, mama, seguro es su manera de volver a ganar puntos contigo

- ¿Puntos conmigo? ¿ese niño cree que caeré por unas rosas?

- No, mama. Él solo… te quiere hacer ver que no es tan mal chico a pesar de lo que paso. Y te quiere hacer ver que me quiere- susurro por último

- Me da igual. Como quiera no quiero que estés con un drogadicto

- Mama, el no es drogadicto, ¡yo ya te explique!- digo con la necesidad de defenderle

- Si, pero aún no me gusta, lo siento amor. - suspira- vamos a recoger esto, tu ve duchándote que te tenemos que ir al hospital, en una hora operan a papa, recuerda- yo asiento con la cabeza y echo un último vistazo a las rosas.

Entro a mi habitación con mi abuela detrás que me mira curiosa, yo sonrío y me tiro en la cama, me incorporo y recojo varias flores del suelo. Mi abuela se sienta a mi lado y me observa.

- ¿A ti que te parece abuela?- le pregunto sentándome

- Muy romántico.

- Entonces… ¿debería perdonarle?

- No lo se, cariño. Tu eres grande, debes tomar tus decisiones, si crees que esto es suficiente para volver con él hazlo, pero sabes que tu madre no esta de acuerdo con esa relación…

- Si, pero tu acabas de decir que soy grande- digo sonriendo

- Ay cielo, solo espero que no te equivoques - me dice, me acaricia el pelo y se levanta hiendo hacia la puerta

- Abuela ¿Quién trajo las flores?- pregunto curiosa

- Los de la floristería, cuando llegaron diciendo que traían un encargo para ti nos sorprendimos, y no veas como nos quedamos cuando vimos que entraban y entraban dejándolas esparcidas por todo el salón, fue graciosa la cara de tu madre- dice sonriendo- venga, báñate que nos tenemos que ir.

Suspiro. Yo también espero no equivocarme.

Y así..El tiburón se enamoró del pececito (Jai Brooks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora