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El resto del día pasa normal, aburrimiento total, como siempre. Y Jai que normalmente suele aparecer a las últimas tres clases no ha venido. Es como si supiese que tiene que hablar conmigo sobre el trabajo, pues a pesar de todo él sabía perfectamente bien que el trabajo es para hoy. Pues si lo que espera es librarse de mi, va listo.

Espero con ansias la hora en la que suene el timbre indicando el fin de clase por hoy, me la he pasado planeando que decirle. Y ya sé que no es normal. Pero no he podido evitarlo, mi mente viaja al momento en el que lo veré en el parque que hay cerca del instituto rodeado de sus amiguitos los machotes y la forma chulesca en la que tenía pensando acercarme y decirle que si o si quedaríamos esta tarde para hacer el trabajo.

Vale. Pues mi plan al traste. Porque en cuanto lo veo a lo lejos sentado en un banco y riendo por alguna gilipollez que habrá dicho uno de sus amigos, se me fue la valentía. El corazón comenzó a latirme a mil por horas. Y quizás él lo escucho, porque su mirada se poso en mi. Pero en seguida vuelve a prestar atención a sus amigos y coge el porro que le ofrece uno de ellos.

- Lore, ¿me acompañas a hablar con Jai? Me da cosa ir sola- le digo haciendo una mueca, ella mira hacia donde esta él

- Vale. Vamos, ¿Qué es lo que le tienes que decir? ¿es por el trabajo?

- Si. No pienso suspender. Estamos a finales del segundo trimestre, y no quiero tener nada pendiente que aprobar para la última.

- Ya, si no luego es más difícil la última

- Exacto. Y si a Jai le da igual, a mi no- digo tajante

Me paro enfrente de él tomada del brazo de Lorena, pues me da más seguridad tener un apoyo entre aquella manada de gilipollas. Sus amigos me miran con curiosidad, lo veo lógico pues no me conocen de nada, salvo uno que me sonríe, parece recodarme de aquel botellón en la que fui una“forever alone” por completo. Forever Alone. Cuantas payasadas se les ocurre a la gente, de verdad. Lo peor es que voy yo y las repito.

Jai me mira con interrogación y se levanta del banco quedando a más altura que yo, al menos una cabeza más. Vaya, sentía más seguridad cuando él estaba sentado y yo parecía ser la fuerte. Él da una calada al porro y expulsa el humo en mi cara. Sí, en mi cara. Comienzo a toser con fuerza y los que están alrededor incluido él se ríen de mi. Cuanta impotencia. Me dieron ganas de pegarle una hostia que le dejará marcado de por vida. Pero, ¿Por qué es tan gilipollas?

- Oye- le grita Lorena- no te pases- le dice molesta

- Vaya pececito, ahora tienes defensora- dice burlón- pensé que podías sola- yo le miro con rabia y reprimiendo las ganas de llorar al escuchar las burlas detrás

- Eres idiota- le digo molesta y sus amigos hacen un “uh” patético. Jai no dice nada solo sonríe de forma maliciosa y vuelve a dar otra calada para tirarme el humo en la cara provocando que vuelva a toser- ¡para ya, joder!- y le empujo, pero el apenas y se mueve

- Ten cuidadito como me hablas, niña- me dice de forma amenazadora

- Mira, solo vine a decirte que tenemos que quedar para el trabajo de Biología - digo ignorando su amenaza

- ¿Me ves cara de que vaya a hacerlo?

- Sé que a ti te da igual todo, pero a mi no. Y de ese trabajo depende mi nota. Y el profesor exige que lo hagamos juntos. Así que tu veras- le digo encogiéndome de hombros y cruzándome de brazos a la vez

- No lo pienso hacer

- Pero…

- Si tanto te importa, hazlo todo tú solita, y ya- dice con tranquilidad- y si el viejo ese quiere ver que fue de los dos, eso es fácil, pones mi nombre al final y le haces creer que lo hicimos los dos. ¿Te parece?- me dice guiñándome el ojo

Y así..El tiburón se enamoró del pececito (Jai Brooks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora