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Voy de camino al instituto, hoy de nuevo llego tarde, pero no me importa, realmente si fuese por mi, ni iría, pero no tengo nada mejor que hacer. Mi madre se quedo durmiendo en casa, necesita descansar al igual que yo necesito estar alejada de ella.

Las cosas no podrían ir peor, y yo aún me pregunto si de verdad lo merecemos. Entro al parque del instituto, no se como se llama, pero allí solo van estudiantes a la hora del recreo o en esos días que hacen pellas las primeras horas. Camino distraída. Y entonces le veo.

Jai esta sentado en unos de los bancos que rodea la pequeña mesa, a su lado hay otros chicos, no conozco a ninguno, salvo a Daniel, que ríe como si le hubiesen contando un chiste. Hacia bastantes días que no les veía juntos, incluso pensé que ya no eran amigos después de lo ocurrido, eso debí imaginarme que no dejarían de serlo por algo de un momento.

Sigo caminando como si no estuviesen hay, Jai no me ha visto, pues esta de espaldas a mi, cuando ya me he separado unos metros de ellos, miro hacia atrás. Y un gran OH de sorpresa se escapa de mis labios. Jai se esta metiendo cocaína. Esto es muy fuerte. Sabía de sobra Jai fumaba tanto tabaco normal, como de liar, porros y marihuana. Pero nunca cocaína. Eso son cosas mayores.

No puedo evitar llenarme de rabia, ¿Cómo puede hacer algo tan asqueroso? Esta bastante centrado en lo suyo, con la cabeza agachada y sorbe por la nariz un rayita de esa cosa blanca. Sin darme cuenta, me acerco a ellos, con decisión me pongo en frente de Jai, ajena a la mirada de desconcierto que tienen sus amigos.

- Ya esta aquí la pesada- dice Daniel rodando los ojos, es entonces cuando Jai sonriendo levanta la cabeza y me mira, parece sorprendido - ¿Qué quieres, niña? No ves que estamos ocupados. - sigue hablando Daniel, pero yo le ignoro

Yo sigo mirando a Jai, con enfado y decepción, él parece avergonzando, pero solo por un momento, mira a sus amigos, vuelve a mirarme, sonríe con cinismo y separa otra rayita con un pedazo de cartón y la inhala. Luego vuelve a mirarme sonriendo.

- ¿Quieres?- me pregunta Jai, yo, sorprendida y enfadada, tiro el resto de la mesa.

Gran error. ¿Cómo se me ocurre tirarle la cocaína a unos drogadictos en su misma cara? Jai me mira sorprendido y se levanta, doy un paso atrás por instinto y me arrepiento de lo que he hecho. Quiero decir, ¿de verdad, en que pensaba cuando lo he hecho? Los chicos a su alrededor están revolucionados y comienzan a insultarme, pero yo solo miro a Jai que tiene la cara roja de rabia y parece a un punto de lanzárseme encima. Pero uno de sus amigos se le adelanta. Se pone detrás de mi y me envuelve con el brazo por el cuello, yo gimo del susto e intento soltarme, pero es inútil.

- Hija de puta- me grita- ¿de que coño vas, eh? Niñata de mierda- me sigue gritando mientras me aprieta más y yo comienzo a toser- mas te vale que nos la pagues, no tienes ni idea de cuanto cuesta, gilipollas.

- Suéltame- logro decir- lo siento ¿vale?

- ¡Ni lo sientes ni leches! Tendrá morro la perra esta- dice para sus amigos y ríe histéricamente- mira guapita, por más buena que estés esto no queda así… ¡esa coca nos las pagas! Y me da igual que no tengas dinero

Me da un fuerte empujón y caigo al suelo, suelto un pequeño grito de dolor, me doy la vuelta y encuentro que se están riendo, miro a Jai que permanece serio mirándome. Se me salen algunas lagrimas mientras le miro, tirada en suelo y humillada. Yo solo estaba preocupada por él, enojada porque no quiero que él se haga daño así mismo. Sin embargo, él ni quiera parece importarle como me tratan las mierdas con la que se junta. No le importo en absoluto.

Me levanto del suelo, en el que hay algunas piedras que me dejan marcas en la mano e incluso una pequeña cortada que casi no se nota, pero sangra un poco. Me seco las lagrimas. ¿Qué hago ahora? ¿Qué les digo? ¿salgo corriendo?

- ¿Qué pasa aquí?- pregunta a voz en grito detrás de mi. No me hace falta darme la vuelta para ver quien es. Ya lo se. Es Matias.

- Oh, pero mira, si ha venido un héroe- dice Daniel riendo

- Mira, princesita, mejor no te metas- interviene por primera vez Jai, yo le miro sorprendida, ¿Qué insinúa? ¿Qué es mejor que él se vaya para que sus amigos me acribillen mientras él solo mira?

- Pero, ¿tu de que vas?- le pregunta enojado Matias, sé que dirige en concreto a Jai y se acerca a mi para rodearme por los hombros- el otro día la defiendes de mi, pero hoy, que tus… colegas son capaces de molerla a golpes… te quedas calladito, ¿Qué pasa? ¿Qué solo eres valiente cuando es contra uno, eh?

Sé que Matias solo quiere provocarle, y yo no quiero problemas. No quiero que se peleen. No quiero que Matas corra riesgo por mi culpa. Jai da un paso hacia adelante y le encara.

- ¿Qué es lo que has dicho, maricón?- Matias se pone delante de mi para tenerlo más cerca y le mira altanero, el resto mira expectantes, esperando la pelea, haciendo sus apuestas mentales y sé que todos van con Jai, pues es más fuerte y esta bastante claro que tiene más experiencia en el tema de peleas.

- Lo que has escuchado, gilipollas- le reta Matias, los chicos murmullan a su alrededor.

Y entonces Jai hace lo predecible: Le pega un puñetazo por el estómago. Matias se queja y cae de rodillas al suelo y Jai le pega una patada que lo levantan unos pocos centímetros del suelo y cae de lado. Yo me alarmo y me acerco corriendo a él, que casi no se puede mover, miro con desprecio a Jai y le grito lo que nunca creí que le diría:

- ¡Eres un idiota! Hijo de puta, ¿Por qué eres así? ¡maldita bestia!- le grito y me levanto para encararlo y comienzo a darle puñetazos, sé que los de su alrededor están sorprendidos, pues Jai no hace nada por defenderse- yo solo estaba preocupada por ti y tus mierda de amigos miran lo que me hacen mientras tu solo miras, gilipollas- le sigo gritando sin controlar lo que digo y comienzo a llorar mientras le pego- Cerdo, asqueroso…

- ¡Para ya, joder!- me grita molesto y me coge las manos para parar mis golpes, me empuja y me tambaleo

- Te odio. - le susurro, solo para que lo escuche él.

Voy corriendo hasta donde Matias, que sigue en el suelo quejándose y sangrando, le ayudo a ponerse en pie y con una última mirada que le hecho a Jai me voy de allí con Matias, no sin antes escuchar el mensaje de Daniel:

- Oye, niñita- me grita y me detengo aún de espaldas- más te vale que consigas los cien pavos que nos costo la coca que nos tiraste, ¿entiendes?

Yo le ignoro y sigo caminando, pero me lo pienso mejor y les hago el famoso gesto tan obsceno, con el dedo corazón. Algunos se ríen pero sé que siguen cabreados. Daniel refunfuña y siento como comienza a caminar detrás de mi. Pero escucho a Jai decir:

- Déjala. Ya arreglaremos cuentas luego.

Y así..El tiburón se enamoró del pececito (Jai Brooks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora