La Razón De Estar Contigo.

Capítulo 11.

Se siente como un vacío existencial.

Como un muy grande hueco dentro.

Últimamente no soy nada más que un manojo de suspiros.

Paso con el tenedor la comida en mi plato de un lado al otro, coloco mi mano a un costado de una de mis mejillas y me recargo en esta aún sin probar bocado.

-Rae.. hija.. -Escucho la voz de mi madre. -Esta situación.. Tu padre y yo no podríamos estar más preocupados.

Cierro y abro los ojos un par de veces sintiéndolos pesados, creo que el no dormir está teniendo repercusiones.

-¿Rae? -Insiste mamá.

Vamos Rae, lo que menos necesitas ahora es hacer molestar a tu madre.

-Mamá estoy bien. -Digo como un gruñido.

-¿Quieres que hablemos?

-Yo.. -Niego. -no realmente.

-Esta bien. -Dice soltando un suspiro y acercándose a mi para darme un beso en la cabeza. -Sabes que siempre estaré para ti cariño, iré a dormir, pero dejaré la puerta abierta y una luz encendida, puedes entrar y despertarme para hablar, o puedes simplemente entrar y tumbarte en la cama conmigo.

Siento un nudo en la garganta al terminar de escucharle. ¿Qué haría yo sin ella? -Te amo ma. -Hablo con la voz quebrada y con los ojos cristalizados.

-Yo a ti.

Me da un nuevo beso y termina por marcharse.

Cierro los ojos colocando mi cabeza sobre mis brazos cruzados en la barra. Esto es demasiado.

Ryan..

Ryan..

Maldita sea Ryan. Me has dejado.

Comienzo a sollozar sin ser consiente, lágrimas han comenzado a descender de mis ojos perdiéndose en la tela de mi suéter.

Esto sería más fácil si él estuviera aquí para enfrentarlo conmigo.

No creí que fuera a sentirme tan vacía, desde ese día, cuando Ryan se culpó por la acción de Noah y decidió apartarse de mi, demonios, el solo recordarlo me devuelve horcajadas de sufrimiento.

(...)

-Necesitas a alguien real, necesitas unos brazos que puedan sujetarte y una mano que pueda tomar la tuya frente al resto de personas.

No soy tan egoísta, tu necesitas a alguien real.

-No soy tan egoísta, tú necesitas a alguien real. -Repito sus crudas palabras bajito y en mi mente mientras mi llanto se hace más intenso.

De todas aquellas preguntas que me hacía a mi misma recaen abruptamente sus respuestas. Me acostumbre tanto, demasiado a Ryan que ahora que ya no lo tengo, no tengo ni idea de qué hacer.

Me levanto pesadamente del comedor, apago las luces de la cocina y de la sala y me encamino a la habitación de mi madre.

Mi madre, lo único bueno que aún sostengo en la vida.

Abro la puerta lentamente causando unos pequeños rechinidos, los cuales, hacen a mi mamá abrir los ojos y sonreír. -Ven. -Dice extendiéndome su mano.

Me apresuro a donde está ella mientras mis mejillas terminan de mojarse de nueva cuenta. Pero entonces cuando estoy entre sus brazos puedo sentirme protegida, y puedo deducir que todo marcha bien, aunque no sea así, ese es el poder de ella.