Capítulo 17.

136 19 2
                                    

Camino lentamente en dirección a su habitación, el guardia me señala una puerta azul y me indica que continúe.

-Gracias.

El guardia solo asiente y comienza a marcharse. Uno mis manos en mi regazo mientras camino lentamente, ¿Enserio quiero llegar? ¿Realmente soy tan fuerte para verla?

Como si mis piernas tuvieran voluntad propia, terminan por acercarse a la fría puerta, mi mente ha estado gritando que debo volver. Abro la puerta de un solo movimiento y el sonido de los aparatos comienzan a invadir mis oídos.

Trago duro un par de veces y camino con mi mirada gacha, aprieto mis manos a mis costados, cierro los ojos y levanto la mirada armándome de valor.

¿Por qué las cosas tuvieron que llegar hasta este punto? ¿En que momento perdí a mi mejor amiga?

Suspiro pesadamente al mirarla, mantiene los ojos cerrados, sus manos, su nariz y su pecho parecen estar conectados a aparatos, luce como si estuviera inconsciente, yo no puedo seguir aquí.
Repentinamente me giro para marcharme, estoy apunto de hacerlo cuando la oigo hablar.

-Espera Rae. -Me dice.

Aprieto los ojos y volteo nuevamente lentamente.

-Pedí hablar contigo, es importante...

-Noah, no...

-Shh, me calla. -Déjame hacer esto, déjame pedirte perdón.

-Noah...

-El accidente terminará con mi vida Rachel, no hay vuelta atrás.

Mis ojos se llenan de lágrimas. -No digas eso. -Eres una persona muy joven y muy fuerte, apuesto que estarás bien.

-No Rae, -Me sonríe. -yo de esta, ya no voy a salir.

¿Qué sabemos de la muerte? ¿Por qué le tememos tanto? ¿Por qué es tan injusta, tan cruel? ¿Cuántas veces tenemos que pasar por ella para aceptarla? ¿Cuántas personas tienen que irse para aprender a decir adiós? ¿Cuántas veces te has preguntado, por qué ella, por qué él? ¿Por qué no yo?

¿Qué tanto duele ver la muerte tan cerca de una persona que amas?

Cuando tenía 6 años, en mi colonia, todas las niñas solían usar coletas muy altas, adornadas con listones de colores, yo anhelaba tanto usar los coloridos en mi cabello también, se bien que si lo hubiera pedido, mi mamá hubiese hecho hasta lo imposible por conseguirlo, pero los niños entienden muy bien, y yo entendía las situaciones. Noah y yo pasábamos todos los recreos juntas, jamás olvidaré cuando en uno de ellos, cortó todos y cada uno de los listones que ella tenía para darme la mitad de cada uno. Nos tomamos de las manos y comenzamos a girar sonriéndonos. No necesitas que un chico te rompa el corazón, para saber lo que es estar roto por perder a un alguien.

Yo estuve al lado de Noah cuando se enamoró en sexto grado, estuve sosteniendo su cabello en la primera borrachera a la hora de volver el estómago, y estuvimos juntas en la comisaría  a la hora de ser casi detenidas.

Dicen que duele más perder un amigo que perder un amor, nunca he perdido un amor verdadero, pero joder cómo me dolió perderla a ella.

-Por eso pedí verte, pedí que vinieras, y lo hiciste. -Habla entre quejidos y tratando de acomodarse. -Ahora puedo disculparme. Quiero dejar este mundo tranquila y en paz, no quiero irme y dejar cosas por ahí vagando...

La Razón De Estar Contigo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora