Capítulo 21.

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Termino por llenar la fina repisa con los exquisitos y raros postres, saboreo por lo bajo zarzamoras que reposan deliciosamente en uno de ellos, doy unos vistazos a mi costado y al verme sola, me permito tomar una de las deliciosas frutillas.

-Rae.

-Maldición.

Trago rápidamente la fruta y volteo trabando de actuar normal. -Si, diga.

Fiona me ve atenta, sonríe un poco y niega. -¿Todo bien? -Cuestiona.

-Am, ¿Si?

Ella se encoge de hombros. -Si.

He venido a decirte que tú turno ha terminado.

Parpadeo incrédula, y volteó a ver el reloj sobre la pared. -Tengo 2 horas más. -Señalo.

Fiona niega. -Hoy, vendrá un chico que busca obtener empleo aquí, convencí al manager para que tomara algunos de vuestros lugares, ya sabes que entren directamente al trabajo. -Levanta los hombros negando. -Puedes ir a casa.

-Oh, -Alardeó. -Eso suena increíble. -Sonrío.

-Lo es.

-¿Te vas también? -Pregunto tratando de ser cortés.

-Oh no, -Niega. -bueno, tengo una cita, aquí.

Siento aparecer una gran sonrisa sobre mi rostro. -Que felicidad por ti Fiona.

Ella se sonroja levemente. -Gracias.

-Mucha suerte. ¡Espero que te vaya muy bien!

-Gracias nuevamente, usaré el tocador para cambiarme. -Termina por asentir y la veo marcharse.

¡Dos horas más temprano hoy! Vitage.

Me encamino hacia uno de los corredores desabrochando mi mandil y buscando mi mochila, terminar pronto tus labores siempre ha de ponerte de buenas.

Dejo mis correspondencias en su lugar adecuado y tomo mi mochila, el único inconveniente es que no tengo como decirle a Ryan que puedo ir a casa ya mismo, él había acordado en venir a recogerme pero, esperar aquí dos horas y alcanzo en casa para... bueno, inconscientemente sonrío y después de despedirme de mis compañeros con un movimiento de mano, comienzo a marcharme.

Afuera el aire helado golpea mi cara, invierno se acerca y con el los climas húmedos y fríos, me gusta.

El trayecto del trabajo a mi casa no es muy largo, no es muy habitable, es un poco solitario, justo para andar con los auriculares sin problemas o preocupaciones.

Y es que no puede haber más preocupación que él. Ryan, mi Ryan.

He tomado la decisión de vivir día a día, el día hoy, tengo a Ryan conmigo, y es lo único que importa, mañana, mañana nada es seguro pero aún resta para llegar a el.

Aparto uno de mis audífonos y volteo hacia atrás al sentir a alguien llamarme.

No, nadie.

Eventualmente ocurre que cuando tengo mis audífonos puestos a todo mundo le da por llamarme, o al menos eso estoy sintiendo ahora.

Cierro los ojos alejando todas esas ideas locas de mi cabeza, ni porque voy temprano a casa termino por estar contenta.

Vuelvo a colocar los auriculares sobre mis oídos, subo el volumen de la música esperando a que con ello pueda seguir en paz mi camino, pero solo pasan unos cuantos segundos para que los baje de mis oídos de nuevo.

Esto no es un simulacro, volteo a ver todo el tiempo los costados de la calle y estoy rogando al cielo toparme con una persona, alguien para hacerme ver a mi misma que no estoy sola, o quizá estar sola sea lo mejor.

La Razón De Estar Contigo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora