Capítulo 21

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—Nicolás—

Mis manos sudaban como condenadas, las puertas del recinto se me hacían tan lejanas.

—Permiso, chico —una voz femenina me obligo a hacer mi cuerpo a un lado, permitiéndole la pasada a una señora de mediana edad—. Gracias.

trague en seco, y tras secar mis manos, frotándolas en mi pantalón. Me arme de valor y con un empujón a la puerta de vidrio, mi cuerpo entro a la estación de policía.

Me quede parado, cerca de la pared por unos largos minutos. Los policías iban de un lado a otro con algunas carpetas, mientras otros estaban frente a la computadora, escribiendo el testimonio de las personas.

Jugué con mis manos por unos segundos más, en lo que la señora de antes, terminaba de hablar con un policía.

—¿Quién es el siguiente? —pregunto un policía, cuando un señor se levantó de la silla.

Mire a mi alrededor, para mi mala suerte, era el único que quedaba. Aun no estaba listo...

—Siéntate, muchacho —dicto el policía, al notar mi nerviosismo. Obedecí en silencio, sentándome frente al escritorio—. ¿En qué puedo ayudarte?

—Deseo... poner una demanda —hable, con la cabeza baja y jugando con mis dedos.

Estaba temblando inconscientemente. Tenia miedo, miedo de que Matías se entere y me golpeé más fuerte de lo que ya lo ha hecho...

—Entiendo —hablo el policía, escribiendo algunas cosas en el computador—. Dime tu nombre.

—Nicolás Santos —respondí.

—Bien —escribió en la computadora—. Nombre de la persona que deseas demandar y motivo.

Trague en seco, mis manos cada vez sudaban más. El pánico que estaba apoderando de a poco en mi cuerpo.

—Matías Jones —volví a responder—. Mi novio...

—Ya veo... —guardo unos segundos de silencio, para volver a escribir en la computadora—. ¿Motivo?

Alce mi cabeza, si debía dar mi testimonio, debía enfrentar al policía a la cara.

—Violencia doméstica.

El policía quito las manos del teclado y con un pequeño giro, se ubico frente a mí, mirándome a la cara con una ceja alzada.

—¿Qué dijiste?

—Violencia domestica —repetí, un poco más bajo.

—¿En qué sentido?

—Mi novio me... —hice una pequeña pausa—. Golpea...

—Entiendo esa parte —masculló el oficial—. Pero necesito que me expliques y narres hechos, niño.

Desvié la mirada unos segundos, el simple hecho de recordar los sucesos pasados, me daban temblores en el cuerpo.

—Me abofeteo... —murmure.

—¿Qué más?

—Me... forzó a tener relaciones sexuales con él.

—¿Algo más?

Fruncí un poco el ceño, ¿Acaso me estaba tomando el pelo? Ni siquiera estaba anotando en la computadora.

—Una vez... azoto mi espalda con su correa —explique nervioso—. Varias veces.

Hubo un pequeño silencio entre los dos.

—¿Tienes pruebas?

—¿Disculpe? —su pregunta me tomo por sorpresa, ¿Cómo que pruebas?

—Necesito pruebas, niño —explico el policía—. Esta tu testimonio, bien. Pero necesito testigos, videos o fotos. O en su defecto, marcas en tu cuerpo, que compruebes lo que estás diciendo.

—¿Mi palabra no basta? —solté molesto.

¡Esto era increíble! Que poco profesionalismo.

—Escucha, niño —hablo el hombre—. A diario llegan mujeres demandando a sus esposos por que las golpean. Ya sabes, es el día a día. Hombres golpean a mujeres, y ellas los demandan por pequeñeces.

—¿Encuentra que es una pequeñez...?

—Mira, eres un hombre, ¿no?

—¿Pero qué...?

—Ellas son mujeres, ya sabes, el sexo débil. Por eso recurren a demandar. Pero tu eres un hombre, ¿Por qué no te defiendes por tu cuenta?

—¡Esto es increíble! —me levanté del asiento, enfadado golpeé la mesa—. ¿Cree que, si pudiera, estaría aquí?

—Calma, niño —hablo el policía—. No empieces una escena.

—¡Le estoy diciendo que quiero demandar a mi novio! —alce la voz—. ¿Y me responde así?

—Luego porque le levantan la mano... —le escuche susurrar. maldito—. Bien niño, cálmate. Toma asiento.

Aun con el ceño fruncido, tome asiento.

—Pondré tu demanda en el sistema, te llegara una citación a tu casa para que vayas con tu novio a testimoniar los hechos frente a un juez y de allí se derivara a un caso legal. Dependiendo los testimonio y pruebas, se sabrá si tu novio va a prisión o simplemente le toca firma mensual —finalizo—. ¿Conforme?

No estaba conforme, en lo más mínimo.

—No.

—Es lo único que puedo hacer en estos casos —suspiro—. Ve a casa, tu citación llegara entre mañana y pasado.

—Bien —respondí de mala gana. En serio no estaba satisfecho aún.

Sin contar el miedo que se acumulaba en mi cuerpo, con la simple idea de que había dado el primer paso, para terminar este infierno.

—Necesito que rellenes el formulario y te podrás ir.

Llene con mis datos personales el documento que el policía me paso, y tras el policía escribir mi testimonio en la computadora, sali de la estación de policía, que me estaba sofocando cada vez más.

"Había dado el primer paso para terminar con el infierno que Matías me había sumergido, y a su vez... mi libertad."

***

Dato curioso: Este capitulo fue escrito con diálogos reales. ¿Qué significa eso? Que los diálogos del policía, fueron dichos en la vida real, cambiando unas partes para modificar el género, pero lo crucial, esta tal cual.

Golpes de Amor [B-L/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora