Capítulo 15

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—Nicolás—

—No... —suplique.

No deseaba recibir otro golpe de su parte.

—Nicolás... —su voz hizo eco en mi cabeza.

Estaba entrando en pánico sin darme cuenta.

—Cálmate.

—¡No te acerques! —chille.

Vi como la mano de Matías se acercaba peligrosamente a mi cuerpo. La abofeteé en defensa propia. No quería que me volviese a tocar.

—No me toques... —temblé, sintiendo mi voz apagarse.

En cosa de segundos, y antes de poder reaccionar. El cuerpo de Matías se había abalanzado hacia mí, rodeando sus brazos por mi espalda, envolviéndome entre sus brazos.

—Tranquilo, amor —hablo suavemente contra mi oído—. Todo estará bien.

El calor de sus brazos me ayudó a apaciguar mi cuerpo tembloroso. Aun tenia miedo, pero de cierta manera, todo eso se estaba disolviendo de a poco con las caricias que me propinaba sobre mi cabeza.

—¿Estas mejor? —pregunto, alejando mi cuerpo un poco de su pecho, lo justo para mirar sus ojos. Ahora con un lindo brillo en ellos. Asentí de manera lenta—. Bien, vamos a curar esas heridas.

Con delicadeza me tomo de mi mano y me llevo a la silla donde hace poco él estaba sentado. Me senté, afirmándome del respaldo de esta.

—Veamos... —mi polera fue levantada, dejando al descubierto la posible piel enrojecida e inflamada de mi espalda—. Con esto te sentirás mejor.

Me estremecí cuando una crema fría hizo contacto con mi piel.

—Relájate.

Un silencio se adueño del lugar, lo único que era escuchado era la viscosidad de la crema siendo esparcida por mi espalda.

—Listo —dijo Matías a los minutos después—. Ahora veamos ese ojo.

Me di la vuelta, quedando frente a mi novio. cerré mis ojos cuando vi su mano acercarse. Sentí la crema esparcirse con suavidad sobre mi piel lastimada.

—Estamos listos —abrí nuevamente mis ojos, cuando ya no sentí su tacto.

Lo vi, moverse con pasos agiles, hacia la cocina con un plato hondo en las manos.

—Te calentare la cena —anuncio.

No dije nada. Tan solo me quede en silencio esperando el platillo. Pero algo peludo rozar mi pierna, me obligo a mirar bajo la mesa.

Era Café con leche, el cual se restregaba en mi pierna, pidiendo atención.

—Talvez tiene hambre —me sobresalte al escuchar la voz de Matías. Alzando con brusquedad la cabeza para verlo como depositaba el plato humeante delante de mí. Caldo de pollo—. Por suerte también le compre comida. Le daré ahora.

Y tal y como dijo, fue hacia la cocina y volvió con un pequeño platillo con comida de cachorro, la cual se la dejo al lado mío para que comiera.

—¿Cómo se llama? —pregunto mi novio, tomando asiento frente a mi. Baje la mirada.

—Café con leche... —conteste, mientras agarraba la cuchara y le daba un sorbo a la comida—. Esta buena.

—Gracias —musito—. Aunque no suelo ser la persona que cocina en esta casa. Puedo preparar algo decente.

Me estaba echando en cara la hora en la que había llegado, otra vez. Lo sabía.

No dije nada. Tal vez lo mejor era guardar silencio y seguir comiendo.

—Esa chica —volvió a hablar—. No quiero que la vuelvas a ver.

Detuve la cuchara a medio camino hacia mi boca. ¿Había escuchado bien?

Alce la mirada, sin ser capaz de decir algo en contra de sus palabras.

—Solo estropeara nuestra relación —se excusó. Me sobresalte cuando su mano alcanzo mi mano libre y la acaricio—. Yo te amo, cariño. Eso es suficiente, no necesitamos a nadie más en nuestras vidas.

Mordí mi labio. Esto era absurdo.

—¿Tu me amas? —el brillo en sus ojos me provoco una desagradable sensación en el estómago—. Yo te amo mucho, y espero que mis sentimientos no disminuyan, al igual que los tuyo, amor.

—Yo también —me obligué a responder—. Te amo, cariño.

Una cálida sonrisa se posó en sus labios. Calidez que no llego a mi corazón. Esa sonrisa era cálida por fuera, y fría por dentro.

"Si me hubieras amado de verdad, no hubieras comenzado esta pesadilla."

Golpes de Amor [B-L/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora