No la dejaré sola.

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Había estado con Jess toda la noche, bueno no tanto, tomando en cuenta que llegue a la 1:00 am y eran las 4:35 am pero había algo en ella que me hacia sentir diferente, que me hacia querer protegerla de todo.

Éramos las únicas que no estábamos del todo ebrias, yo, por que tenía que conducir y Jess dijo que no le gustaba tomar mucho. así que sólo tomamos un pequeño caballito de tequila, platicamos un buen rato el la barra, luego nos fuimos con mis amigos, la mayoría nos tiraba indirectas de que seríamos buena pareja, claro, Jess ya me había dicho que si era gay en nuestra plática en la barra pero no quise hacer ningún comentario aún sobre mi atracción hacia ella.

-Hey Vause! ha dicho David que tu lo pagarás todo esta noche! es cierto? -dijo Carlo, uno de mis amigos de la infancia

-claro, por que no?

En ese momento entre bromas llaman a Jess y sale del bar para poder responder, por la ventana pude ver la desesperación en sus gestos y expresiones corporales, luego colgó y se recargó en la pared con las manos sobre su hermoso rostro, no iba a dejarla sola ahí afuera, así que decidí salir a ver si podía ayudarla.

-pasa algo linda?

-Leah... yo...

-que pasa? se que te acabo de conocer pero puedes confiar en mi- me acerque y puse mi mano delicadamente sobre la suya en muestra de cariño.

-lo se, era mi madre, me llamo sólo para decirme que la llamo mi casero, le dijo que yo no había llegado aún y básicamente me ha corrido de la casa, ya no me va a dar ni un centavo, no pagarán mi departamento, dijo que para ella ya no existo.- todo el tiempo había tenido la cabeza baja, pero cuando término esa frase me miro, sus ojos estaban rojos y había un par de lágrimas corriendo por sus mejillas, me dolió hasta el alma verla así, tome su rostro entre mis manos y limpie sus lágrimas con mis pulgares, ella sonrió en gesto de agradecimiento.

-tranquila, te prometo que todo va a estar bien

-Leah, no me lo tomes a mal pero de verdad no puedo creer eso, tienes idea de la miseria que me paga Duster? jamás sobreviviré con eso- soltó un par de lágrimas mas y volví a limpiarlas

-hey, tranquila, yo puedo ayudarte.

no resistí más y la abrace con todas mis fuerzas, ella respondió el abrazo y escondió su cara en el hueco de mi cuello, instintivamente comencé a acariciar su cabello

-como me podrías ayudar Leah? -dijo entre sollozos

-puedes mudarte conmigo, mi casa es bastante grande y sólo yo vivió ahí, me haría bien algo de compañia, además podría ayudarte a buscar otro empleo y encima no tendrás que pagar renta. que dices?- pregunte esperanzada.

-no se que haría sin ti en este momento Leah.- me miro a los ojos con un tremendo agradecimiento en la mirada, jamás creí sentirme así por alguien, ella saca mi lado bueno. está chica me hace sentir de una manera realmente extraordinaria, inexplicable.

La abrace y bese su frente con ternura, quería protegerla, de todo y de todos, desde ese momento supe que no dejaría que nadie le hiciera daño.

Estaba perdida en mi abrazo con Jess, su aroma era dulce y exquisito, era como sí nuestros cuerpos encajarán a la perfección, pero claro, algo tan bueno no podía durar tanto, salió Salvatore junto con David y comenzaron a lanzarnos cubos de hielo, de inmediato me puse de espaldas a ellos protegiendo a Jessica y le susurré al oído que se mantuviera detrás de mi. me di la vuelta enfurecida y ellos lo notaron, al hacer contacto visual el par de idiotas corrieron hacia dentro creyendo que así se protegerían, y fue un maldito error.

Quise correr tras de ellos pero una suave y delicada mano me detuvo

-tranquila, no lo valen- me dijo con una hermosa sonrisa

-tienes razon, no lo valen, ven, vamos adentró antes de que nos congelemos aquí afuera.

Entramos y ahí estaban el par de estúpidos, los mire con odio y fui hacia Duster, Jessica venía tomada de mi brazo

-Dus, estoy algo cansada, no se cuanto alcohol tomen estos pendejos pero dije que pagaría y eso haré, toma 5 mil dólares, cobra lo que se tomen y quédate con el cambio.

Gire sobre mis talones seguida por Jess

-quieres acompañarme desde ahora a tu nueva casa linda?

-creo que no tengo otro lugar donde pasar la noche Leah

-Lo siento, tienes razón -tome mi otra chaqueta y salimos, el clima estaba bastante helado y mi auto estaba lejos, vi como Jess comenzó a temblar y sin que ella me lo pidiese coloque la chaqueta que llevaba en el brazo sobre sus hombros

-no quiero que te enfermes hermosa- le dije sonriendo

-Muchas gracias!- me respondió con una hermosa sonrisa.

-no es nada

Seguimos caminando y tome su mano, tenía mis dudas pero no protesto así que seguimos caminando tomadas de la mano por el resto del callejón hasta mi auto, donde le abrí la puerta y me dispuse a entrar por el otro lado para llevarla a la que sería su nueva casa.

Nothing is easyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora