22. BOO-BOO

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27 de enero

A una hora de irnos al aeropuerto estoy llorando a moco tendido, no pensé que pudiese ser tan difícil dejar el piso en el que tantas cosas he vivido, la primera palabra de Emma, sus primeros pasos, su primer y segundo cumpleaños, el positivo de Selene, su primera sonrisa, su primer balbuceo, las mil discusiones, peleas y reconciliaciones con Óscar...

Miro cada cuarto por última vez, recorro cada esquina del piso con la mirada, está vacío, tal y como el primer día... Me seco las lágrimas y miro a Selene, que está dormida en mis brazos.

-Este siempre será tu primer hogar, pequeña...

-Nena, nos tenemos que ir...- Óscar pone una mano en mi cintura y asiento mientras camino hasta la puerta, una última mirada atrás y la cierro- vamos a emprender esta loca aventura.

Nos cogemos de la mano y caminamos hasta el ascensor, donde Alba ya está con Emma. Suelto todo el aire mientras salimos por la puerta del edificio.

-¿Estáis listos?- nos pregunta la tía de Óscar mientras abraza a su hija- cuando lleguéis llamadme, no importa la hora.

Nos despedimos de ella con un beso y subimos al taxi, el camino hasta el aeropuerto me lo paso llorando, mirando cada rincón de mi Madrid por la ventanilla del coche, despidiendo me hasta la próxima vez que vuelva, porque volveré.

Cuando llegamos al aeropuerto, todos nuestros amigos y familiares están allí, lo primero que hago es correr a brazos de Raquel, ella enseguida me corresponde.

-En una semanas nos veremos, pequeña- deja un beso en mi frente.

-Ven, hermanita...- David abre los brazos y voy hasta él sin pensarlo ni un solo segundo.

La despedida es dura, pero necesaria. Lanzo un último beso cuando cruzo el control.

[...]

El vuelo de once horas nos ha dejado muertos, no sé ni qué hora es cuando llegamos a Los Ángeles, simplemente mando un WhatsApp por el grupo de la familia Casas para avisar de que hemos llegado.

-Vete a dormir, yo me quedo con las niñas- dice Óscar mientras me da un beso en la cabeza.

-Me llevo a Selene, ella ya está dormida- saco a la pequeña del carro y voy directa a la habitación.

Apenas me acuesto ya me quedo dormida con mi hija a mi lado.

No sé cuánto tiempo pasa exactamente, me despierto cuando siento un pequeño cuerpo pegado a mí, abro los ojos y veo a Selene sonriendo me.

-Hola, bebé hermosa...- me acerco a ella y dejo un beso en su cara- ¿Cómo se puede ser tan guapa?

Me regala pequeñas sonrisas mientras le hablo, lo cual hace que mi corazón se llene de felicidad.

-Veo que hay dos chicas despiertas- veo a Óscar apoyado en el marco de la puerta y sonrío- ¿Has descansado?

-Si, ¿y Emma?

-Con Alba, han ido a dar un paseo- mi futuro marido se acuesta al otro lado de la pequeña- nos hemos quedado los tres solitos.

Cuando Selene se da cuenta de que es su padre quien le habla empieza a hacer pucheros, si, esta niña solo quiere a su madre, y eso me hace inmensamente feliz.

-No llores, mi vida- me siento en la cama y la cojo en brazos- es dada...

Selene acuesta su cabeza en mi pecho y hace un pequeño ruidito.

-Hey, nena... ¿Qué tal si hoy vamos a buscar un perrito?- Óscar hace un puchero adorable.

-Cuando vengan las niñas.

Desde Que Estamos Juntos|O.C.S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora