Capítulo 2

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—¿Una reunión en el salón principal? —murmuro en solitario con las manos en mis pantalones mientras camino por los pasillos

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—¿Una reunión en el salón principal? —murmuro en solitario con las manos en mis pantalones mientras camino por los pasillos. Mi padre no me dijo que habría una. Aunque no tuvo la oportunidad de hacerlo pues cuando insistió muchas veces esa mañana para poder llevarme al instituto, lo negué porque prefiero viajar en autobús. Como él suele venir muy temprano, yo tomo el autobús para poder dormir unos minutos más.

Al caminar por los corredores, la cantidad de alumnos me desconcierta un poco, trato de pasar desapercibido, pero como soy más alto que la mayoría, destaco sin querer. Ojalá pudiera ser del tamaño de una hormiga como Daniel.

—¡Auch, me pisaste! —me grita alguien desde el piso.

—Lo siento —respondo buscando el origen de la voz.

Al mirar al suelo me encuentro con una diminuta cabeza rubia que está sobándose el pie con efusividad.

—¡Casi me sacas el pie, grandísimo torpe! —el chico levanta la cabeza y unos grandes ojos verdes me devuelven la mirada—. Lo siento, fue mi culpa —dice con miedo al darse cuenta de que al ponerse recto, su cabeza apenas llega a mi pecho.

—Descuida, debí prestar más atención, ¿vas al salón principal? —respondo en tono amigable aún apenado por pisarlo tan bruscamente.

Creo que le doy miedo al pequeño rubio porque me mira como si fuera a golpearlo en cualquier momento. ¿Acaso tengo cara de villano? El chico asiente con la cabeza y sonrío tratando de parecer menos intimidante, lo cual parece funcionar pues sus hombros se relajan un poco, pero igual permanece un poco en alerta.

Nos dirigimos en silencio al salón principal y me siento como un matón al tener a un diminuto niño siguiendo mis pasos como si lo estuviera forzando a hacerlo. Él mira curioso alrededor a pesar de lo apretado que estamos en el corredor. No se me ocurre nada que decir, no soy el mejor conversador de la historia y el chico parece querer estar en cualquier lugar menos a mi lado. Su pequeña estatura me recuerda a la de Daniel, no pensé encontrar a otra persona tan baja como él. La única diferencia notable a simple vista es la cabellera rubia y algo larga que cae alrededor de sus orejas y a un costado del rostro haciéndolo ver inocente.

Los alumnos y algunos profesores obstaculizan el paso pues fuimos llamados todos a la vez. ¿Por qué no lo hizo por secciones? A veces me cuestiono la inteligencia de mi padre.

—Dejen pasar, idiotas —gruñe una voz a mis espaldas y el chico a mi lado de inmediato se pone en alerta. No me es difícil reconocer a quien pertenece, no cuando proviene de aquel sujeto que le hizo tanto daño a Daniel tan solo unas semanas atrás.

—El corredor está lleno y que yo sepa, no eres de la realeza —respondo al voltear y mirar a los ojos a Zack.

—No te atrevas a hablarme así —responde enfurecido y me devuelve la mirada con mucha más cizaña que la que le dediqué anteriormente.

La encrucijada de DominikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora