Capítulo 14

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Unos movimientos en mi espalda me despiertan a la mañana siguiente

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Unos movimientos en mi espalda me despiertan a la mañana siguiente. Sonriendo, me doy vuelta hacia Greg para poder decirle los buenos días, pero el movimiento continúa hacia mi cabeza. Confundido, miro hasta arriba esperando encontrar las manos de Greg acariciándome el pelo, pero en vez de eso, me encuentro con algo inesperado.

—¡Greg, despierta, hay unos ratones gigantes encima de nosotros! —grito levantándome en el acto.

Los animales, que me parecieron ratones en un principio, se alertan ante mi presencia levantando la cabeza y poniéndose erguidos. Ahí es cuando me doy cuenta de que hay más de ellos. Algunos rodean a Greg, quien aún está dormido, otros se pasean encima de mi ropa que ahora ha de oler a cenizas por haberlas secado en el fuego, otras salen por debajo de las leñas que sobrevivieron a la fogata. No he sido el más atento en clase, por lo que muy tarde me doy cuenta de que en realidad son comadrejas.

Lo que sí recuerdo sobre la clase de fauna, que pensé que sería completamente inútil en mi vida, es que este tipo de mamíferos se alimentan de algunos animales más pequeños, como lagartijas. Toco mi bolsillo para saber si Hansel aún está ahí y al sentir su cuerpo, suspiro de alivio. Lo último que me falta es ver morir a Hansel a manos de un animal que parece mitad gato y mitad ratón.

Las comadrejas empiezan a esparcirse por todos lados en cuanto me pongo de pie. Por lo visto son unas cobardes que quisieron aprovechar la calidez del fuego de la noche anterior. Con cuidado, voy hasta mis ropas y me las pongo. El olor no es tan horrible como cuando estuve empapado de lodo, pero tampoco es tan bueno. Cuando el lugar está por fin despejado, Hansel sale del bolsillo para subirse a mi hombro. Lo coloco un rato sobre un pedazo de madera para que pueda buscar algo que comer también. Al recordar que yo tampoco he comido nada desde hace horas, mi estómago hace un gruñido de reclamo.

En vez de dejarme vencer por el hambre, voy hasta Greg para despertarlo. Lo veo profundamente dormido y con el ceño fruncido. Le zarandeo por los hombros, pero no despierta. Eso me alerta de inmediato. Me fijo en él y veo como el sudor brilla sobre su frente y su rostro está sonrojado de una manera sospechosa. Llevo mi mano hasta su frente para poder sentir su temperatura y mi angustia se acrecienta.

Greg está volando de fiebre. Su cuerpo está ardiendo y lo que es peor, parece no reaccionar a lo que le digo. Trato de no dejarme llevar por el pánico. Doy un respiro profundo y con las manos temblorosas, reviso la herida que tiene costras rojas por los bordes y un ligero rastro de hemorragia. A simple vista se ve horrible y los síntomas de Greg lo avalan.

—Descuida, Greg. Buscaré una forma de que estés mejor. Te lo prometo —le susurro y Greg lanza un gemido lastimero.

Me duele verlo sufriendo de ese modo, Greg no merece todo esto, él solo quería venir, divertirse, disfrutar con sus amigos y por mi culpa, ahora está así.

Mis ojos se cristalizan por la impotencia, pero no me dejo llevar por mis sentimientos. Lo único que debo hacer ahora es concentrarme en ayudar a Greg.

La encrucijada de DominikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora