Capítulo 11

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No puedo mirarlo a los ojos

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No puedo mirarlo a los ojos. Dominik me está siguiendo con la mirada en todo el camino hasta la reunión que organizaron los adultos para nosotros, pero yo finjo estar enojado, porque de todas maneras. ¿Qué le voy a decir? ¿Hola Dominik, no me odies, pero perdí a Hansel? Va a matarme. No me volverá a dirigir la palabra nunca más. No podría soportar eso. Así que, lo mejor que puedo hacer ahora es hacerme el enojado y resentido mientras busco al camaleón que se me perdió. Solo espero que Dominik deje de lanzarme esa cara de arrepentimiento que me hace querer ir a abrazarlo.

Bien, por lo menos que sufra un poco por haberme dicho todas aquellas palabras hirientes.

—Es hermoso —escucho como dicen los demás y debo darles la razón.

El lugar es un campo abierto cerca del hotel, donde hay varias bombillas en colores distintos colgadas muy cerca de nuestras cabezas mientras proyectan una luz cálida sobre el césped y los bancos de madera esparcidos alrededor. Es realmente acogedor.

Por el rabillo del ojo, veo como Daniel y Stixx van juntos hasta uno de los bancos a solas, mientras que Dominik se queda con las manos en los bolsillos mirando hacia el cielo. Luego de un momento, como si supiera exactamente lo que estoy haciendo, voltea el rostro y nuestros ojos se conectan. Es como si me estuviera diciendo algo completamente opuesto a lo que me gritó horas antes. Pero aquellas palabras aún resuenan en mis oídos como si los estuviera escuchando ahora mismo.

Su expresión me habla de arrepentimiento, pero mi corazón y mi cerebro, que por fin se pusieron de acuerdo, me obligan a apartar la mirada de él y alejarme.

—Greg, no te apartes mucho del grupo. Ya es de noche y puedes perderte —me dice Dave en cuanto me ve dar unos pasos.

—Descuida Dave, solo quería estar un momento a solas —respondo con una sonrisa forzada.

—¿Estás bien? O mejor dicho, ¿qué pasó entre ustedes dos? —Dave se cruza de brazos preocupado por vernos tan melancólicos a Dominik y a mí. No puedo culparlo, es como si Dom y yo estuviéramos en un sube y baja sin final.

—¿Sinceramente? No lo sé —digo encogiéndome de hombros y desahogándome—. Es difícil luchar contra el novio ideal cuando yo soy solo una persona común y corriente sin ningún talento como el increíblemente genial y atractivo Ashton Rowen.

Genial, acabo de hacerme la víctima frente a Dave. Controlo el impulso de palmearme al rostro por lo que acabo de decir.

—Aquí entre nosotros, Greg —me dice Dave con una sonrisa cómplice—. Ashton nunca me agradó del todo —lo miro con incredulidad y él se encoge de hombros—. Era muy conflictivo en el instituto y casi siempre estaba en mi oficina. Pero supongo que los chicos rudos llaman siempre la atención —nos reímos un poco.

—Y no olvides el pasado oscuro, con eso ya tienes a todos asegurados —Debo decir que escuchar a Dave hablar así del ex novio de Dominik me anima un poco—. Nos estamos riendo de alguien importante para Dominik. ¿Eso nos hace malas personas? —pregunto.

La encrucijada de DominikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora