La Oficial Jinni

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Nathan recobro el conocimiento al cabo de unos minutos, estaba rodeado de gente, una señora incluso llamaba por teléfono, dando indicaciones a lo que parecía ser, el servicio de emergencias.

—¿Se encuentra bien?— Dijo el encargado del puesto de periódicos, ayudándolo a Nathan a sentarse.

—S-si, ¿que sucedió?— Preguntó Nathan confundido mientras frotaba sus sienes.

—Creo que te desmayaste, ya llamaron a la ambulancia así que no tarda en venir la ayuda.

En ese momento, Nathan abrió los ojos, como su hubiera descifrado un intrincado acertijo y se levantó rápidamente para alejarse del grupo de personas.

—Estoy soñando de nuevo, ¿verdad?— Dijo Nathan en un tono bastante alarmado.

—Oye, tranquilo, la ayuda viene en camino, quizás te golpeaste la cabeza.— Exclamó la señora que antes hablaba por teléfono.

—No entiendo que está pasando, ¿en que momento me dormí?— No tenía caso, Nathan ya había entrado en pánico, ahora hablaba solo, tratando de comprender la situación.

—No te dormiste, perdiste el conocimiento pero ahora ya despertaste— Agregó un hombre, tratando de acercarse a él, lentamente.

—¡Les dije que se alejaran de mi!— Si hubiese tenido algo que pudiera usar como arma, seguramente habría golpeado a alguien, afortunadamente carecía de un objeto útil, así qu si me mente hecho a correr.

Pasó varios minutos corriendo y se detuvo únicamente porque ni sus piernas ni sus pulmones le permitieron seguir, se sentó en el suelo, recargado en una pared, tratando de recobrar el aliento, quizá al correr, dejó el pánico atrás, pues ahora se hayaba tranquilo y había dejado de pensar que estaba en un sueño. Pensó en regresar y hablar con quienes trataban de ayudarle y pedirles una disculpa pero, ¿que iba a decir?

—Lo siento, mi cerebro está tan trastornado que me cuesta diferenciar un sueño de la realidad y entre en pánico.— Lo dijo en voz alta y rió levemente, en verdad sonaba a algo que solo un loco diría.

Habiendo descansado unos minutos se levantó y suspiro levemente, sabía que sus sueños tenían alguna relación con Lizzeth pero, ¿por dónde empezar? Quizás su muerte significara algo, después de todo, más de una vez, la Lizzeth de sus sueños había muerto.

Lo único que se le ocurría para empezar a investigar sobre el suicidio de Lizzeth, era ir a la policía, seguramente alguien habría investigado un poco, así que se encaminó hacia la estación.

—Buenas tardes, ¿en que le puedo ayudar?—Dijo amablemente la recepcionista al ver a un hombre desaliñado y con cara de confundido al entrar al departamento de policía.

—B-buenas tardes, venía a...— ¿a preguntar sobre el suicidio de mi novia? ¿Como podía decirlo?— Preguntar... sobre un caso, el nombre es Lizzeth Alcázar.—

La recepcionista comenzó a teclear en su computadora para después dirigir la vista al hombre con rostro de profunda incomodidad.

—Una disculpa caballero, pero, el caso fue cerrado como suicidio, lamento mucho su pérdida.—

—Se que fue suicidio... Pero, quiero saber los detalles.— Dijo Nathan un tanto frustrado.

—¿Los detalles? Pues, verá... Se... Lanzó a las vías del metro...— Sin entender muy bien la situación, la recepcionista respondió.

—Necesito saber más detalles.— Estaba seguro de que conocer todo sobre su muerte le ayudaría a detener esos sueños, ya ni si quiera le importaba tener que ver como quedó su amada tras ser arrollada por el tren.

—Yo me encargaré de esto.— Dijo una oficial de policía que al parecer, pasaba por allí y vio a la recepcionista nerviosa a causa de aquel hombre. —Acompañen señor...— Dijo tomandolo del brazo, esperando a que el le dijera su nombre.

—Hardman, Nathan Hardman, ¿y usted es?— Preguntó curioso, esperando que tras el dar su nombre, al menos la oficial le ofreciera la misma cortesía.

—Jenna Grey, pero puedes llamarme Jinni, todos hacen eso.— Dijo con una pequeña sonrisa. —¿Que quería saber sobre ese caso?, es sobre Lizzeth Alcázar, ¿verdad?— Mientras prácticamente, susurraba el nombre, miraba hacia todos lados, como si se tratara de algo super secreto.

—Si, somos... Éramos pareja, y quiero saber todos los detalles sobre su suicidio, se que sonará extraño pero...—

—No fue un suicidio.— Interrumpió rápidamente Jinni. —Deberíamos hablar sobre esto, tengo algunas preguntas que hacerle pero, no puede ser aquí. Mi turno termina a las 5 pm, le espero a esa hora en el bar que hay a dos cuadras de aquí, allí podremos hablar tranquilamente.— Ni si quiera dejo a Nathan decir algo cuando simplemente se alejo, dejándolo con más dudas aún.

¿No fue un suicidio? ¿De que estaba hablando? ¿Quién pudo asesinarla?. En ese momento, su nariz comenzó a sangrar mientras su cabeza punzaba del dolor; queriendo evitar una escena como la que sucedió en la tarde, decidió irse rápidamente de allí para poder limpia su nariz y relajarse.

Eran las 2:36 de la tarde, aún tenía tiempo hasta la reunión con la oficial Jinni, pero no suficiente como para ir a su casa y regresar, así que, como aún tenía hambre al no haber comido nada en 5 días, buscaría al de comer para después ir al bar antes mencionado.

Una Mente Oscura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora