Inculpamiento.

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Finalmente llegaron a la estación donde debian bajar y ya en el anden, Nathan volvió a hablar después del incomodo momento que pasaron antes a causa de la supuesta infidelidad de Lizzeth.

—No hace falta que me acompañe hasta mi departamento. Es tarde ya, seria mejor que usted vaya a su propia casa.— Después de decirlo, le pareció que fue un tanto cortante, pero no le dio demasiada importancia.

—Quizás tiene razón, aunque en realidad, no vivo tan lejos, son solo dos estaciones antes...— Hizo una pausa para buscar algo en su bolso. —Aquí tiene mi tarjeta— Dijo mientras se la entregaba al joven. —Si recuerda algo importante o tiene alguna idea, llámeme, no importa que hora sea. Adiós Nathan.— Dijo rápidamente para después dirigirse a las escaleras que le llevarían al otro lado del anden.

Sin responder nada, solo se dirigió a la salida para salir del metro y caminar hasta su casa. Se sentía exhausto, había sido un día con demasiadas emociones y tenía muchas cosas para consultar con la almohada. Sólo esperaba que todo eso le ayudara a descubrir que pasaba en su mente.

Entro en su casa y lo primero que hizo, fue darse una ducha, en verdad le hacía falta, pensó en lo increíble que era lo mucho que te podía revivir un buen baño; al salir, se miró en el espejo y tras verse tan desaliñado decidió afeitarse antes de vestirse con ropas deportivas nuevamente.

Al terminar, fue de nuevo a su mesa de noche, buscando la libreta donde días antes escribió lo que sabía de sus sueños, pero esta vez escribiría lo que sabía sobre el asesinato de Lizzeth; mientras buscaba, abrió uno de sus cajones y lo que vio lo dejó perplejo: Un tacón de color negro. En ese momento recordó lo que dijo Jinni.

—Lizzeth llevaba unos zapatos altos de color negro y, uno de ellos estaba roto. Al parecer el tacón se rompió y por más que lo buscamos, no apareció, así que es lógico deducir que alguien estaba con ella, se rompió el tacón y esa persona que iba con ella, se lo llevó.—

Pero, ¿que hacía eso allí? ¿Porque lo tenía el? Hace unas semanas no estaba allí, ¿verdad? Lo único que podía pensar es que alguien lo había incriminado y, mientras él dormía, entró para dejar todo tipo de pruebas falsas, era la única explicación lógica.

Furioso, comenzó a sacar los cajones de su sitio y, tras vaciar su contenido, lanzarlos al piso de manera violenta.

—¡¿Quién carajos hizo todo esto?!— grito lleno de cólera, quien asesino a Lizzeth, se estaba tomando las molestias para inculparlo a él pero, ¿porque ahora? ¿Porque no lo hizo antes? Además, el caso ya estaba cerrado, ¿porque arriesgarse a que lo atraparan?.

—Cariño, vamonos a casa, ¿si?— Dijo Lizzeth mientras se acercaba lentamente.

Nuevamente un recuerdo invadió su mente, la fiesta en la cual Lizzeth usó ese par de zapatos, habían peinado la zona comercial el día anterior buscando un par de tacones que le gustaran y se había decidido por esos.

—¿Esos zapatos? ¿Estas segura? Solo los usaras mañana, ¿no se te hacen caros para algo que solo usaras un día?— Dijo Nick antes de entregar la tarjeta para pagar, reflejando en su rostro las pocas ganas que tenía por comprar esos zapatos.

Nuevamente, su cabeza comenzó a punzar y la nariz comenzó a sangrar a chorros. Provocando que nuevamente, Nathan se desplomara justo donde estaba.

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