Se sentía exhausto, regresar a casa le tomaria al menos una hora. Entró al subterráneo, el cual se encontraba prácticamente vacío, quizás es porque era el inicio de la línea, seguramente, acercándose al distrito comercial de nuevo, se llenaría.
El tren llegó tras unos minutos, al entrar, no había más que una señora ya mayor, dormida en uno de los asientos y un matrimonio con dos niños -sus hijos, pensó Nathan-, dormidos al igual que la señora. Esto, combinado con el cansancio y el sueño que tenía, parecían ser señales del universo para que durmiera y, aunque había plenitud de sillas vacías, Nathan decidió ir de pie, aunque la caminata de antes le había dejado con los pies adoloridos.
Pasaron cerca de 20 minutos cuando llegó a la estación donde debía transbordar a la otra línea, la que le llevaría a su casa. Camino por los oscuros pasillos del subterráneo, el dolor de sus pies le recordó aquel primer sueño y tuvo el impulso de sacar su billetera y revisar su identificación. Toda la información estaba allí. Aliviado, la guardo de nuevo, era bueno sacarse la preocupación de estar en uno de esos sueños nuevamente.
Llegó al anden, el tren estaba allí, parecía que le estaba esperando. Subió rápidamente y, aunque menos que en el otro vagon, habían varios asientos disponibles, pero nuevamente decidió ir de pie, al igual que un hombre que se encontraba al otro lado del vagón, pero Nathan sabía que sus razones d ebian ser diferentes.
En las últimas dos estaciones, sintió sus ojos cerrarse por breves segundos, abriéndolos inmediatamente, asustado, ¿entró en un sueño? ¿Estaba en el metro antes de dormir? ¿Quién era?. Al parecer, algunos de los pasajeros notaron su pánico, porque lo miraban confundidos e incluso, irritados. Lentamente Nathan se tranquilizo y comenzó a recordar donde estaba, que hacía, su nombre y cualquier otro dato que le confirmara que no estaba en un sueño. El resto del camino, fue sin ninguna clase de percance.
Entró a su casa y en lo único que podía pensar era en acostarse y dormir, pero debía hacer algunos preparativos. Primero, se puso ropa cómoda, no para dormir, sino para correr, un pantalón deportivo y una camiseta con mangas cortas e incluso, un par de zapatos para correr, los había comprado meses atrás para salir a correr con Lizzeth cada mañana, pero solo lo hicieron una semana antes de dejarlo; después pensó momentáneamente en como forzarse a recordar todo en sus sueños, pensaba que con llevar una identificación sería suficiente, pero algo le decía que no debía confiar del todo en eso. Al entrar en su habitación, vio la pequeña libreta y el bolígrafo, lo que le dio una idea, escribió en su brazo lo siguiente:
Tu nombre es Nathan, estás soñando, averigua tu historia con Lizzeth.
Mientras lo escribía, no podía dejar de pensar en lo extraño que era hacer todo eso, cualquiera que lo hubiera visto pensaría que estaba loco, incluso el mismo dudaba de su cordura, pero, debía hacerlo, si quería detener esos sueños, debía de hacerlo.
Al terminar de escribir en su brazo, con una expresión triunfante dibujada en el rostro se dirigió a su cama, desplomandose en ella, quedando dormido en cuestión de segundos, sin saber las consecuencias de lo que acababa de hacer...
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Una Mente Oscura
Mistero / Thriller¿Qué será ese extraño lugar? Parece que esta diseñado para torturar nuestras mentes hasta llevarnos a la locura...