Aprendiendo A Amar ©

"Capítulo 7"

Domingo en la mañana, mi único día de descanso. Ni asignaciones de la escuela, ni tareas de la casa, voy al karate tres días en la tardesita (que no incluye los domingos), nada que interrumpa mi descanso. Pero como tengo un hábito de levantarme a las 7.00 AM cuando no voy a la escuela y puedo quedarme a dormir hasta tarde, no hago más que levantarme y ordenar mi cuarto.

Bajé a desayunar y al chequear mi celular tenía mensajes del Señor Claveles y de Aurora.

Befrien Aurora: Mami me dijo que si, iré después de las 3.00 PM.

Le respondí un "Okey" y opté por ver el mensaje del Señor Claveles.

—Buenos días, Elle me encargó que te dijera que quiere hacer un día de campo contigo y conmigo, ¿Qué dices? ¿Puedes?

Lo pienso.

Ya invité a Aurora a mi casa, no puedo decirle que no venga.

—Me encantaría, pero mi mejor amiga viene a visitarme hoy y no puedo dejarla plantada, a menos que pueda ir ella también, así vería a mi amiga e iría a lo de Elle.

—Está bien, puede venir tu amiga también.

—Okey ¿Dónde nos vemos?

—En la floristería.

¡Qué vacano, un día de campo!

Le dije a Aurora para que viniera en la mañana para poder ir a lo de Elle. Estaba encantada con la invitación, pues no es algo que hacemos todos los días. Y de paso, también le dije a mi madre que iría de día de campo con Aurora, a lo que me respondió que si, porque conoce a Aurora desde años y sabe que es buena muchacha.

Aurora tiene que estar por llegar. Me puse a preparar una mochila pequeña con una ropa de repuesto (uno nunca sabe que puede pasar, y es mejor prevenir que lamentar), dinero y algunas cosas de higiene como jabón y desodorante.

Escucho que abren la puerta de mi habitación al voltear veo que es Aurora.

—Saludos. —dijo entrando y sentándose en la cama.

—Hola.

—Hey, me encantó la idea de un día de campo, si no salía de mi casa iba a enloquecer —dijo con gestos exagerados típicos de su personalidad.

—Hay algo que todavía no sabes... —dije. Ella sólo me observaba confundida incitándome a continuar. —No iremos solas.

—No me digas que... —dijo cubriendo su boca con ambas manos.

—No, no. —comenté haciendo gestos con las manos. —No va Jack y esa gente.

—Ah. —dijo con un tono de alivio o decepción, era imposible determinar cuál de las dos sensaciones mostró. —¿Quiénes van?

—Max y su ex-niñera.

—Por lo menos estarás con tu chico. —comentó con decepción.

«¿Cómo que mi chico?»

Recuerda que nuestra mejor amiga ve fantasmas dónde no los hay.