"Capítulo 21"

13 1 0
                                    

SELENE

Estoy en mi habitación, lanzada en mi cama, analizando, pensando. Necesito un respiro. Me siento agobiada, me siento atormentada, ya no sé que pensar... Es que en serio, no quiero dudar de Max, pero está lo de Smarlyn, luego lo que me dijo Sebastián —que conste que no le creo a esa basura—, luego, sale Michael con eso... Ay no sé en verdad.

«Ay mi loquita... Averigua eso, ya nos gusta el imbécil de Max, no podemos arriesgarnos a que nos lastime, aunque yo pienso que es verdad, porque tanta gente diciéndote vainas de que es malo, y que esto y que aquello, uno puede mentir, pero ¿Todos mienten?»

Es verdad, y como Matteo dijo, esto puede salirse de mis manos. Hay muchas cosas en juego... No quiero que nadie salga lastimado.

Mi celular suena, indicando que ha llegado un nuevo mensaje.

Señor Claveles:

Hey, Mérida. ¿Podemos vernos? Hace mucho que no salimos, no hemos podido casi ni hablar y después de la fiesta han pasado cosas raras. ¿Qué dices? ¿Puedes hoy en la tarde?

Ay Max... No puedo seguir evitándote. Tengo que simular que todo está bien para que no se preocupe ni empiece a abordarme con preguntas que no sé cómo responder.

Está bien, nos vemos en el la estación del metro, a las 4.00 pm, pero en la del Centro de los Héroes para que no subas a la avenida Máximo Gómez como la otra vez😂😂.

Fue muy gracioso que caminara hasta la Gómez sólo para que yo nunca llegara.

«No es gracioso. Gracioso fue cuando te caíste en la estación del metro y todos te vieron.»

Cállate.

Muy graciosa, Selene😒😂. Está bien, ahí nos vemos, estoy ansioso por mostrarte algo, ya verás.

Ah, caray, ya despertó mi curiosidad. Me dispuse a cambiarme, pues falta una hora y media para las 4.00 pm, como la estación no está tan lejos, se puede ir a pie. El tránsito en Santo Domingo es horrible para que salgamos en coche, y además, Max quiere enseñarme algo y no sé si es algo pequeño, o un lugar, quién sabe.

Al terminar de cambiarme, eran las 3.36 de la tarde. Opté por ponerme un enterizo color crema, unas zapatillas negras, mi pajón, como siempre, tomé mi mochilita, y luego me puse en camino para ir a ver a Max en el lugar que acordamos.

Al llegar, busco a Max con la mirada, y miro la hora: 3.58 pm.
Me apoyo en la pared de la estación, no sé cuánto tardará Max y con su historial de llegar tarde, no me sorprendería que llegara tarde ésta vez.

Esperen un segundo... Me retracto, Max llegó temprano, esto es un acontecimiento que debo guardar en mi calendario. Lo veo a unos cuantos metros de mi, por lo que, me pongo a caminar en su dirección.

—¿Quién se va a morir que tú llegaste temprano? —dije divertida.

Max puso los ojos en blanco. —Como quiera es malo. —dijo sonriendo. —¿Nos vamos?

—Claro.

Entonces, lo veo que se da la vuelta y va en dirección contraria de donde se encuentra la estación del metro. Detuve el paso y observé como pendeja a Max avanzando, hasta que él notó que no estaba a su lado y se devuelve hasta colocarse en frente mio.

Lo miro con el ceño fruncido. —¿Para dónde vas?

Se pega en la cara y se ríe, mostrando que se le había olvidado decirme algo. —A veces se me va la guagua, Mérida. —dijo con una genuina sonrisa, que también me hizo sonreír y disentir divertida. —Vine en el carro, lo estacioné por allá.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 18, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Aprendiendo A Amar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora