Capítulo 9.

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El más bajo de los dos seguía negando con la cabeza, sin cambiar de pensar ni un segundo.

—No, Brendon, eso lo hiciste muchas veces en la escuela, pero ¿Ahora? ¿De qué te sirve? De nada, no hay nadie que te obligue a hacer ejercicio como cuando estábamos en la escuela—Habló él.

—Por favor, Patrick, lo necesito, solo esta vez—Pidió Brendon, mientras relucía sus mejores ojos de cachorrito suplicante, pues esa era una de sus armas secretas.

—Es que no entiendo para qué lo necesitas, Brendon, no tiene sentido—Respondió Patrick, mientras se quitaba sus gafas y las limpiaba con su camiseta cuidadosamente.

—Mira, ahora mismo no puedo decirte para qué lo necesito, pero te juro que te lo diré en algún momento, de verdad, solo necesito las muletas y un yeso falso, anda, sabes que eres el mejor haciendo eso, eres la única persona a la que se lo puedo pedir—Habló el más alto, mientras enredaba sus dedos frente a su rostro—, por favor, Patito, anda ¿Sí?

Patrick observó a Brendon tras volver a poner sus gafas en su rostro, y suspiró.

—Solo esta vez—Dijo, levantando el dedo índice de forma demandante.

—¡Sí, muchas gracias! ¡Sabía que podía confiar en ti!—Exclamó el más alto, mientras abrazaba a su amigo con fuerza—, eres el mejor ¿Sabías?

—Sí, ahá, solo no te pongas tan cariñoso antes de que me arrepienta de hacer esto.

Brendon se rió un poco, asintió con la cabeza y soltó a Patrick.

Para la escuela, Patrick siempre ayudaba a Brendon a no hacer gimnasia, ya sea falsificando licencias por parte de un doctor, haciendo yesos falsos -Brendon siempre había estado sorprendido de que Patrick pudiera hacer eso, pero, su madre era doctora, y siguiendo los pasos de aquella maravillosa mujer, Patrick estaba estudiando medicina; tenía cierta explicación-, o le prestaba las muletas que alguna vez usó cuando se rompió una pierna, y Brendon estaba de lo más agradecido por tener un amigo como Patrick que lo apoyara en su decisión de no hacer ejercicio en clase, el único problema es que tenía que hacerlo convincente, así que tenía que ir con el yeso y las muletas durante un tiempo, así el profesor le creía.

Apenas Dallon había propuesto la idea de darle a Brendon la imagen de un joven inocente e incapáz de cuidarse por sí mismo, al menor se le había hecho imposible no repasar cada detalle del plan y pensar en Patrick y su talento para hacer lucir como alguna falsa lesión.

—Solo recuerda cuidar las muletas—Habló el menor—, y no te quites el yeso hasta que ya no lo necesites.

—Sí, Pat, sé como funciona, he hecho esto desde la escuela.

—Lo sé.

La verdad es que Patrick y Brendon eran amigos desde los quince años, se habían conocido cuando Patrick llegó a la escuela tal año y lo sentaron junto a Brendon, un poco cliché, pero así había sucedido. Y se habían vuelto buenos amigos. Patrick siempre quería ayudar a Brendon, o bueno, Patrick quería ayudar a todo el mundo que bajo su criterio se lo mereciera. Él era un amor de persona.

Era un poco molesto ir por ahí con yeso y muletas aunque no las necesitara, especialmente por la risa de Gerard al verle tratando de movilizarse. Gerard se había presentado justo después de Pete, con una confianza despampanante, que le había hecho imposible a Brendon el olvidar su nombre o su expresión egocéntrica.

—¡Brendon, llegaste!—Escucharon a Dallon exclamar, así que ambos voltearon a verle, encontrándole con una amplia sonrisa y los brazos extendidos.

—Hola—Sonrió el menor, tratando de acercarse al más alto, pero se le dificultaba un poco, a lo que Gerard rió un poco, recibiendo así una fría mirada por parte de Dallon.

—¿Qué es lo que te da tanta gracia?

—Se ve estúpido, principalmente porque no se ha roto nada—Respondió el joven del cabello rojo brillante, mientras se cruzaba de brazos.

—Tú te ves estúpido—Respondió Brendon, en un tono algo infantil, pero no le importó, pues Dallon ya lo estaba defendiendo, como sentía que sería.

—¿No qué tú tenías trabajo que hacer?—Preguntó el mayor, mientras rodeaba los hombros del menor con sus brazos—Ve a hacer tu trabajo antes de que yo te eche.

Gerard abrió la boca para protestar, pero no dijo nada, solo bufó, y se retiró dando pisotones, dándole así la razón a Dallon.

—Gerard cree que tiene el control todo el tiempo—Habló Dallon mientras rodaba los ojos—, dale un tiempo y parará de molestarte.

Brendon asintió con la cabeza, mientras era guiado por el mayor hacia la oficina de éste.

Pete tomó la muñeca de Josh y jaló de su brazo de forma brusca, acercándose así a Zack, con cuidado de que Dallon saliera de su oficina y los viera planeando a sus espaldas.

—Ya tengo un plan—Sonrió Pete, una vez que tenía la atención de ambos.

—No confío en tu plan—Respondió Zack, cruzándose de brazos.

—¡Aún ni les he contado mi plan!

—No necesito oírlo para saber que es malo.

—A ver, ya—Se metió Josh, mientras se ponía de pie entre Pete y Zack—¿Cuál es tu plan?

—Fingir querer matar a Brendon—Habló el más bajo—, se asustará, y huirá.

—¿Y qué tal si Dallon se da cuenta?—Preguntó Josh.

—Si Dallon se entera, nos matará, a los tres—Se quejó Zack.

—Dallon no se enterará—Respondió Pete, ya algo molesto.

—Asegúralo—Dijo Zack a modo desafiante.

Pete se quedó callado, obviamente sin poder asegurar que Dallon no les vería, pues eso nadie podía asegurarlo, a veces Dallon parecía tener ojos por todos lados.

—¿Tienes otro plan?—Dijo Pete, ahora haciendo que Zack se quedara en silencio—¿Y tú?—Josh negó con la cabeza—¿Ven? Mientras no tengan otro plan, haremos el mío.

—Si Dallon nos atrapa, diremos que tú nos amenazaste—Dijo el más alto de los tres.

—Eso no los salvará de ser echados.

—No, pero nos salvará de la muerte.






De los nueve capítulos que llevo publicados, éste es el únuco que he revisado, así que no sé cómo están los demás já.
Bueno, a quién le importa, nadie lee esto, a naide le interesa ;)

Bonnie y Clyde [Brallon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora