Capítulo 3

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La señorita Clío Politis daba el saludo a otra aburrida semana en un monótono lunes lleno de oscuros nubarrones y unas esporádicas y delicadas gotas de lluvia que caían sobre el gran ventanal del salón de clases y que eran observadas con atención por Konrad.

—Que el día esté un poco triste no quiere decir que nosotros tengamos que estarlo también —dijo la profesora —. Hoy empezaremos un nuevo y emocionante tema, algo que nos compete a todos y de lo cual deberíamos aprender de sobra, ¿alguien que se haya tomado la molestia de repasar la programación me podría decir de que se trata, por favor?

April levantó su mano para casi tocar el cielo y la profesora con un movimiento de cabeza le dio la palabra.

—A mediados de otoño, deberíamos empezar con... Uspiam, si no me equivoco.

—Exactamente, señorita Crimson. El tema que obtendrá nuestra atención por ahora será nuestro muy querido lugar de residencia y algo que todos aquí tenemos en común, Uspiam.

Verónica estaba tan somnolienta en su puesto que aduras penas escuchaba lo que decían los demás. Hacia un lado se oían los dulces susurros de Marycella Lacroix y Tamiko Okumura sobre lo furioso que se encontraba Paulo Monroy por la pérdida de la capitanía y hacia el otro lado sentía el áspero raspón del lápiz de Ayulen Kuyentray sobre el complejo sudoku que intentaba llenar.

—Sé que al principio pueden pensar que ya lo conocen todo sobre el pueblo, pero estoy segura de que no pueden estar más equivocados. Uspiam tiene bastante historia que la mayoría ignora y, para motivarlos aún más y hacerlo didáctico, como a mí me encanta, ustedes, la nueva generación del pueblo, serán los encargados de dar el tema.

Verónica se despertó de un brinco y los ojos de los estudiantes se encontraron confusos tratando de descifrar aquella declaración de la profesora que se les hacía curiosa pero no sorpresiva. La señorita Politis constantemente estaba inventado maneras interesantes, a su forma de ver, para aprender, y aquella debía ser una más.

—No le basta con molestarnos con temas tan estúpidos como este pueblo que a nadie le interesa y ahora nos va a poner a dar las clases a nosotros ... que profesora tan profesional —susurró Verónica cerca de Sídney que se limitó a asentir sin cuestionarse demasiado el planteamiento.

—El primer paso de esta actividad será formar grupos de seis personas y para ello dispondrán de 10 minutos que contabilizaré. Así que... por favor, empiecen... ¡Y recuerden guardarle un puesto al señor Belmont Storgard! Su incapacidad médica está por terminar y cuando regrese también debe presentar el trabajo.

Los estudiantes se levantaron de sus asientos, haciendo el revuelo más grande nunca antes visto, entre preocupados y afanados por no quedarse sin grupo y por pertenecer a aquellos que obtendrían las mejores notas.

April, Konrad, Sídney y Verónica daban por hecho que estarían juntos, pero los grupos eran de seis, aún faltaban otras dos personas y los candidatos se acababan con cada minuto que pasaba. Verónica se sentó sobre la mesa del pupitre de April y Sídney se mantuvo de pie junto al pupitre de Konrad.

—Podemos decirle a Marycella y a Tamiko —dijo Konrad —. Los señores Okumura podrían ser muy útiles. La profesora dijo que es sobre la historia del pueblo y que mejor lugar para encontrarla que las páginas del Verum.

—Creo que ya consiguieron grupo —aclaró Sídney cuando vio a ambas chicas acomodarse junto a Reese y Wyatt Wigton.

—Dasha es una buena opción —dijo April y tanto Konrad como Verónica lanzaron miradas de desapruebo. El primero era una mezcla de esperanza con vergüenza y la segunda de asco con un poco de fastidio.

Las Profundidades De Uspiam (Las Gemas De Uspiam II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora