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Llegaba agotado al salón de música, entrando, me encontraba con el profesor que me pedía amablemente tocar el piano, para darle una muestra a los nuevos alumnos que se presentarian, el profesor se retiraba por un momento, mis ojos oscuros y casi cansados observaban el vacío espacio que ocupaba, me sentaba y esperaba a la llegada de algún alumno, —TIC TAC, TIC TAC, TIC TAC — los sonidos de reloj se volvían más profundo mientras pasaba los segundos o minutos, —TOC TOC — reaccionaba mirando a la puerta, viendo posar una  silueta, sentía como mis ojos se oscurecian, pestañando una y otra vez intentaba buscarle forma a la figura, cuando mis ojos se aclaraban veía a unos de los hermanos en la puerta.

—¿Puedo? —Preguntaba como si interrumpiera—.
— C-claro adelante.

El castaño se sentaba en una de los asientos casi cercanos del piano, mirando alrededor suyo, lo observaba mientras un escalofrío recorría mi piel y todo mi cuerpo, intentaba mirar a otro lado aunque no pudiese, tan solo su presencia me hacia sentir nervioso, apretaba mis manos con mis muslos, lo miraba cada vez más haciendo mi mirada penetrante.

Él reaccionando volteaba a verme encontrando mi mirada, asombrado, la bajaba mirando el teclado del piano.

— Soy atractivo incluso para ti.
— N-n-no es lo que parece.
—¿Eh? ¿Qué es lo que no parece? 
— N-nada...

Me entretenía con el piano tocando porque si, haciéndolo callar,  llamando cada vez más su atención. Entraban muchos más alumnos a tomar asiento, cuando todos estaban completos,  el profesor entraba y me pedía comenzar.

Tocaba una melodía de Beethoven ~Claro de luna~

Unidos por HilosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora