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Al terminar iba a sentarme, detrás de el castaño ya que era el único asiento vacío.

–Me gusto, tocas bien el piano — volteado me miraba —.
— Gracias.

Lo miraba inconciente a la cara,  haciendo que nuestros ojos se encontraran, él, sorprendido, volteaba mirando hacia adelante. Yo,  sin más ponía mi pequeña atención a la clase.

Pasaban las horas y tenía que darles un pequeño recorrido. Iba al salón de profesores ya que ahí los encontraría a ambos.

Sin notarlo alguien tomaba mi hombro, y susurraba mi nombre — Alex—,  sorprendido volteaba viendo al castaño sonriendo.

— ¿Cómo sabes mi nombre?
— Podría decir que pregunte por los alrededores —Una sonrisa sucia posaba en sus labios— ¿te asuste? 
— ¿Apenas te das cuenta? Camina, tengo que darte un recorrido y quiero almorzar algo.
— Vamos.

Caminaba alejado de él para que no me molestara...  Llegando al salón de profesores miraba a su hermano platicando con un montón de mujeres. Suspiraba de estrés. La mano de el castaño recorría mi cintura asombrandome, volteaba teniéndolo cerca de mi rostro.

–¿Podrias no tocarme?  Gracias.
— Lo intentaré —Sonreía suciamente—.
–¿Eh?, ¿Como de que lo intentaras? ¡Hazlo de una vez!
–Pero —Miraba mis ojos algo fascinado— Me gusta verte reaccionar a eso, —Se movía a mi oido— Es...  Exitante.

Sonrojado, empezaba a soltarme.

Unidos por HilosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora