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Después de tres días en los cuales Alex había faltado a clases, Stephan se había preguntado "¿En donde estaba? ",  mientras también preocupado. Sebastián seguía en su Show de estar con muchas mujeres. Finalmente, regresaría a la escuela a cumplir sus deberes y pasar sus apuntes.

Al pisar apenas el marco de entrada de la puerta ninguna mujer se acercó a él, sintiendo paz, y...  Enterándose por los alrededores y rumores el echo de que dos chicos casi gemelos se habían echo los Reyes de la escuela, dejando a Alex como menos que el tercer lugar en el ranquin de popularidad.

Cuando apenas estaba entrando al salón, sintió el azote que le dieron en el trasero sorprendiendolo, sintió un escalofrío por su cuerpo y tras el azote se sonrojaba,  bajando su mirada con jadeos saliendo de su boca. Y, en ese pequeño instante Stephan lo sorprendía con un comentario algo sexoso.

–¿Estas excitado?, ¿Te gusto?, ¿Quieres otra?

Alex levanto la cabeza y sonrojado, volteo a ver a el castaño jalandolo de la corbata, poniéndolo a su altura, el castaño algo arqueado lo miraba a los ojos sintiendo placer al hacerlo.

–¿Seguro que quieres morir? —Decía dejándolo en su lugar con una mirada fría y una sonrisa maliciosa en sus labios— No me molestes y habló en serio.

Empujaba a Stephan, mientras Sebastián los veia cuando se acercaba.

–Podrás ser el primer o segundo lugar en el ranquin de popularidad, pero no soy una de tus perras, no me interesan los problemas, pero estoy dispuesto a darme mi lugar como me lo merezco.

Acorralando al castaño contra la pared, este, por más fuerza que en su cuerpo había, hacia lo mismo con el albino pasando su mano en su cuerpo y cuello, hacían un escándalo en el pasillo. Por lo que se tuvieron que detener.

El castaño antes de separarse había sentido la piel suave del contrario, por lo que notaba que las marcas en su cuerpo se habían ido o casi desaparecian.

Unidos por HilosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora