Capítulo 13

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"La primera sospecha y la visión cumplida (pt. 1)"


Aesta hora el dormitorio debería estar vacío, así que, mientrascamino por el pasillo, me consuelo a mí misma con que tendré pazpara pensar que hacer a continuación. Al llegar a la puerta, paso latarjeta de acceso que siempre llevo en el bolsillo interior de mibolso y entro esperando encontrar las literas en orden, todo vacío yun silencio ligero. Es decir, lo contrario de lo que mis ojos estánviendo ahora, lo peor es que esta escena ya la he visto, pero desdeotra perspectiva:

Savannahestá en frente del espejo, bajando las mangas largas de su suéterceleste para cubrir sus brazos, o lo que los adornan; un escalofríorecorre mi médula al verlo. Mi bolso se me resbala de las manos,haciendo el ruido necesario para que la pelirroja se voltee. Ambasnos quedamos estáticas, sin saber cómo reaccionar ante lasituación.


10horas y media antes...


—¡Heleeeeeen!

—¡AyLuka! Estoy al lado tuyo, ¿por qué tienes que gritar?—la rubia nisiquiera se molesta en responder, tan sólo estira la mano hacia unode los tarroncitos en el centro de la mesa.

—Pásamela mantequilla.

Helenbufa antes de complacer a Luka, quien raramente fue la última endespertarse hoy; está más inquieta que nunca.

—Algúndía me cansaré de ti.

—Ambassabemos que ese día nunca llegará—canturrea la rubia mientrasbaña sus tostadas en mantequilla.

Nosé cómo se las arregla, pero Luka hace que todos los problemasparezcan mucho más ligeros de lo que son, es decir, ayer fue todo uncaos de revelaciones y hoy... estoy comiendo tostadas con mielmientras ella se embriaga de mantequilla. ¿Acaso ignorar todo se lehace más fácil? No, es imposible vivir omitiendo algo así degrande, ella se lo guarda todo, deja que la tormenta estallé en suinterior sin ser molestia para nadie.

Todavíame cuesta creer la habilidad mental de Luka; ¿me estuvo leyendo lamente todo este tiempo? ¿Supo de mi poder incluso antes de que yo lecontara? ¿Qué más se guarda para sí misma? Me pregunto si Luka sesentirá mal por no poder evitar ver los pensamientos de los demás,¿o ya se acostumbró? Yo llevo cinco años con esta maldición ysigo sin poder deshacerme del sentimiento de culpa que me invadecuando veo las vidas de los demás, como por ejemplo lo de Maddie,¿quién soy yo para conocer eso de ella? Nadie, no tenía derecho asaber eso... me siento fatal; de repente ya no tengo apetito.

—¡Oliiiiiiii!—elgrito de Luka me devuelve a realidad, y de paso también hace quetodo mi oído vibre dolorosamente.

—Au,¿qué quieres?—pero esta vez Luka no señala ningún objeto en lamesa, sino que levanta su tostada bañada en mantequilla a mediocomer hacia mí.

—¿En qué piensas?

Larubia me muestra una sonrisita juguetona cuando entrecierro los ojosen su dirección con una expresión de « ¿enserio?» ante lapregunta.

—Enunicornios.—digo rodando los ojos, pero Luka no desiste de sujueguito.

—Mentirosilla.

—Noeres quien para saber.—llevo mi jugo de naranja a mis labios parafinalizar la conversación, y noto cómo la mirada de Luka no deja deser juguetona.

Derepente recuerdo cómo en mi primer día aquí, en el que Savannahsalió dramáticamente de la habitación, Luka había dichoprecisamente lo que había pasado entre la pelirroja y yo. En eseentonces pensé que sólo había adivinado con una suerte celestial,pero ahora sé que en realidad me estaba leyendo, y ganó una apuestapor ello. ¿Entonces se divierte con su don?

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