Capítulo 6

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"Westwick y Anderson"

Le cuento lo necesario, obviando la muerte de mi padre y la charla con Spencer, esa información decido reservarla para mí.

Debo admitir que no sé que esperar, nunca le he contado esto a nadie y no tengo la menor idea de cómo reaccionará ¿Creerá que estoy loca? ¿Pensará que necesito ir a un psiquiatra? ¿Se alejará por temor o repulsión? ¿Me interrogará con convicción?

Sin embargo, contra toda superstición, Luka asiente a todo lo que le voy diciendo y sólo cambia su expresión de cariño por una de concentración de vez en cuando. Hago un esfuerzo enorme por tener buena dicción y no echarme a llorar a moco tendido sobre la almohada, pues relatar todo lo que ha conllevado esta maldición en mi vida pareciera hacerme vivir todo otra vez.

Al terminar la rubia tiene una expresión neutral y aprieta los labios. Se queda mirando a un punto por encima de mi hombro, como si pensara si decir algo era lo apropiado.

—Guau... Estoy impactada, deja a mi cerebro procesarlo. —Luka se lleva dos dedos a las sienes y las masajea circularmente. — ¿Así que ves la vida de las personas con sólo mirarlas a los ojos, y por cada vida, olvidas algo? —Asiento. Ella se queda boquiabierta un rato, luego frunce los labios y juro que siento que tiene la intención de confesar algo (puesto que Luka sólo hace uso de la seriedad cuando el tema lo amerita). Sin embargo su expresión cambia y agrega divertida: —Pues no cuentes conmigo para exposiciones grupales—le doy un golpe amistoso en el hombro mientras reímos, mi risa libera mis nervios.

— ¿Cómo es que...? —no pude completar la pregunta sobre mis expectativas a su reacción porque Savannah entra de golpe en la habitación.

La pelirroja se queda estática de espaldas a la puerta y observa a su alrededor con una mirada de asco, luego bufa:

—Por amor al cielo... Luka tenía que ser. —rueda los ojos, arroja el morral a su cama, cruza la habitación a zancadas evitando los obstáculos del piso y se encierra en el baño.

— ¡Se te quiere Savannah! —grita la rubia llena de sarcasmo a la puerta cerrada, luego mira alrededor—Pero tiene razón, esto es un desastre.


A continuación, entre Luka y yo recogemos nuestra parte de la habitación. Cuando terminamos Savannah ya se encuentra descansando en su cama mientras ve el celular, Luka y yo nos tumbamos en la cama de la rubia mirando al techo, como si éste nos diera la respuesta a tal aburrimiento. Después de un rato sin hacer nada, Helen entra cansinamente al cuarto, su cabello está ligeramente despeinado, el fleco parece molestarle más que nunca, y por su encorvamiento deduzco que su mochila está a estallar de libros.

— ¿Dónde estabas? —inquiero sin despegar la espalda del colchón.

—Número uno: huyendo de esta loca. —dice señalando a Luka con la cabeza, la mencionada forma una sonrisa risueña. —Número dos: haciendo la tarea de Psicología en la biblioteca.

— ¡¿Había tarea?! —pregunta Luka sentándose de repente, su grito casi me rompe el tímpano.

Ahora que lo pienso... ¡Oh por todos los cielos, sí que había tarea!

Savannah comparte nuestra alarmante sorpresa.

Estaba tan inmersa con todas estas revelaciones sobre los orígenes de mi poder y el tema de la posibilidad de deshacerme de mi maldición, que olvidé completamente las responsabilidades del internado.

Ay...

Lo que resta de noche, lo pasamos Savannah, Luka y yo copiando velozmente la tarea que tan amablemente Helen nos ha prestado con la única condición de cambiarle algunos detalles, con tal de que no sean idénticas. La asiática es, claramente, la más responsable de todas, Luka la comparó con una tal "Hermione Granger" (ni idea de a qué se refiere) y Helen nos comparó a todas con unos "perezosos irresponsables". Savannah y yo nos limitamos a copiar lo más rápido que podemos en la computadora para luego salir corriendo a la biblioteca para imprimir el trabajo, y gracias a Dios ésta no estaba cerrada aun.

OlvidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora