Capítulo 16

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"La desventaja de Spencer"

"Los poderes mentales sólo traen mal para sus portadores; no importa qué tipo de poder o don sea." "Siempre hay una desventaja, al menos tú sabes cúal es. Muchos mueren sin conocer siquiera lo que su poder o don les arrebató."


A veces culpó de todo lo malo que me ha pasado en mi vida a mi maldición, pero la verdad es que la vida de por sí ya es difícil. A veces me olvido de que las personas normales también tienen sus problemas, con o sin una magia sobrenatural en sus cabezas. Sí, los poderes dificultan toda tu existencia, pero la verdad es que el mundo es muy jodido por sí sólo.

No puedo culpar a mi poder de todo lo malo que ha pasado en mi vida, porque independientemente de sus desventajas, las decisiones siguen recayendo en mí. Y justo ahora, es cuando me arrepiento de cada una de ellas:

Cuando Luka abre la puerta de la azotea, lo hace de un portazo tan fuerte que la puerta choca estrepitosamente con la pared y rebota de nuevo hacia nosotras, pero la rubia la para a medio camino, suficiente para mirar al frente y comprobar algo: no hay nadie.

En frente de mí sólo hay el cielo y una caída de cuatro pisos; no hay Savannah. ¿Y si llegamos muy tarde? Temblorosamente corro hasta el borde del techo con ojos aguados, esperando encontrar el cuerpo inerte de Savannah en el concreto, pero tampoco está. Confundida doy media vuelta buscando a Luka con ojos alarmados, y la encuentro abrazando a la pelirroja.

Savannah está hecha una bolita contra la pared, llora desconsoladamente en sus brazos; a su lado, Luka está agachada y su mano atrae la cabeza de Savannah a su pecho. Luka es un desastre de lágrimas negras, pero yo no debo estar mejor. Mis piernas me guían inmediatamente hacia ellas, sumándome al abrazo como puedo. Savannah es un desastre de llanto bajo mis brazos.

— Y-yo no pu... pude... —Luka la calla murmurando un leve "shhhh".

—Estamos aquí para tí.—dice Luka con un tono semi consolador y tembloroso, pero logra calmar un poco tanos los llantos de Savannah como los míos.

Estamos aquí. Ya no te dejaremos sola Sav, no más.


Después de pasar una hora o más acurrucadas en la cama de Luka, llorando con sólo los consuelos de la rubia y mis muchos 'Lo sientos' temblorosos llenando el espacio; Helen llegó al cuarto cargando mi mochila y la de Luka. Ni siquiera preguntó por qué estábamos así, sólo dejó todo cuidadosamente en el piso y se acurrucó junto a nosotras. Savannah no decía nada, pero tampoco mostró señales de querer deshacer el abrazo.

El nudo en mi estómago no piensa dejarme, sin importar cuántas lágrimas rodaran por mis mejillas, podría desmayarme por deshidratación pero la culpa no se irá jamás de mí. Cierro con fuerza mis ojos mientras me aferro a mi ex mejor amiga, no pienso hacernos más daño a ambas.

Ninguna sabe qué hora es cuando nos separamos. Luka es la primera es buscar un pañuelo para limpiarse la cara. La rubia está destrozada, y no sólo por su cabello desarreglado y su máscara que a este punto está corrida por su rojizoss mejillas; sino por sus ojos cristalizados (tengo suerte que está concentrada en limpiarse con el pañuelo que no me devuelve la mirada.)

—Vale entonces... —comienza la rubia tomando aire.—... deberíamos cambiarnos para dormir.— todas asentimos aunque sea apenas entrada la noche y quede al menos una hora antes del horario estricto para dormir.

Me meto en la cama pero sé desde que mi cabeza toca la almohada que será otra noche en la que el sueño no llegará fácil. No sé exactamente cuánto tiempo ha pasado desde que cerré mis ojos en vano, pero debe ser medianoche cuando caigo dormida.

OlvidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora