Capítulo VIII "Una visita inesperada"

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Camus se llevó a los niños ayer por la noche, hoy es sabado, una mañana de sabado un tanto solitario para Milo; nuestro bichito en cuestión estaba con bata mirando por la ventana, tenia en una de sus manos un cigarrillo, y con la otra se rascaba la nuca. Poco después del divorcio para calmar su ansiedad comenzó a fumar, detestaba los vicios que no fueran productivos, el hecho de fumar no era nada que aportase a su vida. Estaba aburrido, tenia el fin de semana libre ¿qué podría hacer? No tenía nada en mente... Nada hasta que una silueta en la vereda al frente de su casa llamó su atención, se acercó curioso a la ventana, corrió un poco la delgada cortina blanca y pudo distinguir claramente de quien se trataba...pero ¿qué se supone que hacia él allí, a esas horas de la mañana? Apenas eran las 9... La silueta parecía querer algo, definitivamente buscaba algo, pero la duda en su caminar, casi diciendo "¿me acerco o no me acerco?", generaban aún más curiosidad en Milo, finalmente decidió acercarse a la casa, pocos momentos después de perderla de vista, Milo escuchó un par de golpes en su puerta, sin pensarlo por mucho tiempo se dirigio a la puerta de entrada, de camino hacía esta se miró en el espejo y retocó un poco su pelo ¿por qué? Ni el lo sabía, al estar frente a la puerta tomo la manilla de esta y la giró, abriendo la puerta. Sonriente, ya frente a quien venia a verle habló.

-Pero que agradable sorpresa... No es normal de ti estar despierto desde tan temprano -se apoya en el marco de la puerta con los brazos cruzados y sonriendo de lado.

-Digamos que tuve una corazonada

-¿con que una corazonada eh? - alza una ceja- ¿ese es el motivo de tu visita?... Shura -El mencionado se retira sus lentes de sol y sonrie levemente.

-se podría decir que si...

-Jeh... Adelante, ¿supongo que quieres pasar no? - Milo le da la espalda y camina hacía el interior de la casa- limpiate los pies antes de entrar y que no se te olvide cerrar la puerta... Hace un poco de frio.

-Con permiso...- dice en tono suave ingresando a la casa, no sin antes limpiarse los zapatos y seguidamente cerrando la puerta tras de si, siguió a Milo hasta la sala de estar... Al llegar se encontró con la seductora, a sus ojos, vista de Milo sentado en el sofá de cuero negro y almohadines rojizos... Volvió a ponerse los lentes a la vez que tomaba asiento al lado de Milo...

-Asi que tuviste una corazonada... ¿Sobre que? -Milo apoya su rostro en la palma de su mano recargando su peso en el sofá.

-Nada en particular- decía el español dando una que otra mirada al sector visible del pecho de Milo- verás, tuve la sensación de que... Debía venir, eso es todo

-Ya veo...- aspira su cigarrillo.

-¿mh? ¿desde cuando fumas? -Dice viendo como Milo dejaba escapar, de manera suave, el humo de su boca.

-Hace un tiempo... Asi controlo mi ansiedad - Mira a Shura.

-Comprendo... -De un momento a otro nota un importante detalle- ¿y los chicos? ¿aún duermen?

-No... -suspira y apaga el cigarrillo- ellos... No estan en casa

-¿Eh?

-Verás... Ayer vino...- duda un momento pero continua- Camus -El desinteres en la voz de Milo al pronunciar aquel nombre preocupó un poco a Shura

-¿te hizo algo? -Milo niega con la cabeza

-No, sólo quería ver a los niños...

-Ya era tiempo de que asumiera sus responsabilidades - Milo se pone de pie desconcertando a Shura

Jamás seré plato de segunda mesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora