Capítulo XXII " Bajos Instintos Y Dulces Confesiones"

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Advertencia: Este capítulo contiene contenido +18, esperando que sea de su agrado comencemos, cada vez que este símbolo aparezca 🔞será para avisar que comenzará y donde terminará la sabroshura, sin nada más que decir, comencemos.

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El pulso del español se detuvo por unos segundos al oír la voz de Milo, "joder menuda suerte..."... Y por si fuera poco, su erección estaba nuevamente palpitante y había recuperado su tamaño. Milo se acercó al cubículo donde estaba Shura y apegó su oreja para poder escuchar mejor a su amigo.

-¿está todo bien Shura? Saliste muy extraño del set

Shura guardo silencio por unos segundos, y tratando de contener su voz respondió.

-N-no es nada... - bajó la vista hacia su erección y tomó su miembro con la mano, sin mover.

-¿cómo qué "nada"? Oye me estoy comenzando a preocupar...

-Venga Milo, que no es nada tío...

-Shura... has estado raro desde que comenzó la sesión...- El español guarda silencio- si, lo noté, ¿tuviste algún problema con tu ex?

-N-no...

-¿Te aburriste demasiado tal vez?

-Para nada

-¿tienes problemas digestivos tal vez?

-¡¡Claro que no!! -alza la voz y golpea con su puño libre la puerta.

-¿entonces qué haces encerrado en el baño?

-S-solo quería estar solo...

-Shura, estas asustándome, vamos abre la puerta

-¿¡q-qué!?

-Vamos, no hagas esto más difícil- apoya su mano sobre la puerta, Shura hace presión con su cuerpo... a pesar de que la puerta tenia seguro.

-¡N-N-No Milo! ¡Tio, joder, estoy bien!

-¡El Shura que yo conozco no actuaría de esa manera si lo estuviera!- Hace presión hacia la puerta.

-J-Joder... ¡Milo! -suelta su miembro duro y se apoya con ambas manos en la puerta- hazme caso

-¡No me iré hasta que abras!

-¡Que no Jodeeeeeeeer! ¡¡que pesado tioooo!! -se ruboriza- ¡¿se te ha ido la pinza o qué?!

-¡Ahora si se te nota lo español! Vaaaaaamooos abre la puerta

Entre los forcejeos, Shura, con una de sus manos quito el mini seguro que mantenía la puerta cerrada... y como era de suponer Milo logró abrir la puerta encontrándose con la escena de Shura con el cabello revuelto, levemente ruborizado, con la camisa desabotonada a la mitad, los pantalones abajo y con su miembro visible y erecto. La expresión escorpiana denotaba gran asombro, las mejillas se le tiñeron de un bello carmesí, y de manera inocente se cubrió los ojos, el español, por su parte, tenia la boca abierta, tratando de articular alguna palabra, su cara estaba roja.

Jamás seré plato de segunda mesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora