Capítulo XXXIV "Impacto"

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[[ *Advertencia*: El presente capítulo puede no ser apto para todxs, ya que se narraran escenas violentas, si deseas leer con tranquilidad pero no te agrada leer justamente este tipo de contenido descuida, cuando las cosas se vayan a poner turbias pondré este símbolo "🔞" de igual forma que cuando termine la escena pondré el mismo símbolo...]]

La velada transcurría de manera tranquila para la mayoría de los presentes, quienes luego de la cena charlaban en el salón, varias personas se habían puesto de pie para conversar, de fondo sonaba una balada sencilla, Kardia no perdió el tiempo e invitó a su esposa a bailar, la pareja dio inicio a que otras personas tomarán la iniciativa de bailar junto a ellos, Antares acomodó su vestido para ganar mayor movilidad, Kardia llevó una de sus manos detrás de la espalda de su esposa apegándola a si, ella entrecerró sus ojos y sonriendo seductoramente le susurro "¿qué pretendes?", frente a lo cual el peliazul deja escapar una pequeña risa, la cual retumbó en ambos cuerpos.

-Es evidente, quiero disfrutar del privilegio de bailar y compartir mi vida entera junto a la mujer más talentosa y bella de este lugar... ¡Y del mundo entero! - Antares reposa su cabeza en el pecho de su amado.

-Pero qué cosas dices - le responde sin dejar de sonreír- tu tampoco estás nada mal...

-Claro, debo estar a la altura de mi esposa después de todo -comenta orgulloso.

A pesar de las palabras de su esposo, la pelirroja sabía bien que algo dentro de su amado había cambiado, la aparición de Degel había removido una fibra sensible en Kardia, prácticamente las noches posteriores al encontrón que ambos tuvieron eran dominadas por terrores nocturnos e insomnio, sin duda la calidad de sueño del escorpión se había deteriorado; Antares no era tonta, es más, lo que tenia de bella lo tenía de astuta e inteligente, ciertamente estaba preocupada por el futuro de su matrimonio junto al peliazul... Cerró con fuerza sus ojos, quería atesorar aquel momento, no quería que un día tan especial fuera manchado por la presencia de un tercero en discordia, aunque era consciente de que la mente de su esposo se encontraba vuelta un caos, y que a su memoria volvían imágenes del pasado, abrió lentamente sus ojos y al hacerlo su mirada se cruzó con la de una persona que la observaba tanto a ella como a su amado, aquel intruso no era nadie más que Degel.

La pelirroja de esmeralda mirada sostuvo un par de segundos la vista hacia su contrario, sin mostrar nada más que seriedad, por su parte le resultó imposible al de cabellos verdosos continuar sosteniendo la mirada, así que desvío la vista hacia la copa de vino que sostenía. Victoriosa, Antares levantó la vista hacia su esposo, dedicándole un dulce beso en los labios, Kardia se sorprendió ante la repentina acción pero disfrutó de la atención que le brindaba la pelirroja. Desde el ángulo en el que se encontraba era capaz de observar la escena con detalle, Degel frunció un poco el ceño, lo cual no pasó por alto su hijo, quien de inmediato le habló a su padre.

-¿todo bien?

-Aah...-suspira- por supuesto.

-Podrías, ya sabes, acercarte a él e intentar hablar.

-Es difícil Camus, ya lo intenté y...-deja la copa en la mesa- lo arruiné todo.

Aun le sorprendía lo mucho que se habían acercado desde que Degel se sinceró con él, Camus nunca había visto a su padre así de vulnerable, el hecho de pensar en este más allá de ser una persona ejemplar, líder de una compañía, dedicado al 100% a su trabajo, es decir, verlo como una persona normal, que ama y sufre, llegando a ser capaz de enamorarse de otro hombre. Las vueltas que da el destino la amplia mayoría de las veces se escapa de nuestra comprensión, el acuariano de cabellos turquesa ladeo un poco la cabeza.

-Por qué...-duda un poco su pregunta pero continua-... ¿por qué no volviste a buscarlo luego de que mamá nos abandonara?

-...yo... la verdad no lo sé...- mira a su hijo- supongo que pensé que de seguro nada bueno saldría de eso...

Jamás seré plato de segunda mesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora