Capítulo XXXV "Un Suspiro Entre La Vida Y La Muerte"

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En el hospital el personal de salud atendía a los heridos, Afrodita y Kardia eran los casos más graves, fueron los que entraron a quirófano directamente, a Saga lo tendrían en observación, en la ambulancia revisaron a Kanon y al león, el primero de estos además de los moretones tenía dos costilla rotas, por su parte Aioria tenía una contusión en la cabeza... Prepararon otro pabellón para el menor de los Géminis y por su parte Aioria guardó reposo en la sala de espera, allí se topó con Antares, la pelirroja sostenía su propio rostro con ambas manos, estaba encorvada, casi sobre su propio regazo, tenía espasmos cada ciertos segundos, había rotó en llanto nuevamente desde que ingresaron a su esposo al quirófano. El león al ver a la pelirroja en ese estado sintió como se le apretaba el pecho y, sin saber como iniciar la conversación, se sentó junto a ella, tal acto captó la atención de Antares, quien volteo a verlo, este con nerviosismo sonrió levemente y abrió los labios dejando escapar un "eemh..."... Antares apoyó ambos brazos en su propio regazo y procedió a hablar.

-Eres el amigo de Milo...Aioria ¿verdad?

-A-así es...

-...veo que te golpearon feo, tienes la cara aun hinchada...

-Bueno, ese tipo era duro...

-Estoy segura de que si...-mira hacia el frente.

-emh... - piensa antes de hablar- usted es bastante cercana a Milo ¿no?

-Si... Le quiero mucho... Desde que lo conocí él... - respira profundo y continua- él siempre ha sido muy bueno conmigo... - mira a Aioria y este nota como el contorno de los ojos de la pelirroja se encontraban enrojecidos al igual que la nariz de ella.

-no es difícil querer a Milo...

-Eres un gran amigo... Sin ti quizás no solo mi esposo estaría en esta situación, quizás Milo y Kanon no seguirían con nosotros - vuelve a cubrirse el rostro.

-v-vamos - le soba la espalda en el momento que vuelve a llorar - por lo que ha dicho Milo, su padre es un hueso duro de roer...

-L-lo sé pero *hic* *hic* no se por qué tenia que pasar de esta forma... Ese imbécil - aprieta los dientes.

-Si... Pero al menos ya esta detenido.

-¿crees que eso podrá detenerle? Es un Wyvern...-suspira- Conocí a su padre, y estoy segura de que sí se parecen, Radamanthys no debe tener nada bueno- dice tajante, en ese instante la rabia que sentía se sobrepuso a la tristeza.

-¿qué? ¿ Conoció a su padre? - la pelirroja asiente.

-Si... Hace bastantes años, en ese entonces yo cursaba mi penúltimo año en diseño de modas... junto a mi generación tuvimos la oportunidad de viajar a París... Fuimos a una exposición de una artista que me gustaba mucho - sonríe al recordar- sin embargo - su cara cambia y su semblante se vuelve sombrío- en dicha exposición se podían comprar cuadros, a modo de subasta, fue en ese momento que conocí a Arthur Wyvern.

-ya veo...

-Ese tipo... Agh... - hace una mueca - tenía contactos, no le resultó difícil dar con el hotel en el que nos quedábamos... Decidió reservar un cuarto allí... - hace una pausa - prácticamente me acosó durante todo mi viaje... Algún imbécil debe haberle dado mi número de teléfono... En una ocasión tuve que escapar de él, verás... Nos topamos en el ascensor, y es de esos tipos que no acepta un no por respuesta.

-Menudo imbécil - dice frunciendo el ceño, estaba atento al relato, aquello divirtió un poco a Antares.

-Y que lo digas... Me libre de él como pude... Lamentablemente no todas mis compañeras corrieron con la misma suerte... Una de ellas cayó en su maldita manipulación... El muy bastardo ya estaba casado y tenía un hijo...

Jamás seré plato de segunda mesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora