T2: Un Crimen Sobre La Mesa.

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Capitulo I: "Secuelas Después De La Tormenta"

Esa mañana en Grecia era fría, sin embargo Aioria tenía el torso desnudo. Su palma reposaba sobre el marco de la ventana, mantenía el ceño fruncido mientras miraba la calle a través del cristal sin un destino fijo. La investigación en torno a la desaparición y presunta muerte de Aioros seguía en curso aunque el panorama se tornaba cada vez más desesperanzador, hace unos días habían encontrado casi de milagro restos humanos, una trozo de oreja en bastante mal estado, era sorprendente que que los peces no hubiesen devorado cada parte de ella. El león cerró con fuerza los ojos e imploró en silencio por el paradero de su hermano... algo dentro de su corazón, muy en el fondo, le gritaba que su hermano estaba vivo.

La situación en casa no pintaba bien, justamente el día de ayer le había dado la noticia a Seiya. Como era de imaginar, el adolescente de cabellos castaños estalló primero en llanto, para después comenzar a interrogar a su tío.

-¡¿Cómo pudiste ocultarme algo así?! ¡¡Te odio!!

Aioria sabía que las palabras de su sobrino no eran ciertas, era consciente de que brotaron en el calor del momento. Le entendía de sobremanera, y es que siempre supo que su sobrino reaccionaría de esa forma, después de todo lo conocía desde toda la vida... Aun así, lo pronunciado por Seiya se clavó como agujas en su corazón. Esa expresión de dolor y decepción en el rostro del menor le perseguiría seguramente hasta el último de sus días. Se maldijo a si mismo en silencio y lentamente abrió los ojos al sentir como unos brazos rodeaban su torso con dulzura, no tardó en sentir el cálido tacto de alguien que conocía bien.

-Aioria... estas despierto.

-Si... lamento despertarte -se gira con suavidad sin romper el contacto contrario- Lyfia.

-Mnh... no te preocupes -le sonríe- debo ir al trabajo en unas horas...

-Ya veo...

-¿Qué tal dormiste?

-A decir verdad... no recuerdo la última vez que pude dormir sin despertarme varias veces en la madrugada...

-Eso es bueno...-sonríe irradiando calma.

-Creo que tomaré una ducha...

-Esta bien, pero no tardes, iré a preparar el desayuno -se estira al mismo tiempo que jala despacio uno de los brazos de Aioria, con el objetivo de acercar a su contrario para depositar un beso en una de las mejillas de este.

-O-okey...

La observó marcharse, pasados unos segundos se agarró con fuerza la cara. Deslizando sus dedos hasta su castaña cabellera se cuestionó ¿Qué había pasado la noche anterior? Resulta que la peliceleste estuvo presente en la confrontación entre Aioria y su sobrino, intentó mediar entre ambos pero fue inútil, atónita observó a Seiya marcharse en dirección a su habitación, dando un portazo tras de sí. Lyfia tampoco sabía al cien porciento lo que estaba ocurriendo, pero no centró su atención en aquello, sabía que Aioria la necesitaba, no era tiempo para hacer preguntas dolorosas.

En el momento en que Aioria se dejó caer en el sofá temblando de impotencia ella de inmediato intentó contenerlo, nunca había visto al griego en un estado tan lamentable, su corazón se retorció al ver a la persona que amaba sufrir de semejante forma. Sin pensárselo mucho lo abrazo con fuerza y Aioria hundió su rostro en el cálido pecho de la peliceleste. Tal interacción estremeció a Lyfia quien, en el instante en que el león por fin consiguió detener sus lagrimas, sin poder resistir más le besó. Fue un beso tímido, nervioso y desesperado, nada pasional, más bien dulce y algo torpe que no duró mucho tiempo. Aioria abrió sus ojos de par en par y se apartó por inercia, topándose de lleno con los ojos morados de Lyfia llenos de lagrimas y una sonrisa triste, creyó leer en aquellos ojos la palabra "perdóname". En ese momento algo en el pecho del león saltó... entonces volvió a besarla.

Jamás seré plato de segunda mesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora