Capítulo XXV "De Vuelta Al Juego"

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-No puede ser...

Decía Afrodita, con su vista fija hacia el papel que sostenía entre sus temblorosas manos, el español lo miró extrañado al oírlo; Ambos estaban en un restaurante cerca de la gran compañía de modas Cosmic Puppet.

-¿nh? No entiendo que es lo que te sorprende - dice el español mientras bebe su café.

-Está prueba... Es...

-¿Negativa? Por supuesto - bebe nuevamente café - no sé por qué te sorprende tanto

-Shura... - el aura de Afrodita se vuelve sombría - tu y Milo se acostaron...

-Nnh...eso fue... Hace mucho - deja la taza descansar en el plato- ¿que tiene que ver eso con esto?

-... No puedo creer - susurra - la suerte que tiene ese bastardo

-¿que dijiste?

-Tú... - Se pone de pie y toma su bolso--aún no pagas todas tus deudas conmigo Shura- se da media vuelta y camina hacia la salida

-¡Hey! ¡Afrodita!... - el nombrado ya había abandonado el local- tks... Cada vez entiendo menos la forma en la que se comporta... Es un verdadero crió...

El peliceleste salió a toda prisa del lugar, estaba confundido, extrañado, según sus cálculos lo más probable era que Shura debía estar contagiado de herpes al igual que Camus y Surt... Y por consiguiente Milo también debía estarlo... Ahora tenía que conseguir la forma de saber si efectivamente el escorpión estaba infectado de Herpes... Se agarró la cabeza, esta comenzaba a doler, desde hace un par de días las cosas estaban así en su vida... Cada vez que se irritaba su cabeza comenzaba a doler... Giró en una esquina necesitaba apoyar su cuerpo en alguna pared, dejó reposar todo su cuerpo y lentamente se dejó arrastras hacia el suelo, sintió que su vista comenzaba a nublarse... Se sintió morir. En el momento que cerró los ojos, aceptando su fin, escuchó a lo lejos una voz, seguida de un meneo en su cuerpo, su vista poco a poco dejó las tinieblas, cuando está volvió a la normalidad le costó procesar que era lo que estaba pasando.

-¡Afrodita! ¡Afrodita! ¡Responde por favor! - una voz masculina con notoria preocupación sonó ahora en todo el cuerpo del nombrado- Dios... Debo llevarte a un hospital... -

-T-tu eres... - es cargado como princesa-¿que haces aquí...?

-¿que clase de pregunta es esa?... No hables de más... Te ayudaré

-M-Milo... - al fin se atrevió a decir el nombre de su contrario, al hacerlo cae automáticamente en la realidad, y justo antes de que Milo lo subiera al auto, hizo un ademán en su contra.

-¿¿qué haces?? Debo llevarte a un hospital.

-Deja eso ya... Solo es cansancio, es normal en mi que pase este tipo de cosas-dice con notorio tono de molestia.

-No entiendo por qué te pones así ahora, estoy tratando de ayudarte

-¡De quién menos deseo ayuda es de ti!... - la mirada de Milo le hizo cuestionarse lo dicho- q-quiero decir... Aaahh... Eres demasiado joven para entender eso... - Milo lo mete en el auto y este se acomoda resignado.

-Sigo sin entender tu actitud-cierra la puerta y se dirige a la entrada del conductor- sigo diciendo que creo que deberíamos ir al hospital.

-Joder... Maldita sea, ya te he dicho que--en ese momento una idea paso por su mente... - aunque... No sería una mala idea... Dame tu teléfono

-me alegra que hayas recapacitado- sonríe y le entrega su teléfono- ¿para qué lo quieres?

-¿piensas llevarme a cualquier sitio? Yo ya tengo un médico al cual visitar cada vez que me siento mal... - pone la dirección en la aplicación del teléfono diseñada para eso y mira a Milo.

Jamás seré plato de segunda mesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora