"Ah...Ha-¡Harry!"
Ron se cubrió la cara con la almohada y dejó escapar un gemido de frustración.
Llevaba toda la noche escuchando ruidos de la habitación contigua que no le estaban dejando dormir.
Por mucho que se tapaba los oídos, no había manera de dejar de escucharlo.
Después de la guerra, Ron se había ido a vivir a un piso en el mundo muggle con Harry. Hermione había decidido estudiar en Francia, por lo que debía estar fuera hasta terminar sus estudios. Ron y ella mantenían una relación a distancia.
El pelirrojo había decidido convertirse en auror, y tras dos años en la academia, a los 20 años consiguió el puesto. Ahora, tres años después, era jefe de aurores.
Harry se había decantado por la medimagia. Después de la guerra, el chico decidió que había tenido suficiente acción en su vida y cuando cumplió 19 años comenzó a estudiar para sanador.
En la academia de sanadores, el moreno se había reencontrado con su antiguo enemigo en el colegio, Draco Malfoy. El chico, al contrario que en la escuela, no lo molestaba, y apenas le dirigía la palabra. Harry podía notar que la guerra lo había cambiado, pero, al fin y al cabo, ¿a quién no?
El moreno pronto se dio cuenta de que el maestro de la academia no daba el mismo trato al rubio que al resto de aspirantes a medimagos. Usaba lenguaje despreciativo hacia el chico, lo miraba con odio, básicamente lo trataba como escoria.
Harry no se quedó quieto y le pregunto a Draco si tenía idea de porqué el profesor lo trataba así. Él solo se levantó la manga izquierda de la camisa, mostrándole su marca tenebrosa. De inmediato, Harry comprendió.
El moreno movió cielo y tierra para cambiar aquello. Le parecía demasiado injusto. Él odiaba ser tratado con favoritismo por ser el Salvador del mundo mágico, pero pensaba que sería aún peor el hecho de que te trataran de aquella manera. Por lo que, aprovechando su influencia en el ministerio, consiguió que echaran al profesor de su puesto y que colocaran a uno más objetivo, o al menos que no insultara a sus alumnos.
Malfoy agradeció a Harry por su acción. El moreno insistió en que almorzaran juntos ese día. Los días se convirtieron en semanas y una amistad se forjó entre ellos.
Harry mantuvo aquella amistad en secreto. No sabía cómo reaccionarían Ron y Hermione si les comunicaba la noticia.
Realmente nunca llegó a contárselo. Pero un día, la lechuza de Draco llegó con una carta del rubio felicitando a Harry por su cumpleaños cuando el moreno no se encontraba en casa. Así que Ron la tomó y descubrió todo. Harry fue prácticamente sometido a un interrogatorio por sus amigos, y finalmente acabó por contarles todo. Ambos lo aceptaron, aunque a Ron le costó un poco más, finalmente decidió confiar en el criterio de Harry.
Así que pasó el tiempo, y Harry decidió pedirle salir a Draco. No tenía caso fingir que no se había enamorado de él. Por suerte, fue correspondido, y ya llevaban casi tres años juntos.
Y más o menos a eso se debían los ruidos que Ron estaba escuchando aquella noche. Había intentado todo tipo de hechizo de silencio, pero todos servían para silenciar su propia habitación, no la contigua. Y es que estaba más que harto de escuchar, no solo los gemidos de ambos miembros de la pareja, sino también el sonido de la cabecera de la cama chocando contra la pared.
Ron entendía a la perfección que Harry se hubiera enamorado de Draco. El prelirrojo incluso había llegado a llevarse medianamente bien con él. Entendía que ambos chicos se querían mucho, incluso sabía que Harry se estaba cuestionando pedirle matrimonio. Podía entender, también, que eran una pareja joven y que lo que estaban haciendo en ese momento era normal, más a su edad. Lo que no entendía, era por qué demonios esos sonidos se llevaban escuchando por más de dos horas.
ESTÁS LEYENDO
DRARRY & WOLFSTAR
FanfictionUn libro de one-shots, imágenes y headcanons de estas parejas. Portada hecha por mí (aunque no los dibujos)