Segundo plato

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Ethan

- por Dios hueles a bebé, no puedes torturarnos de esta forma. Queremos conocerla.
- mañana la traeré, todo estuvo bastante tenso y no quería forzar las cosas. Saldré mañana temprano a hacer tramites y a las seis pasaré a recogerlas por su casa, porfavor ustedes qué son tan buenas con la cocina destaquencen y preparen algo rico puede ser? En la alacena hay dinero de seguro no hay nada que pueda ser comestible en está casa.
- no te preocupes grandulon ya nos encargaremos de eso y podrías bajar los regalos que trajimos para la bebe, están en el auto.
- Alma- me miran confundidas no entienden lo que les digo y yo sonrió como el padre baboso en el que me eh convertido hace apenas unas horas- la bebé se llama Alma y mañana le iré a poner mí apellido.
Ellas gritan como niñas de quince años y se abalanzan sobre mí, me besan y felicitan nuevamente, me remueven el pelo hasta que las apartó por lo pesadas que se han puesto.

- necesito descansar, hay un cuarto que está vacío y tiene una cama grande, pueden compartirla- me pongo de pie y voy a buscar un poco de silencio en la paz de mí habitación. Me recuesto pero estoy con mucha ansiedad quisiera volver a casa de Mel y cargar en brazos a mí bebé. Es genial la manera en que una persona puede amar tanto a otra en cuestión de segundos. Y Mel, tan orgullosa y altanera como siempre esa mujer terminará conmigo.

El despertador suena y lo desactivo, son las seis de la mañana y el sol apenas comienza a salir, me doy una ducha rápida, me visto y tomo las llaves del auto. No quiero parecer desesperado pero odio hacer trámites así que mientras más rápido lo hagamos mejor.
Al llegar a su casa me bajo del auto y tocó el timbre, espero casi diez minutos y vuelvo a tocar. Marco a su móvil y al tercer tono contesta
- diga- su vos es adormecida
- Mel soy Ethan estoy en la entrada, vine por ti para ir al registro.
- oh lo siento ya te abro dame dos minutos.
Espere afuera mientras me senté en el escalón de la entrada. Odio esta casa me gustaba más su apartamento anterior. Joder aquí vive el también, idiota vamos a ver cuánto te dura el cuento de hadas.
- discúlpame entra si quieres ya casi estoy - dice y vuelve a entrar pero dejando la puerta abierta.- no escuché el despertador, de noche duermo muy poco por culpa de Alma, así que mis mañanas son de terror, en dos semana vuelvo a trabajar así que nosé como haré.
Su parloteo mañanero era lo que más extrañaba, su buen ánimo me contagiaba cada vez que se quedaba a dormir en mí apartamento.
- donde está Alma?- pregunto
- está en su habitación ya está cambiada.
- voy por ella, solo date prisa
- hay cosas que no cambian verdad- no entiendo a qué se refiere, le tomo el brazo cuando intenta entrar al baño- lo digo por tu poca sociabilidad en las mañanas- la suelto y sigue su camino.

Entro a la habitación de Alma, es perfecta Mel ha echo un gran trabajo con todo. Me asomo a su cuna y está despierta, con esos ojitos hermosos. Joder no creo que pude haber echo algo tan lindo.
- hola vida, como amaneció la bebé con los ojos más bellos del mundo. No le digas a mamá que dije eso sí. Ven con papá vamos a dar un paseo- intento tomarla en brazos, esto es lo más difícil que eh echo en mí vida. -Mano aqui, mano allá, no no no así no, mejor la mano por acá y la otra acá- bien eso es mini bonita, lo ves no era tan difícil. Quién te vistió tan linda eh, a que fue mamá- joder en siglos hubiera imaginado estar hablando de tal manera.

- eres el bravucón más tierno que eh visto- escucho a mis espalda y giro lentamente. Mel sonríe yo siento que el aire se me corta.
- muy pocas personas pueden ver esa parte de mí. Tú lo hiciste en su momento, ahora el privilegio es de esta hermosura.- está a Punto de responder pero en verdad no quiero saber lo que va a decir- si estás lista podemos irnos.
- bien, vamos entonces.

El registro está repleto de gente y tenemos casi treinta personas por delante. Muero de hambre y la espera me pone de peor humor. Ya han pasado casi una hora y la fila no se mueve.
- quieres ir a desayunar, no tardaremos mucho- le pregunto a Mel y ella asiente, Alma está dormida en mis brazos con tanta paz que es envidiable.
Nos sentamos en el bar del hospital y la mesera se acerca.
- buenos días papi que les puedo serviré- dice con todo el descaro del mundo, mierda creo que hasta me sonroje. Miro a mí acompañante y ella no deja de matar con la mirada a la pobre joven.

Mas alla de tu orgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora