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Cuando Youngjae y Jaebum llegan al campo de fútbol, nos encuentran a Yoongi y a mí tumbados en las gradas, mirando al cielo. Es un día soleado, tranquilo y cálido. La Madre Naturaleza no llora por

Kim Namjoon y el sol le viene fenomenal a mi cabeza palpitante.

—Madre de Dios —dice uno de ellos, y luego escucho un montón de palabrotas que no merece la pena repetir. La diatriba termina por fin con un—: Está realmente vivo.

—No gracias a vosotros, cabrones —me siento y Yoongi me imita, aunque permanece ligeramente encorvado. Estos imbéciles lo han tratado a patadas demasiadas veces.

—Oye —exclama Youngjae—. Nosotros no te hicimos nada, ¿entiendes?

—Mantén tu jodida boca cerrada —añade Jaebum, apuntándome con el dedo. No sé qué decir. No había pensado que fueran ellos los que intentaran mantenerme callado a mí.

Sacudo una de las rodillas de mis vaqueros. Se había pegado algo de polvo de donde me he recostado en las gradas.

—Vosotros no intentasteis hacerme nada —digo con sinceridad—. Me llevasteis a esa casa porque queríais que me cagase de miedo. No sabíais que vuestro amigo acabaría partido por la mitad y destripado.

Eso ha sido cruel. Lo admito. Jaebum se pone inmediatamente pálido. Los últimos momentos de Namjoon están pasando por delante de sus ojos. Por un segundo, me ablando, pero las palpitaciones de la cabeza me recuerdan que trataron de matarme.

Junto a ellos, pero en la parte baja de la grada, Hoseok se rodea el cuerpo con los brazos y aparta la mirada. Tal vez no debería estar tan enfadado. Pero qué digo, ¿es que Hoseok se está burlando de mí? Por supuesto que tengo derecho a enfadarme. No me alegro de lo que le pasó a Namjoon. No habría permitido que sucediera si no me hubieran dejado fuera de combate de un golpe en la cabeza.

—¿Qué deberíamos decirle a la gente sobre Namjoon? —pregunta Hoseok—. Nos van a hacer preguntas. Todo el mundo lo vio marcharse de la fiesta con nosotros.

—No podemos contarles la verdad —responde Youngjae con tristeza.

—¿Y cuál es la verdad? —pregunta Hoseok—. ¿Qué sucedió en esa casa? ¿Debo creer realmente que a Namjoon lo mató un fantasma? Jeongguk...

La miro con ojos inexpresivos.

—Yo lo vi.

—Yo también lo vi —añade Jaebum, y da la sensación de que está a punto de vomitar.

Hoseok sacude la cabeza.

—No es verdad. Jeongguk está vivo. Namjoon, también. Esto es solo una retorcida broma que habéis ideado entre todos para vengaros de mí por haber roto con él.

—No seas tan egocéntrico —dice Youngjae—. Yo vi cómo sus brazos atravesaban la ventana y lo arrastraban hacia dentro. Escuché a alguien gritar. Y luego vi la silueta de Namjoon partido en dos —me mira—. ¿Qué era lo que había allí? ¿Qué hay viviendo en esa casa?

—Era un vampiro, tío —balbucea Jaebum—. ¡Un vampiro vivo y de verdad!

No me molesto en mencionar que ningún vampiro es de verdad, ni está «vivo». Qué idiota. Lo ignoro por completo.

—No hay nada viviendo en esa casa. A Namjoon lo mató Park Jimin.

—De eso nada, tío, no puede ser —dice Jaebum, atenazado por el pánico, pero no tengo tiempo para su fase de negación. Por suerte, Youngjae tampoco está dispuesto a prestarle atención y le dice que se calle.

Jimin vestido de sangre [kookmin] (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora