No he podido dormir en toda la noche. Me han asaltado interminables pesadillas y misteriosas figuras que se cernían sobre mi cama. El olor del humo, dulzón y persistente. El maullido del condenado gato a la puerta de mi habitación. Tengo que hacer algo. No tengo miedo a la oscuridad; siempre he dormido como un lirón y he estado en más lugares oscuros y peligrosos de los que me correspondían. Además, he visto la mayoría de las cosas que dan miedo en este mundo y, para ser sincero, las peores son las que te aterrorizan a plena luz del día. Las cosas que tus ojos ven claramente y no pueden olvidar son peor que las oscuras figuras acurrucadas fruto de la imaginación.
La imaginación tiene poca memoria; se escabulle y se vuelve borrosa. Los ojos recuerdan mucho más tiempo.
Entonces, ¿por qué me ha asustado tanto un sueño? Porque parecía real. Y porque ha durado demasiado. Abro los ojos y no veo nada, pero estoy seguro de que si alargara la mano debajo de la cama, un brazo en descomposición aparecería ahí abajo y me arrastraría hacia el infierno.
He tratado de culpar a Jimin de estas pesadillas, y luego he tratado de no pensar en él en absoluto. Para olvidar cómo terminó nuestra última conversación. Para olvidar que me encomendó la tarea de recuperar mi áthame y, después de hacerlo, matarlo con él. Mientras pienso estas palabras, el aire sale de mi nariz con un fuerte resoplido. Porque, ¿cómo podría hacerlo?
Así que no lo haré. No pensaré en ello y dejar las cosas para más tarde se convertirá en mi nuevo pasatiempo nacional.
Me estoy quedando dormido en medio de la clase de Historia Universal. Por suerte, el señor Banoff no se daría cuenta ni en un millón de años, porque me siento en la última fila y él está junto a la pizarra soltando una perorata sobre las Guerras Púnicas. Probablemente sería un tema que me interesaría si fuera capaz de permanecer consciente el tiempo necesario para seguir el hilo. Pero lo único que recibo es bla, bla, cabezazo, dedo entumecido en mi oreja, despertar repentino. Y vuelta a empezar. Cuando el timbre señala el final de la clase, me despierto sobresaltado y parpadeo una última vez, luego me levanto del pupitre y me dirijo hacia la taquilla de Yoongi.
Me apoyo sobre la puerta de la taquilla contigua a la suya mientras él guarda los libros. Está evitando mirarme a los ojos. Algo le preocupa. Su ropa parece mucho menos arrugada de lo habitual.
Y también más limpia. Y las distintas prendas combinan entre sí. Se ha arreglado para Hoseok.
—¿Es gomina eso que llevas en el pelo? —me burlo.
—¿Cómo puedes estar tan contento? —pregunta—. ¿Es que no has visto las noticias?
—¿De qué estás hablando? —pregunto, decidido a fingir inocencia. O ignorancia. O ambas cosas.—Las noticias —sisea, y añade bajando la voz—. El tío del parque. El desmembrado —mira a su alrededor, pero nadie le está prestando atención, como de costumbre.
—Piensas que fue Jimin —digo.
—¿Y tú no? —pregunta una voz en mi oreja.
Me vuelvo. Hoseok está junto a mí. Se coloca al lado de Yoongi y, por el modo en que me miran, podría asegurar que ya han discutido esto a fondo. Me siento atacado, y un poco dolido. Me han dejado al margen. Parezco un niño petulante, y eso me enfada.
Hoseok continúa.
—No puedes negar que es una increíble coincidencia.
—No lo niego. Pero es una coincidencia. Él no lo hizo.
—¿Cómo lo sabes? —preguntan los dos al mismo tiempo. ¡Qué monos!
—Hola, Hoseok.
La conversación se corta de forma abrupta cuando Baekhyun se acerca con un grupo de chicos. A algunos no los conozco, pero dos o tres están en clase conmigo. Uno de ellos, uno moreno con pelo ondulado y pecas, me sonríe. A Yoongi lo ignoran por completo.
ESTÁS LEYENDO
Jimin vestido de sangre [kookmin] (CORRIGIENDO)
Fanfiction"Esta ciudad huele a humo y a cosas que se pudren en verano. Está más encantada de lo que imaginé. Ahí fuera, en algún lugar, esta lo que vine a buscar, un fantasma con fuerza suficiente para arrebatar el aliento de la garganta de los vivos. Pienso...