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Cuando mi madre me despierta a la mañana siguiente, me dice que me ha preparado un baño de hojas de té, lavanda y belladona. La belladona la ha añadido para suavizar mi carácter impetuoso, pero no me niego. Me duele todo el cuerpo. Es lo que tiene que el dios de la muerte te vapulee por toda la casa durante la noche.

Mientras me sumerjo en la bañera, muy lentamente, con una mueca en el rostro, empiezo a pensar en mi siguiente movimiento. La cuestión es que me siento sobrepasado. No me ha sucedido muy a menudo, y nunca a este nivel. Pero en ocasiones, necesito pedir ayuda. Alcanzo el teléfono móvil de la encimera del baño y marco el número de un viejo amigo. De hecho, de un amigo de generaciones.

Él conoció a mi padre.

—Teseo Jungkook —dice cuando descuelga. Yo sonrío. Nunca me llamará Jeongguk. Mi nombre completo le resulta simplemente demasiado divertido.

— Kim Jun-myeon —respondo, y lo imagino al otro lado de la línea, en el extremo opuesto del mundo, sentado en una genuina casa inglesa con vistas a Hampstead Heath, en el norte de Londres.

—Hacía mucho tiempo que no sabía de ti —añade, y lo veo cruzando y descruzando las piernas.

Casi puedo escuchar el susurro de su ropa de tweed a través del teléfono. Suho es el típico caballero inglés de unos sesenta y cinco años, pelo blanco y gafas. Es el tipo de hombre que utiliza reloj de bolsillo y tiene largas estanterías del suelo al techo cubiertas de libros con una meticulosa capa de polvo. Cuando yo era pequeño, solía ayudarme a subir a la escalera corrediza para que le alcanzara algún libro raro sobre poltergeists o conjuros de amarre o cualquier otra cosa. Mi familia y yo pasamos un verano con él mientras mi padre cazaba un fantasma que rondaba por White Chapel, una especie de aspirante a Jack el Destripador.

—Dime, Teseo —dice—. ¿Cuándo prevés volver por Londres? Aquí hay multitud de cosas espeluznantes para mantenerte ocupado. Y varias universidades excelentes, todas ellas hasta los topes de encantamientos.

—¿Has estado hablando con mi madre?

Se ríe, pero está claro que lo ha hecho. Han mantenido una relación cercana desde que mi padre murió. Fue..., supongo que mentor es la palabra más adecuada, de mi padre. Cuando él murió, tomó un avión el mismo día que se enteró y nos consoló a mi madre y a mí. Ahora empieza con el rollo de cómo hay que hacer las solicitudes para el año próximo y que tengo bastante suerte de que mi padre arreglara lo de mi educación para que no tuviera que empantanarme con préstamos de estudio y ese tipo de historias. Realmente es una suerte, porque pedir una beca para alguien que se mueve tanto es inimaginable, pero lo interrumpo. Tengo asuntos más importantes y urgentes.

—Necesito ayuda. Estoy metido en un verdadero lío.

—¿Qué tipo de lío?

—Del tipo muerto.

—Por supuesto.

Me escucha mientras lo pongo al corriente sobre Jimin. Luego me llega el sonido familiar de la escalera corrediza y unos suaves resoplidos mientras sube por ella para alcanzar algún libro.

—No es un fantasma corriente, eso está claro —comenta.

—Lo sé. Algo lo ha vuelto más fuerte.

—¿La forma en que murió? —pregunta.

—No estoy seguro. Por lo que he oído, fue asesinado, como muchos otros. Degollado. Pero ahora su antigua casa está maldita y asesina a todo que el que pone el pie dentro, como una condenada araña. — Ese lenguaje —me reprende.

Jimin vestido de sangre [kookmin] (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora