Dormitorios de U.A

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Si bien gracias a la mera ayuda que le entregaron las palabras de Bakugo fueron aquellas que necesitaba oír para saber que estuvo a punto de tomar la decisión incorrecta, aquella que le haría infeliz sin saberlo. Un lado amable del mismo existía ante la nula vista del público, fue tal vez por aquello que permitió que la misma se sentara en sus piernas acurrucándose en él con las lágrimas cayendo. Y existían muchos motivos del porque lloraba: 1) Estaba tan exhausta, tan perdida en el sendero que solo él la trajo de vuelta. 2) El trauma, todo lo que no pudo decir lo expresaba en llanto por todos los recuerdos de golpes que recibió por su progenitor. 3) Hotaru y su recibimiento, era la luz para recibir una aceptación por todos sus familiares.

Para cuando se quedó sin lágrimas, estaba bastante agotada, se quedó del lado de Bakugo traslado sus manos hacia el cabello de este, jugueteando con este aun cuando el rubio se tensó ante la acción repentina, también estaba aspirando el olor que el propio emanaba, era dulce y tranquilizador para (t/n).

—Deberías ir a tu casa, es tarde... — su tono de voz fue casi silencioso tanto que no concordaba con el propio Bakguo, así como tampoco en ni un solo momento aparto las manos de ella sobre su cabello puntiagudo y desordenado, en secreto para él era relajante y le gustaba la sensación —.

—Quiero quedarme así un poco más...

Con solo soltar esas palabras escucho los latidos acelerados de corazón del rubio, para ella fue algo que la hizo reír levemente, lamentablemente hacer eso fue lo que mato toda la magia y lo que deseo no se cumplió.

—¡No digas cosas ridículas perra!

—¿Ah, te avergonzaste? En el fondo... eres adorable.

—¡CALLATE!

Ella sonrió mientras se levantaba ante los brutos movimientos de Bakugo que pudieron haberla tirado si no se levantaba cuanto antes, se quedó de pie frente a él con una sonrisa en su rostro aun cuando ella lucia bastante cansada además de tener los ojos bastante rojos e hinchados, nunca lo admitiría en voz alta, pero echaba de menos esa expresión de felicidad en ella.

Estaba algo ansioso de que volviese a ser alegre, y que se burlase de otros con su Quirk mientras ignoraban que fue obra de ella. Eran cosas que nunca admitiría en voz alta, a menos de que se le escapasen por algún motivo desconocido.

—Gracias, has despejado mi visión de hacer algo débil, te lo agradezco profundamente Katsuki-kun. — y se inclinó para él con su cabello cayendo hacia adelante con el movimiento —.

—Si, como sea... es tarde, ahora vete.

—Que descanses...

Fue un movimiento rápido e imprevisto hasta para el mismo cuando ella salto hacia adelante posando sus labios sobre su mejilla, y se alejaba tan rápido como hizo aquello para abandonar la habitación nerviosamente dejándolo en soledad tocando su mejilla en el punto cálido donde sus labios suaves estuvieron.

—Mierda... 


Tan ansiosa como se encontraba por la mañana fue que se levantó más temprano de lo normal para comenzar a prepararse tomando una cálida ducha, estaba más que ansiosa de tener que partir a los dormitorios, para conocer finalmente a todos sus nuevos compañeros de clase, esperaba ser aceptada por todos. Se quito todo rastro de tristeza que en algún punto estuvo en ella, todas sus ideas eran mucho más claras que los días anteriores y era gracias a diversas personas que le ayudaron a pensar con claridad, a no ceder.

Vistió el uniforme una vez que estuvo lista, se observó en el espejo con atención mientras se aplicaba el perfume que siempre adoraba. Ordeno su mochila por última vez, y bajo los escalones en dirección a la cocina para desayunar con su madrugadora madre.

The Lucky One - Bakugo Katsuki & Lectora {Finalizada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora