Esa noche me dormí pensando en el beso que Brad y yo nos dimos. ¿Podrá haber algo entre nosotros dos? Se me acelera el corazón de tan solo pensarlo pero él es un chico que nunca se compromete de verdad, esa pensamiento me desanima.
Hoy era de los domingos en los que me paso encerrada escuchando música, comiendo dulces, viendo series y películas. Es decir, era mi día antisocial.
Estaba comiendome un pote completo de helado de chocolate, sin importarme que me diera diabetes, cuando escuché mi celular sonar.
-¿Qué tal, idiota?
-Hola estúpida, te quería proponer algo
-Sueltalo
-Mis padres no estarán esta noche en mi casa. ¿Quieres hacer una pijamada?
-¡Sí! Muero por hacer una desde hace tiempo
-Paso por ti en media hora
Colgué la llamada y me dediqué a preparar mi bulto con mis cosas y recoger todo lo que había desordenado. Le envié un mensaje a mis padres informandole y me fui con Connor.
-Nos detendremos un momento en el Mini mercado porque en casa no hay muchas opciones para comer-. Dijo Connor.
Luego de un momento, estabamos adentro de un Mini mercado. Yo estaba por un pasillo y Connor por otro buscando dónde carajos estaba la salsa para spaghetti.
-¡Natasha no la encuentro!-. Me había gritado desde lejos y me sorprendí de que Connor haya hecho eso. Incluso no quise contestarle al ver a todas las personas de alrededor con el ceño fruncido mirando de dónde provenía la voz.
-¡Nat, Nat! ¡Ya la encontré! ¿Cuál escojo?
No tuve más remedio que contestarle.
-¡La color roja, Connor! Debe decir que es de spaghetti-. En el momento que contesté las personas me miraron desde mis pies hasta mi cabeza como si fuera un extraterrestre.
Cogí la soda y me dirigí a la caja para pagar con Connor.
-Connor, no vuelvas a hacer algo parecido. Tienes un celular con el cual puedes llamarme
-Es que era más sencillo así
-Si lo vuelves hacer me salgo del lugar y hago como que no te conozco-. Advertí molesta.
-Ya, ya. Perdoname cariño
Esperamos que el cajero nos cobrara todo pero para colmo era más lento que un caracol.
-¿Son novios?-. Preguntó él mirandome.
-No-. Repondí cortante y desesperada.
-Entonces podemos salir un día-. Me dijo guiñandome un ojo.
-¿Perdón? Mas bien apúrate en cobrarme que...
-Vamos tarde a nuestra cita-. Terminó Connor.
Lo miré agradeciendole.
-Oh, claro-. Dijo un poco desilusionado el cajero.
Cuando pareció un año después, el cajero por fin nos cobró todo y pudimos salir.
-Uff, parecía que él nos quería dejar toda la tarde allí-. Dije malhumorada.
-Tranquila, es que nadie puede resistirse a esto-. Respondió Connor señalando su cuerpo.
-Como tú digas, Connor. Ya vámonos
Acto seguido continuamos nuestro camino a su casa y preparamos su habitación para nuestra pijamada. Ya era más tarde cuando nos comenzó a rugir el estomago.
-Tengo hambre, Connor
-Yo también, vamos a cocinar
Nos dirigimos a la cocina y sacamos todos los ingredientes para hacer el spaghetti.
-¿Qué hago, Nat?
-Pon a hervir los fideos
Comenzamos a cocinar pero algo nos salió mal. Connor dejó que los fideos se quemaran.
-¡Connor! ¿qué tan difícil era dejar que hirvieran un rato?-. Exclamé desesperada.- ¡Este es el único paquete que tenemos de fideos!
-No te preocupes, cariño. Todo se resuelve con la pizza-. Dijo sonriendo.
Cogió el teléfono y marcó a la pizzería.
-Entonces hicimos todo esto para nada-. Suspiré.
Después de 20 minutos, la pizza llegó y no solo la pizza sino una nota encima de la caja que decía:Llámame, nena ;)
Y un número debajo.
-¿Por qué a todos se les antojó coquetearme hoy?
-Ya basta, drama queen-. Contestó Connor comiendose un pedazo de pizza.
Nos pasamos en su habitación hasta tarde hablando de chicos lindos cuando de pronto Connor se desanimó un poco. Estaba recostado con las manos en la cara.
-¿Qué pasa?-. Pregunté preocupada.
Era raro que Connor estuviese así.
Suspiró.
-Cariño, ¿qué pasa? ¿me lo vas a decir?
Colocó su cabeza en mi hombro y se quejó.
-¿Connor?-. Cuestioné frunciendo el ceño.
Alcé su cabeza hasta hacerlo mirarme a los ojos.
-Tú eres mi mejor amiga, Nat. Te voy a confiar esto pero no se lo cuentes a nadie
-Sabes que no lo haré
-Me gusta un chico-. Soltó luego de 1 minuto en silencio.
-¡Eso es asombroso! ¿Qué tiene de malo?
Suspiró otra vez y se apoyó contra el espaldar de su cama e imité su gesto.
-Comenzamos a salir pero luego él decidió alejarse porque piensa que nadie lo verá bien. Es decir, no quiere salir del closet por decirle de una manera
Lo escuché atentamente.
-Vaya, lo siento mucho cariño. Es un idiota pero yo sé que no te rendirás. Sigue detrás de él y si son el uno para el otro estarán finalmente juntos
-Gracias cariño, trataré.
-¿Cómo se llama el afortunado?
-Mark -. Contestó sonriendo.
-Pues Mark estará contigo, ya lo verás
-Eso espero, ¿y tú qué? Te he visto extraña últimamente.
Me quedé pensando un rato.
-No sé a qué te refieres
-Natasha-. Me miró acosadoramente.
-Creo que me gusta Brad-. Solté sin pensarmelo más.
-¿Qué? ¿Brad?
-Sí-. Hice una mueca.
-Bueno, para serte sincero lo veo más diferente a él. Será que lo estás cambiando poco a poco-. Dijo subiendo y bajando las cejas.
-No digas eso-. Dije sonrojandome.
-¡Te sonrojaste! ¡Pero qué tierna!-. Me agarró los cachetes.
-Pero dije que es una posibilidad
-Sí lo sé, pero acabas de confirmarmelo cuando sonreíste y te sonrojaste
-¡No es cierto!
Mi laptop sonó debiendose a que me había llegado un e-mail.
Me acerqué y miré detalladamente de qué se trataba.
Era un vídeo que Brad me había envíado con un mensaje.Aquí está el vídeo del día de la fiesta y el reto. La única que lo va a tener eres tú porque yo lo borré de todas partes. Haz lo que quieras con él. Saludos
-BradMe quedé sorprendida.
-Vaya, sí que ha cambiado-. Dijo Connor.
Sonreí y le contesté.Gracias, muy amable de tu parte.
-Eso que no estabas segura que te gustaba
-Ya cállate, ConnorEsa noche me dormí pensando en Brad... otra vez.
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Entre el Odio y el Amor
Teen FictionBrad es un joven algo egocéntrico que se fija en la única chica que no suspira por él. Un chantaje de su parte hace que la delgada línea que hay entre el odio y el amor se rompa, siendo el destino el encargado de unir o separar estas dos vidas.