Otro día que me encuentro sentada en la misma mesa de siempre en la escuela. La única diferencia de que Connor no está con nosotras en el día de hoy por amanecer enfermo.
-Quisiera irme corriendo-. Dije con tono aburrido.
-¿Cortamos clase?-. Preguntó Katherine con sonrisa malévola y acercandose a mi cara.
-¿Estás loca? Si mi mamá se entera me mata
-No se enterará, Kristal
-No me llames por mi segundo nombre-. Respondí de mal humor- y mi respuesta es no, Katherine Wilson
Katherine se alejó de mi rodando los ojos.
-Entonces vayamos al Centro Comercial-. Dijo con los ojos brillando- cuando salgamos, claro-. Aclaró rápidamente.
-Está bien, le avisaré a mamá.
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A la hora de la salida nos dirigimos al auto de Katherine hasta el Centro Comercial.
Todo transcurrió normal, caminamos por todo el enorme edificio y comimos algo. Lo que no sabíamos es que iba a ocurrir algo de lo peor.
-Katherine, ¿dónde está el auto?
-Lo dejamos justo aquí-. Contestó despreocupada señalando el lugar.
-El auto no está, Katherine-. Dije asustada.
-No, no, no. Natasha, a lo mejor me confundí. Estará por otro lado-. Dijo sin una gota de preocupación.
Estuvimos una hora buscando el auto pero no estaba por ninguna parte.
-¡No, no, no! Debe estar por allá. No buscamos por allá, Nat-. Dijo aterrada Katherine.
-¡Katherine! Acéptalo, el auto no está
-No puede ser...
-Que no cunda el pánico, Kath. Vamos a calmarnos...
-¡Se robaron el auto!-. Gritamos las dos a la misma vez.
-Pero ¿cómo es posible?-. Exclamó aterrada Katherine.
-Oh no, ¿qué vamos hacer ahora?
-Ya es de noche. Tendremos que irnos en taxi y hablaré con mamá en casa sobre esto-. Contestó Katherine ansiosa.
Teníamos algo de mala suerte esa noche porque los taxis no se querían parar.
-¡Vamos, maldita sea!-. Exclamé a los autos que pasaban como si nada.
-Calma, Nat. Dejame esto a mí...
¡Carajos, parense de una puta vez! ¿¡No entienden que estamos aquí solas!? ¡Por eso es que no les pagan lo suficiente! ¡Malditos!
-La que habla sobre calma-. Dije rodando los ojos.
-Natasha, cariño. Tendremos que irnos caminando-. Dijo haciendo una mueca.
-Vaya... vamos-. Contesté suspirando.
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-¡Dios mío! ¿Por qué? ¿Ah? ¿Por qué? Solo queríamos distraernos un poco-. Cuestionó Katherine mirando al cielo.
-Katherine, tranquila ¿sí?
Estabamos a mitad de camino y Katherine no se callaba. De momento sentí una gota que provenía desde donde ella estaba.
-Ew Katherine, no me escupas-. Dije ya malhumorada.
-¡Yo no te escupí!
-No me digas, entonces ¿una gota mágica cayó en mi cachete?
-¡No me escupas de vuelta!
-¡No te escupí!-. Respondí.
-Un momento...
Miramos hacia el cielo que se estaba tornando de un oscuro gris y es entonces cuando nos dimos cuenta que estaba comenzando a llover.
-¡Corre, corre!-. Grité a Katherine.
-Ay Dios mío, ¿algo más?
Nos ocultamos debajo de un pequeño techo de una tienda. Estabamos agotadas y con mucha calor.
-¿Quieres agua, Kath?
-Sí, por favor-. Dijo suplicante.
Fui a buscar la botella de agua en mi mochila cuando me doy cuenta de algo...
No tenía agua.
-Hmm, ¿Kath?
-¿Huh?
-No traje agua hoy-. Hice una mueca.
-¿Qué? ¿Específicamente hoy, Nat? No puedo creerlo.
-Vamos a aquel sitio. Deben vender algo de beber y de una vez nos refrescamos con el aire acondicionado-. Dije señalando un pequeño establecimiento cerca de nosotras.
Pensamos que el robo, la lluvia y los taxis era lo único malo de ese día pero no lo era. Entramos al establecimiento y era el lugar más caluroso. Lo bueno era que sí tenían bebidas y por lo tanto Kath y yo compramos para nosotras. Continuamos caminando deseando que algo bueno pase. Me amarré mi cabello ya sudado para poder sentir más la poca brisa que hacía.
-Casi llegamos-. Dijo agotada Kath.
Después de unos cuantos pasos más llegamos a la casa de Kath en donde mi mamá me iba a buscar.
-¿Cómo les fue hoy?-. Preguntó mi mamá cuando me monté en el auto.
-No me preguntes, fue un día de completa mala suerte-. Contesté suspirando fuerte.
-Está bien, cariño. Luego me explicarás-. Dijo riendose.
Llegué por fin a mi casa y pude ponerme cómoda.
Al finalmente poder cargar mi celular lo verifiqué y tenía un mensaje de texto de Brad que decía:No puedo parar de mirarte.
Sonreí y le contesté:
No te ví hoy.
Quise dejarte sola. Fue bastante con la semana que estuvimos juntos.
No me molesta que estés conmigo.
Me alegra saberlo.
Me quedé leyendo una y otra vez el mensaje.
Nos vemos mañana :)
Contesté sin pensarlo.
Buenas noches, Nat.
Dejé el celular encima de la mesita y me dediqué a sonreír mientras miraba el techo.
Me gusta Brad, no puedo ocultarlo.
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Entre el Odio y el Amor
Teen FictionBrad es un joven algo egocéntrico que se fija en la única chica que no suspira por él. Un chantaje de su parte hace que la delgada línea que hay entre el odio y el amor se rompa, siendo el destino el encargado de unir o separar estas dos vidas.