Capítulo 3

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  Me desperté por una luz que provenía de la ventana, al parecer se me olvidó cerrar las cortinas ayer. Qué más da.
  Me levanté de la cama para cepillarme los dientes y luego dirigirme a la cocina a desayunar. Al parecer mis padres se fueron a trabajar temprano como siempre.
  Me quedé viendo televisión hasta que me aburrí y decidí que no tenía más opción que irme al Centro Comercial. Me bañé y me vestí con un traje color vino y unas sandalias plata. Bajé las escaleras y cerré la casa para ir a buscar un taxi.
-Hacia Westfield Mall, por favor-. Le dije al conductor del taxi.
-Por supuesto-. Contestó el conductor mirándome a través del espejo retrovisor. De un momento a otro abrió los ojos como platos.
  Oh no, es obvio que me reconoció.
-Señorita Natasha ¿Cómo está? ¿Y sus padres?
-Estoy muy bien y mis padres igual, gracias por preguntar-. Contesté en un tono nada agradable.
-¿Se va de compras?
-Sí señor, ese es el plan-. ¿A este que le importa?
-Me parece genial-. A mí no me importa si le parece genial o no que me lleve ya de una vez.
  Por lo menos agradecí que este señor no siguió haciendo preguntas como si fuera un agente secreto porque si no hubiera buscado la manera de tirarme del auto.
  Cuando llegamos le di su dinero y me dirigí al Centro Comercial. Me pasé toda la tarde comprando ropa, zapatos, accesorios y ahora me encontraba caminando a través de los pasillos del centro comercial y vi unas vans que me encantaron. Entré para mirarlos más de cerca cuando escuché una voz que causó que me petrificara. Giré lentamente mi cabeza hacia la dirección que provenía la voz y exactamente era de la persona que menos me quería encontrar ahora. ¿Es que mi suerte no puede ser mejor? Me dirigí rápidamente hacia la puerta para que no me viera.
-Hola Nat-. Me saludó cuando estaba a punto de abrir la puerta.
-Mierda-. Murmuré.
  Me giré hacia él con una sonrisa más falsa que las nalgas de la cajera.
-Hola Brad
-¿Cómo estás?-. Preguntó acercandose más a mí.
-Bien, estaba a punto de irme porque tengo prisa. Nos vemos luego-. O mejor nunca. Giré a punto de abrir la puerta pero lo escuché hablar otra vez.
Hizo un sonido de desaprobación y dijo:
-No lo creo, ¿por qué traes tantas bolsas? Es obvio que estuviste de compras tranquilamente y tratas de huir de mí-. Dijo con una sonrisa juguetona- pero no te va a funcionar
-¿A qué te refieres?-. Pregunté ya irritada.
-Te irás conmigo a tomar un café
-¿Y si no quiero?
-Vendrás conmigo-. Afirmó con una sonrisa.
-¿Qué te hace pensar eso?
-Porque estoy seguro que no querrás que toda la escuela vea el vídeo del mejor baile que te han hecho en tu vida.
-¿Cuál vídeo?-. Pregunté ya asustada.
-El vídeo que Liam grabó cuando yo estaba cumpliendo mi reto
  Me quedé sorprendida, con ese vídeo toda la escuela se reirá y pensarán las cosas mal. No me lo creo, ¿estará mintiendome? Es que no lo sé porque en ningún momento miré hacia los lados.

Porque estabas muy ocupada mirando el cuerpo de Brad ¿no? Cállate consciencia.

-Entonces, ¿vienes o no?
-Eres un idiota-. Dije enojada.
-Llámame como quieras-. Dijo riéndose- vámonos.
  Nos dirigimos hacia una cafetería que había cerca dentro del centro comercial. Nos sentamos y esperamos por algún mesero. Mi cara parecía que iba a matar a alguien, es más, a él.
-¿Qué te ocurre?-. Me pregunta.
-¿Qué me ocurre? Que quería tener un día tranquilo y tú viniste a arruinarmelo-. Contesté cruzandome de brazos.
-¿Sólo por invitarte a un café, Natasha?
-Sí y es por medio de chantaje, Brad
-Tengo que hacerlo así porque eres una chica muy difícil
  Rodé los ojos y llegó el mesero.
-¿Qué desean?
-Dos cafés por favor-. Pidió Brad.
-Está bien, ¿desean algo más?-. Ofreció el mesero mirándome y sonriendome.
-No, eso es todo-. Contestó Brad serio.
  El mesero se retiró y nos quedamos en silencio Brad y yo.
-¿No dirás nada?
-¿Acaso yo quería venir a tomar un café contigo?
-Quisiera que me dieras tu número de teléfono-. Dijo sonriendo.
  Me quedé sorprendida por estupenda petición, noten el sarcasmo.
-Ni loca te lo daría
¿Por qué el mesero no se apuraba?
-¿No? Entonces yo lo conseguiré por mi cuenta-. Dijo confiado.
-¿Por qué siempre estás detrás de mí?
-Me pareces interesante. Nunca una chica me desprecia.
-Para que veas que no todas somos iguales-. Terminé de decir cuando el mesero por fin llegó.
-Dos cafés y un flan de queso para la señorita
-Pero yo no pedí flan-. Dije con el ceño fruncido.
-Cortesía de la casa-. Dijo el mesero guiñandole un ojo.
-Oh, gracias-. Dije sonriendo.
-Si necesita algo más digamelo
-Claro-. Contesté.
-Ella no quiere nada más, gracias-. Dijo Brad con los puños cerrados y mirándolo con el ceño fruncido.
-Brad tranquilo ¿Qué te pasa?
-Que él se vaya a hacer su trabajo y no siga coqueteando-. Dijo aún con los puños cerrados.
-No es de tu incumbencia-. Dije comenzando a beber de el café.
Nos quedamos bebiendo el café callados a excepción de algunas veces que Brad trataba de sacarme conversación pero ya él me había enojado lo suficiente para querer hablarle.
  Terminamos y el mesero vino a traer la cuenta y me dejó un papelito. El papelito decía un nombre y un número de teléfono. Brad lo vio y volvió a fruncir el ceño.
-¿Acaso no tiene otra cosa que hacer?-. Gruñó.
  Rodé los ojos y guardé el papelito en la cartera y al parecer eso lo enojó más. Estúpido, completamente estúpido. Nos levantamos de la mesa y salimos.
-Bueno, ya hice lo que querías. Adiós.-. Dije para luego comenzar a caminar.
-Mejor dicho nos vemos en la escuela-. Escuché que dijo detrás de mí.
  Me dirigí hacia afuera para coger otro taxi. Llegué a mi casa totalmente agotada y me puse a desempacar todo lo que compré para luego darme un baño y así poder prepararme para tratar de dormir ya que mañana había que ir a la escuela. Me acomodé en la cama para buscar el sueño pero se me hacía difícil. Yo debo conseguir ese vídeo si no estaré perdida.
Pero... ¿cómo?

Entre el Odio y el AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora