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acto 1; capitulo 1
E L C O M I E N Z O D E T O D O
DIANA JAMES nunca había sido una estudiante sobresaliente. Ella era, en todos los sentidos de la palabra, normal. Nunca se había considerado una persona extraordinaria; lo único que podía considerarse extraordinario de ella era el hecho de que tenía una bruja por madre. Y a pesar de ello, Diana jamás se había considerado mejor o más especial que el resto de la población por esto. Había mucha gente en Inglaterra, y alrededor del mundo ya que nos ponemos, con algún tipo de sangre mágica corriendo por sus venas.
Diana había pasado los últimos seis años de su vida siendo solo una persona mas. Una mas de los estudiantes que que vestian de azul, rojo, amarillo y verde, pero ella estaba perfectamente bien con ser solo alguien mas. De todos modos, nunca le había gustado ser el centro de atención, siempre había preferido pasar desapercibida, mezclarse con la gente sin que estás se girarán a mirarla cada vez que pasaba o que hacia algo como pasaba con algunos de sus compañeros. Todo esto cambio durante su último año en Hogwarts.
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Diana no tenia la intención de quedarse dormida, al igual que tampoco había querido quedarse despierta hasta tan tarde como lo había hecho la noche anterior, pero sus compañeras habían comenzado a hablar y a explicarse el verano como si no fueran a tener tres meses para hacerlo, cosa que hizo que le fuera imposible dormirse. Cuando por fin decidieron que todo lo importante ya se había dicho, ya era muy tarde. Y esto fue lo que llevo al problema con el que se había encontrado la chica esa mañana: no había podido despertarse. Y ahí estaba ella: Diana James corriendo por los largos pasillos del castillo de Hogwart, con su cabello rubio volando tras ella mientras ella intentaba llegar al lugar en el que se impartía la primera clase de su último año. Rezó a quienquiera que sea que estuviera ahí arriba para que su profesor no estuviera muy enfadado o decepcionado con ella, porque, honestamente, esa no era la manera en la que la chica había planeado empezar su último año de estancia en el castillo. Pociones con Gryffindor no era algo horrible para los de su casa, por lo que no había ninguna razón por la que alguien llegaría tarde. —¡Lo siento, profesor!—dijo jadeando cuando llegó al aula de pociones—¡Llego tarde! Se incómodo un poco al sentir todas las miradas sobre ella. No estaba nada acostumbrada a tener tantas miradas sobre ella a un mismo tiempo. —Esta bien—dijo el profesor, sacudiendo la cabeza ligeramente en dirección a la chica—Lo crea usted o no, no es la única en llegar tarde hoy, señorita James. Ahora sientese para que podamos continuar con la clase. Creo que serás capaz de encontrar tu sitio sola Diana sonrió tímidamente y se dirigió hacia la única mesa libre. Noto que ninguno de los asientos estaba ocupado, lo que significaba que había alguien que llegaba aún mas tarde que ella. Dejó su bolso sobre la mesa al sentarse y comenzó a sacar lo que necesitaría, su libro de pociones, una pluma y un pergamino.
Slughorn apenas había comenzado a hablar antes de ser interrumpido una vez más por otra voz, esta vez una masculina.
—¡Lo siento, profesor! ¡Me he quedado dormido! Todo el mundo se giró para ver cómo James Potter entraba al aula y le sonreía al profesor. Miró a su alrededor y les dirigió una mueca a sus amigos, Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew que se reían de su mejor amigo. —No hay ningún problema, señor Potter, no hay ningún problema. Espero que puedas encontrar tu sitio por ti solo—dijo el profesor, riéndose del chico entre dientes.
El chico nego con la cabeza mientras e dirigía hacia el único asiento disponible en toda la clase. —De acuerdo, antes de dar comienzo formalmente a la clase, deben ustedes saber que la distribución de los asientos tomada hoy es definitiva e intransigente. La persona sentada junto a vosotros será vuestra compañera en la asignatura hasta el final del curso.
Diana pensó que podría haber sido peor. Podría haber estado junto a alguien que fuera terrible haciendo pociones, se sentía aliviada pues James Potter era lo suficientemente bueno en Pociones como para que a ella no le preocupara el hecho de que algo explotara durante el tiempo que estarían trabajando juntos. —Hola—la saludo James con una pequeña sonrisa en su rostro mientras se sentaba en el asiento junto al suyo. Diana se limitó a responderle con un gesto de cabeza—Bueno, soy James—dijo él, intentando iniciar una conversación. Si iba a tener que trabajar con ella durante todo un año lo mejor sería que comenzarán a conocerse. James no sabía muchas cosas sobre la gente que no pertenecía a su círculo de amigos o que no pertenecían a su casa, Gryffindor. La chica sentada junto a él no era parte de su círculo de amigos y tampoco era parte de su casa, su corbata mostraba los colores de la casa de Ravenclaw, por lo que no sabia absolutamente nada de ella, ni siquiera su nombre, y mira que eran del mismo curso y a lo largo de los años habían compartido algunas clases.
Diana no le respondió al chico, sino que continuo tomando nota de lo que el profesor decía. Después de todo, ella era parte de Ravenclaw y tenía una reputación que defender. —Esta es la parte en la que me dices tú nombre—dijo el chico. —Diana James—le contesto ella con brusquedad sin echarle ni un vistazo. —Eso es genial. ¡Mi nombre y tu apellido son el mismo!—dijo James con una sonrisa. Ante ese comentario, la rubia se limitó a asentir. —No eres muy habladora—noto el chico. Mas que una pregunta, esa frase había sido una afirmación—Bueno, ¡habrá que cambiar eso!
