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acto 2; capitulo 1

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acto 2; capitulo 1

S E A   E S T O   L O   Q U E   S E A

—¿ASÍ QUE NO vamos a hablar sobre lo ocurrido?—susurró James, con la atención puesta en la chica sentada junto a él.

Para su decepción y mala suerte no recibió como respuesta más que silencio. Diana continuaba escribiendo cada palabra que salía de los labios del profesor.

James suspiró y trató de prestarle atención a Slughorn sin conseguirlo realmente. Sacudió la cabeza, como si de esa manera pudiera mantener su mente alejada de lo que ocurrió unas noches atrás.

—Bien, muchachos, espero vuestro trabajo sobre el Felix Felicis sobre mi escritorio antes de que acabe la semana. Ya podéis marcharos.

Los estudiantes rápidamente recogieron sus cosas y se apresuraron a salir del aula. Menos Diana. Y James, que espero pacientemente a que la chica guardara sus cosas en su bolso.

—Vamos, Di—dijo James, exasperadamente, mientras la seguía fuera del aula. Diana caminó tan rápido como sus piernas se lo permitieron, pero a James no le costó igualarle el paso. La correa de su mochila empezaba a deslizarse por su hombro, pero no le prestó atención—Al menos mírame.

—Ahora mismo no puedo hablar contigo, James. Tengo clase—le dijo Diana, que caminaba con la cabeza baja tratando de evitar chocarse con 3l resto de estudiantes.

—No me mientas. Se que tienes un período libre ahora—dijo James, deteniéndose frente a ella—Solo... Por favor, hablemos—pidió, mirándola de manera suplicante.

Diana suspiró.

—Esta bien.

Los dos caminaron en silencio hacia uno de los muchos patios del castillo. los estudiantes estaban dando vueltas, ocupándose de sus propios asuntos, pero algunos no pudieron evitar notar la tensión que rodeaba a la pareja.

No hacia falta ser un genio para notarla.

James caminaba con la mandíbula apretada, y bajo sus ojos había unas grandes, pesadas y oscuras ojeras. Diana ni siquiera se atrevía a mirar a James. Sus ojos estaban fijos en el frente y cuando los desviaba, los dirigía a sus pies. Además de eso, había una significativa distancia entre ambos. Estaban tan lejos el uno del otro que cualquiera podría caminar entre ellos sin ningún problema.

En cuanto llegaron a uno de los patios interiores del castillo, Diana se sentó sobre uno de los bancos y dejó caer su bolso junto a ella.

James se detuvo frente a ella, separado por unos cuantos pasos aunque mantenía la distancia.

—¿Podemos hablar de ello ahora?—preguntó James, pasando una de sus manos por su, ya desordenado, cabello—¿Por favor?

—¿Que quieres que te diga?—susurro Diana lo suficientemente fuerte como para que él la oyera, mirándolo cansada.

—No lo se—contestó James, metiendo sus manos en los bolsillos de sus pantalones. Había insistido mucho en hablar del beso, y ahora que lo iban a hacer, no tenía ni idea de que decir—Algo. Cualquier cosa. Sólo quiero que me hables, Di.

—Es sólo que yo...—dijo la chica vacilando—¡No sé qué hacer a partir de ahora, James!

James se quedó en silencio. Conocía a Diana cómo la palma de su mano, y sabía cómo era cuando se ponía cuando empezaba con una de sus infames divagaciones. Y James sabía cuándo debía mantenerse en silencio y escucharla y cuando debía seguir hablando. En esa ocasión, la primera opción era la indicada.

»Antes de conocerte estaba perfectamente, ¿vale? Si, es verdad que mis años en Hogwarts no han sido los más emocionantes, exactamente, pero yo estaba bien. Me conformaba con ser solo una más, me gustaba. Estaba lista para graduarme y marcharme de aquí, sin ningún drama o problema en mi historial. Estaba perfectamente—dijo, casi sin respirar, preocupando a James quién aun así la dejo seguir—Entonces llegaste tú y lo arruinaste. Lo has arruinado todo. Te metiste en mi vida, pensando que eras increíble, con ese plan absurdo en el que ni siquiera quería participar y insististe hasta que acepte.

—¿Por qué lo hiciste si no querías?

—Al principio, por Carson. Pero ahora... Ahora ya no lo sé. No sé qué hacer ni como sentirme—respondió Diana—Maldita sea, ni siquiera sé dónde nos deja esto.

James se quedó allí, tratando de procesar todo lo que la chica acababa de decirle.

Diana esperó a que James dijera algo, pero cuando no lo hizo se desanimó.

»No te preocupes, ya sé que solamente fue un error. No significó nada.

—Me temo que eso no lo decides tú, Diana—rió James, mirándola con una pequeña sonrisa reconfortante en el rostro.

El sol brillaba con fuerza detrás suyo, dándole un resplandor casi dorado que hizo que Diana perdiera el aliento por unos cuantos segundos.

—¿Q...qué?—tartamudeó la rubia, mirándolo confundida.

—Fui yo quien te besó—dijo James, caminando hacia ella sin que sus ojos abandonaran los ojos azules de Diana—Te bese y soy yo quien decidira si fue un error o no.

—¿Y?—susurró Diana, tratando de no albergar demasiadas esperanzas.

James se arrodilló delante de ella, haciendo que su cara quedará ligeramente a la altura de la de la chica.

—No lo fue—concluyó, buscando en los ojos azules de la Ravenclaw cualquier tipo de emoción—Mira, yo tampoco tengo ni idea de lo que está pasando. No sé qué es esto, y tampoco sé qué somos nosotros. Pero lo qué sé, y estoy seguro de ello, es que no me arrepiento de nada.

—Entonces, ¿dónde nos deja esto?

—Sea lo que sea; seamos lo que seamos—dijo el chico, señalándose a los dos—Lo descubriremos juntos, ¿de acuerdo? No creo que las cosas cambien tanto, sólo que ya no tendremos que fingir tanto como antes.

𝖎𝖘𝖘𝖚𝖊↝james potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora