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acto 2; capitulo 2

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acto 2; capitulo 2

U N A  C O N V E R S A C I Ó N  D E  P O S T - R E U N I Ó N

—Y AHORA, A MENOS que tengáis alguna pregunta, preocupación o que queráis plantear alguna sugerencia para mejorar la vida de los estudiantes de Hogwarts, hemos terminado por hoy.


Los prefectos se miraron entre sí y luego miraron a las dos personas que encabezaban la mesa. Sus bocas se mantuvieron cerradas. Lily Evans los miró, expectante, sentada rígidamente en su asiento. Junto a ella, James Potter se inclinó hacia atrás en su asiento, con sus ojos vagando de los prefectos a la puerta cerrada tras ellos. No se escuchaba ningún sonido en la habitación, exceptuando el de su pie golpeando repetidamente el suelo.

» ¿Nada? Muy bien, podéis marcharos. Oh, y por cierto, quiero informes sobre los puntos que les sumáis y restáis a otros estudiantes de ahora en adelante. Y mientras los hacéis, pensad en como podríamos decorar el castillo para las fiestas—suspiró Lily, dejando su pluma sobre la mesa.

Inmediatamente, todos empezaron a guardar sus cosas. Los prefectos se marcharon rápidamente, murmurando una despedida hacia James y Lily.

Lily sacudió la cabeza con irritación, arrugando sus cejas. James se rio de su expresión.

—Todavía no te acostumbras, ¿eh?

—¿Por qué no se lo toman más enserio? ¿No saben que ser nombrado prefecto es un honor y que deberían ser lo suficientemente responsables para...?—soltó la pelirroja, apenas respirando.

—Oye, Evans—dijo James acercándose a ella y poniendo sus manos sobre los hombros de la chica—Respira.

Lily cerró los ojos y respiró profundamente tres veces, sintiendo que se tranquilizaba. Su aliento se quedó atrapado en su garganta al abrir los ojos y encontrarse con los profundos ojos de James Potter observándola fijamente. Lily tragó saliva al sentir el peso de las palmas caliente de James sobre sus hombros.

—¿Estas bien?—incapaz de producir ningún sonido, la pelirroja asintió. James quitó sus manos de sus hombros y retrocedió unos cuantos pasos—Relájate, Evans. No tienes que estar respirando en sus cuellos todo el rato. No necesitan ese tipo de presión. Los prefectos son estudiantes, igual que tú y que yo. No puedes esperar que den más de lo que se les pide. Hogwarts ya es lo suficientemente estresante por si sola.

—Lo sé. Es solo que tengo la sensación de que todos podríamos hacerlo mejor.

—Sin embargo, tienes que dejarlos vivir un poco, ¿de acuerdo?—preguntó James recibiendo un asentimiento de mala gana de parte de Lily. Ella jugueteo con las correas de su bolso mientras murmuraba su respuesta—¡Genial!—James sonrió, se giró y se dirigió hacia la salida—Ya nos veremos por ahí, Evans.

James ya se encontraba fuera de la clase cuando oyó a Lily llamarlo.

—¡James, espera!

James se asomó por la puerta para mirarla.

—¿Qué?

—¿Puedo preguntarte algo?

—Eh, claro—dijo el chico, volviendo a entrar en la clase—Pero que sea rápido. Tengo que encontrarme con Diana en un rato.

— Claro, uhm, si—asintió Lily, con los ojos clavados en sus zapatos—¿Cómo os va a vosotros dos?

—Estamos de maravilla—sonrió James, con las esquinas de sus ojos arrugándose tras las gafas. Un leve rubor se extendió por sus mejillas—Si, nos va muy bien.

—¡Eso es genial!—respondió Lily, demasiado rápido, mirando a James.

—Si—coincidió James, metiendo las manos en los bolsillos de sus pantalones, al mismo tiempo que miraba la puerta—¿Eso era lo que querías preguntar? Porque, de verdad, no quiero hacer esperar a Diana.

—Una chica afortunada—murmuró Lily—Mira, James, no es secreto para nadie que antes te gustaba.

Las cejas de James se levantaron ante las palabras de Lily, que se rascó la nuca nerviosamente.

—Uhm, sí.

—Quiero saber qué pasó, sólo eso.

—¿Qué quieres decir?

—¿Cómo lo has superado tan rápido?—preguntó Lily con una voz fría y exigente, sentada en una de la sillas de madera oscura. Sus manos suavizaban las arrugas invisibles de su falda, aunque rápidamente las dejo sobre su regazo. Sus ojos verdes atravesaron al chico.

James dio un paso atrás, sorprendido por la pregunta, al mismo tiempo que todo su cuerpo se tensaba y se le erizaba el vello de los brazos. La luz del sol entraba por las altas ventanas de la sala de reuniones de los prefectos y él no quería hacer nada más que salir de ese sitio.

James se había quedado sin palabras. Abrió y cerró la boca un par de veces, sintiéndola seca. Se metió las manos más profundamente en los bolsillos, mirando a su alrededor, excepto a la chica pelirroja frente a él. Sus ojos se proyectaron en todos los muebles de la habitación; desde la larga mesa de caoba, al suelo, al techo, a las estanterías y después a las sillas descuidadamente esparcidas alrededor de la mesa.

El silencio los envolvió a ambos y Lily quiso retractarse de la pregunta que acababa de lanzar. Pero no podía hacerlo, porque ya la había hecho. Desde donde estaba sentada podía ver lo tensó que estaba James y notaba como él evitaba su mirada.

—Lo siento, no debería haber preguntado—dijo Lily, sacudiendo la cabeza. Oh, como deseaba poder ser tragada por la tierra bajo ella para librarse de la vergüenza—Ignora todo lo que te he dicho. Ha sido una pregunta muy tonta.

—No, está bien. Es solo que me ha sorprendido—dijo James, notando el nerviosismo de Lily—Honestamente, yo...

—No debes responder si no quieres, por cierto. Se que es una pregunta incómoda, no te preocupes—lo cortó Lily, sacudiendo sus manos de un lado a otro con fuerza.

Oh, cómo deseaba ser tragada por la tierra debajo de ella para salvarse de la vergüenza.

—No, no, responderé. Supongo que te mereces saber lo que pasó—Lily respiró profundamente, preparándose mentalmente, mientras James se sentaba en la silla junto a la suya—Te amé, Lily. De verdad que sí—empezó. Lily abrió la boca para decir algo, pero James la cortó antes de que pudiera decir algo—Pero entonces, Diana apareció, y cuánto más la conocía me di cuenta de que hay más en la vida que esa única chica. Sin ánimo de ofender. Cuando conocí a Diana pensé: Está chica es increíble, sería muy tonto si no hiciera nada al respecto. Así que... Si. Nunca tuve una oportunidad contigo de todos modos, y no quería seguir perdiendo el tiempo. Sin ánimo de ofender otra vez.

—No me ofendo—respondió Lily. Por unos segundos, ambos permanecieron en completo silencio, procesando lo que James acababa de decir—Merlín, debes odiarme—dijo Lily, soltando una risa amarga, arrugando la tela de su falda.

—No, no te odio—dijo James, dedicándole una suave sonrisa.

—¿Por qué? He sido horrible contigo.

—Yo tenía la culpa. Nunca te dejé en paz, ¿verdad?—rio James, sacudiendo la cabeza para si mismo.

—Igualmente—dijo Lily, empezando a ahogarse—Podría haber sido más amable contigo.

James notó como los ojos de Lily se llenaban de lágrima.

—Esta bien. Honestamente, debería haber captado todas las indirectas, y saber que nunca tuve ninguna oportunidad contigo—le tendió su pañuelo a Lily, que lo aceptó de mala gana y se limpió las lágrimas con los bordes—Además, el rechazo construye el carácter, ¿verdad?—bromeó James, dándole un suave golpe con el hombro a la chica. Lily se rio a medias—No te sientas demasiado culpable. En cierto modo, ayudaste a convertirme en la persona que soy hoy. Y no se tú, pero yo creo que soy bastante genial.

—Lo eres—dijo Lily—Diana tiene mucha suerte de tenerte—la pelirroja miró sus manos—Lo siento, James. De verdad, lo siento. Te traté horriblemente a pesar de que nunca tuvimos una conversación decente.

—No pasa nada.

—Sabes, si te hubiera conocido bien, probablemente te habría dado una oportunidad—dijo Lily, mientras las comisuras de sus labios se movían ligeramente hacia arriba.

—Bueno, todavía podríamos conocernos bien.

—¿Qué?—preguntó Lily, parpadeando para alejar sus lágrimas.

—Como amigos, quiero decir—explicó James, encogiéndose de hombros y mirando a Lily con una expresión que ella no podía entender.

—Si, amigos. Eso sería genial.

𝖎𝖘𝖘𝖚𝖊↝james potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora