𝖎𝖘𝖘𝖚𝖊↝james potter

viii.

┃ISSUE

acto 1; capitulo 8

L A  P R I M E R A  C I T A 

—TENEMOS UNA VISITA a Hogsmeade este fin de semana—declaró James mientras se dirigía al aula de Pociones junto a Diana. El brazo de James estaba cubriendo casualmente los hombros de Diana y ella hacía todo lo posible por no encogerlos.

—Lo sé, James. ¿Por qué me lo dices? —preguntó ella, mirando a James expectante.

—Vamos a tener una cita—dijo James, sonriendo al ver la expresión incrédula de Diana.

—James, ¿cuántas veces tengo que recordarte que en realidad no estamos saliendo? —susurró Diana con dureza, mirando a James con suavidad.

—Yo lo sé, pero ellos no—dijo el chico, haciendo referencia a la población estudiantil de Hogwarts—Tenemos que mantener las apariencias, Diana.

—Si, pero estoy bastante segura de que no tenemos que estar juntos todo el rato—dijo la chica, poniendo los ojos en blanco.

—Once—declaró Potter, mirando a Diana seriamente.

—¿Disculpa? —preguntó ella, levantando las cejas.

—Es la undécima vez que me pones los ojos en blanco y aún no ha pasado el mediodía.

—No sabía que las contabas.

—Bueno, lo has hecho tantas veces que no puedo evitarlo—dijo James con una pequeña sonrisa mientras se encogía de hombros—De todos modos, ¿Hogsmeade?

—Una de nuestras reglas básicas es nada de citas, ¿recuerdas?

—Mira, no pienses en ello como una cita. Piensa en ello como una amistad improbable pasando el rato. Porque eso es lo que es para los dos—dijo James, dándole un ligero empujón.

—Bien—contestó Diana, poniendo los ojos en blanco, pero riéndose ligeramente—Sin embargo, pagas tu.

—No habría sido de otra manera, amor—se burló James—Por otro lado... Doce.

—Cállate, James.

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—CUANDO DIJISTE QUE íbamos a tener una cita esto no era lo que yo me había imaginado—dijo Diana a regañadientes, desplomándose en una de las muchas salas de espera de la tienda de ropa de magos Gladrags.

—Quiero tu opinión sobre algunos de estos—habló James desde el interior de uno de los vestuarios.

—Hablando sobre la inversión de roles—murmuró Diana, riéndose interiormente de aquella situación poco común. Normalmente son las mujeres las que arrastran a los hombres a las tiendas de ropa.

—¿Qué opinas? —preguntó James, saliendo del vestuario y dando una vuelta frente a Diana. Llevaba una túnica negra con una camisa blanca formal debajo. Tenia una sonrisa en la cara mientras esperaba la respuesta de la chica.

—Te ves bien, James—le dijo Diana, mirándolo de pies a cabeza—¿Por qué necesitas una túnica de vestir de todos modos? La última vez que lo comprobé no había ningún baile.

James asintió y volvió al vestuario, decidido a comprar ese conjunto. No quería pasar más tiempo en aquella tienda y, por lo visto, Diana tampoco.

—Es para una boda. Creo que mi tío Charles se va a casar.

—Oh—dijo Diana, asintiendo con la cabeza, aunque se detuvo al darse cuenta de que James no podía verla. Se levantó de su asiento y comenzó a caminar por la tienda. Tenían una gran selección de calcetines realmente extravagantes. Se rio mientras agarraba un par de calcetines que gritaban cuando olían demasiado.

—Tal vez quieras un par de estos, Potter—se burló la chica, sosteniendo los calcetines en alto para que James los viera.

—Siegues encontrando formas para hacerme daño, Diana—dijo James, riéndose mientras sacudía su cabeza. A pesar de todo, le quitó los calcetines de las manos y se fue al mostrador a pagar por ellos y la túnica.

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—¿LA TIENDA DE TÉ DE MADAME TUDIPIÉ, en serio? —preguntó Diana, levantando una ceja mirando a James mientras entraban a la tienda.

—Tienes que admitir que es un lugar bonito.

—No es de mi estilo, sinceramente. Parece que alguien hubiera vomitado color rosa—dijo Diana, temblando.

—Eso es un poco exagerado, amor.

—No. No lo es—dijo Diana, mirando a todas las parejas tomadas de la mano y besándose junto a las decoraciones con volantes de la tienda.

—Hola, vosotros dos—dijo Madame Tudipié cuando llego a la mesa de James y Diana. El lugar estaba tan lleno que costaba mucho moverse entre las mesas—Nunca os había visto por aquí antes.

—Hace poco que comenzamos a salir—dijo James, extendiendo su mano sobre la mesa para coger la de Diana.

—Bueno, sois una pareja encantadora—comentó ella con una sonrisa—¿Qué vais a querer tomar?

—Un café normal para mí y un té de jazmín para ella—contestó James con una sonrisa.

—Sabes lo que iba a pedir—comentó Diana, sorprendida ante eso.

—Mencionaste una vez que tu té preferido era el de jazmín, así que...

—Eso es tan bonito—dijo Madame Tudipié, interrumpiendo a James—¡Qué atento! Esa debe ser la razón por la que aceptaste salir con él.

—Si—dijo Diana, riéndose nerviosamente—Además, nadie me hace reír más que él—continuó, mirando a James con una pequeña sonrisa.

—Y, la verdad es que, no hay ninguna otra opinión que me importe más que la suya—dijo James, mirando a Madame Tudipié y luego a Diana.

—Oh, el amor juvenil—suspiró ella con algo de tristeza mientras se alejaba—Tendré vuestro pedido listo tan pronto como pueda.

—Si hemos podido convencer a Madame Tudipié de que estamos saliendo creo que podemos asegurar que tenemos a todo Hogwarts engañado también—bromeo James, guiñándole un ojo a Diana.